El infortunio es un componente consustancial a cualquier accidente. En el que ocurrió ayer en el polígono de Villalonquéjar jugó un doble papel. Manuel García Carrasco, de la empresa Salmantina de Seguridad Vial, se encontraba en el recinto de la compañía API colaborando en las tareas para cargar en un camión botes de pintura destinados al reciclaje. Mientras su propio hermano, según fuentes de UGT, manejaba una carretilla para transportar palés y subirlos al vehículo, él se movía en torno a él para recoger las tapas que se caían al suelo. En un momento dado, la carretilla golpeó en un tobillo del trabajador y lo derribó. El conductor se bajó de la máquina para auxiliarle. Sin embargo, el freno de mano no se activó y el aparato siguió su camino arrollando al hombre que ya se encontraba en el suelo.

El accidente se produjo a las 9,37 horas en el exterior de la nave que tiene API en la calle Montes de Oca del polígono de Villalonquéjar. Los testigos llamaron rápidamente al servicio de emergencias 112 de Castilla y León, que envió hasta allí una UVI móvil de Sacyl. Los facultativos intentaron reanimar allí mismo a la víctima, pero fue imposible y solo pudieron certificar su fallecimiento.

Manuel García Carrasco (42 años) era sevillano, de la localidad de Tocina, donde hoy se celebrará el funeral por su muerte. Llevaba viviendo en Burgos más de una década, no estaba casado, pero tenía compañera sentimental. Su hermano era, al parecer, jefe de equipo. Estaba contratado por Salmantina de Seguridad Vial, una empresa charra dedicada a pintar la señalización horizontal de las carreteras y vinculada a API, que es la adjudicataria del Ayuntamiento de Burgos para llevar a cabo estas mismas labores en las calles de la capital.

El de ayer es el primer accidente laboral con resultado de muerte que se produce este año en la provincia de Burgos. Es el segundo de la región.