El 25% de las consultas que se realizan en Aremi son de mujeres

F.V.R. / Miranda
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El colectivo, que ayuda a la gente a recuperarse de las adicciones, atiende a 130 usuarios con apenas 35.000 euros. Ayer celebró el Día Nacional sin Alcohol con una marcha en bici

Más de 150 ciclistas marcharon ayer al convento de Bujedo para apoyar a Aremi en el XXV Memorial Rufino. - Foto: F.V.R.

El número de personas que se acercan a Aremi (Asociación de Alcohólicos Rehabilitados de Miranda) se ha incrementado, aunque desde el colectivo consideran que es pronto para ‘achacar’ ese aumento de asistencia al delicado momento económico que se está viviendo. Pero sí que se espera que, a posteriori, la crisis acabe por argumentar este cambio de cifras.

No se ‘culpa’ a directamente a este momento de falta de empleo ni de recursos, pero sí que es posible que esta misma situación haya disparado el número de personas que decidan pedir ayuda para salir de sus adicciones. Se estima que, al menos, una persona que se encuentra afectada a cualquiera de los denominados ‘policonsumos’ tarda unos seis años en solicitar ayuda, aunque puede llevar décadas consumiendo sin entender que tiene un problema.

Las estadísticas que año tras año efectúan los integrantes de este colectivo que lleva 26 prestando un servicio clave en la ciudad, son contundentes. Si hasta hace dos o tres años ya se detectaba el aumento de mujeres enfermas, a día de hoy, una de cada cuatro consultas son de féminas. De hecho, el 25% de los 130 usuarios que Aremi tiene en lo que va de 2012 son mujeres.

Pese a que todavía el año no ha acabado, se han realizado casi un centenar de consultas y 42 personas han iniciado el tratamiento. Aunque por diversos motivos, 36 de Miranda, la Comarca y de otras comunidades continúan dentro de los programas de grupo.

Para Rafael Sánchez, presidente de la agrupación social, esto tiene una doble mirada. «Por un lado es negativo, porque cualquier incremento siempre es nefasto, pero por otro, es positivo, porque las mujeres empiezan a sacudirse ese sambenito que tenían colgado», dice.

La problemática de la mujer es, justamente, en lo que Aremi busca incidir. Todavía, y pese a los avances en la sociedad, «está muy mal visto que una mujer sea alcohólica y hasta se llega a ver mejor, incluso a entender al hombre que es alcohólico, sin duda. Parece que es más aceptado, en cambio, a la mujer se le ponen más adjetivos añadidos, se la desprecia más.... parece que no cambiamos más», expresa, entre pena y fastidio.

Sánchez insiste en que a la figura femenina «no se le permite fallar». Es cierto que a Aremi acuden muchos hombres solos en busca de ayuda y que, en muchas ocasiones no tienen a nadie detrás que les acompañe, pero en el colectivo, el apoyo que brindan las mujeres a los maridos, hijos o padres es un 90% más que a la inversa. Tanto es así, que en la agrupación se desconoce la casi totalidad de parejas de las mujeres que están recibiendo ayuda terapéutica. «Conozco muy pocas parejas de las mujeres y eso es lamentable. Además, también se dan muchos casos en los que las mujeres acuden cuando la situación llega a un punto límite... aún arrastran esa famosa cruz llamada ‘que dirán’».

el 66% de presupuesto. La crisis ha frenado una gran cantidad de actividades de Aremi. La reducción del 66% de su presupuesto supone contar apenas con 35.000 euros, una suma mínima para un colectivo que recibe gente a diario buscando ayuda.

Pero sin duda, una de las actividades que se han visto recortadas por la situación económica es la del programa de Intervención en los Centros de Trabajo. Una iniciativa que tenía como impulsores, además de Aremi, a la Cámara de Comercio, Ademe y a la Junta de Castilla y León. Cada vez que aparecía un trabajador en problemas, y antes de que perdiese su empleo, actuaba Aremi. En total, su línea de acción abarcaba casi 300 empresas. Hoy todo eso ha caído, aunque el resto de los servicios (que no tienen coste para los usuarios), se mantienen, fundamentalmente las terapias de grupo.

A Sánchez lo que más le duele es «la falta de respeto que tienen todos por quienes trabajamos en estos temas. Y me refiero a políticos y a todos; nos usan y nos tiran. Somos como el patito feo en todos los ámbitos. Todavía no se entiende que se trata de una enfermedad y en 25 años no he visto cambios».