Multitudinario y emotivo primer descendimiento

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El relato de la pasión y muerte de Cristo incorporó por primera vez la escena de los discípulos junto a la Cruz del Cristo de Burgos. Por la tarde miles de personas contemplaron la procesión del Santo Entierro

Los cofrades retiran los clavos de la piel de Jesucristo para bajarle de la cruz. Los fieles se acercaron a ver de cerca la réplica de la figura original. - Foto: Patricia González

 
 
El Descendimiento de la cruz del Cristo de Burgos, que se incorporó por primera vez al programa de la Semana Santa de la capital burgalesa, sirvió para intuir que esta cita, por la emoción que suscitó entre los asistentes, está llamada a convertirse en una de sus señas de identidad.
La imagen de la Virgen María Santísima de la Consolación, que partío de luto de la calle de Santa Águeda, llegó pasadas as 13.00 horas a los pies de la Catedral precedida por el Santo Cristo de Burgos, una réplica de la talla del siglo XIV, que tan venerada es por quienes visitan la seo burgalesa durante todo el año.
En un silencio solo roto por los aplausos de los emocionados asistentes, seis cofrades de la Hermandad del Santo Cristo, al igual que lo hicieran los discípulos, despojaron a la talla de sus vestiduras y elevaron la cruz y ante la mirada de una madre que va a perder a su hijo.
Poco después, los cofrades retiraron los clavos de la piel de Cristo para ayudarle a descender de la Cruz.  El cuerpo inerte del hijo de Dios se trasladaba en unas andas a los brazos de la Virgen de la Consolación. Los fieles, con el mismo respeto, pasar a ver de cerca la imagen del Cristo de Burgos.
Ya por la tarde, y con idéntica intensidad, los cofrades realizaron el traslado del Cristo Yacente hasta la urna de cristal que después recorrería las calles de la capital en la procesión del Santo Entierro. Una cita, esta última, que reunió a alrededor de una veintena de pasos de las distintas cofradías de la ciudad.
El buen clima fue otro de los grandes aliados del Viernes SAnto al propiciar que miles de burgaleses y turistas de todas las edades se agolparan en las calles para ver el relato de la pasión y muerte de Jesucristo.