La agricultura ecológica empiezaa caer después de años de auge

G.G.U. / Burgos
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Las últimas estadísticas oficiales reflejan que hay menos hectáreas cultivadas. Agricultores y sindicatos advierten de que seguirá a la baja por la disminución de las ayudas directas a este modelo de producción

 
 
La superficie de la provincia dedicada a agricultura ecológica ha empezado a reducirse después de años de incremento continuado. La última cifra oficial disponible, la de 2012, refleja una disminución de 425 hectáreas, lo cual provocó que la superficie total cruzara por primera vez en un lustro la barrera de las tres mil hectáreas cultivadas y cayera hasta las 2.968,40. Y todo hace indicar que cuando en los próximos meses se hagan públicos los datos relativos a 2013, reflejarán una disminución todavía mayor. Algo que, tanto agricultores como sindicatos atribuyen a una única causa: el fin de las subvenciones directas a este tipo de producciones libres de todo clase de residuo químico y que, por lo tanto, se trabaja igual que hace cincuenta años, sin pesticidas o fertilizantes que no sean naturales.
Un cultivo de agricultura ecológica es más laborioso que uno convencional porque la mala hierba, por ejemplo, se quita a mano en lugar de emplear un producto químico; tampoco puede obtenerse la misma producción que en una superficie tratada y, al final, el producto que sale al mercado es más caro que el resto. Estas peculiaridades hacen que la agricultura ecológica sea menos rentable que la convencional, una circunstancia que hasta ahora se compensaba a través de convocatorias de subvenciones directas que se financiaban a través de fondos de la Unión Europea, el Estado y el gobierno autonómico. Pero, según denuncian desde UCCL, COAG y UPA, la Junta ya no convoca ayudas y eso repercute directamente en el número de fincas y explotaciones dadas de alta. El coordinador regional de Unión de Campesinos de Castilla y León, Jesús Manuel González Palacín, afirma que la «Junta lleva tres años sin convocar ayudas y según van pasando los años sin que se hayan adquirido nuevos compromisos, los agricultores hacen cuentas y ven que no merece la pena: los costes son más caros y se obtiene menos rentabilidad. La Junta tiene muy poca sensibilidad con un tema en el que Castilla y León podría ser referente». 
Palacín no solo es coordinador de UCCL, sino que tiene cultivos con el sello ecológico y explica que «el consumo anual de estos productos se incrementa entre un 6% y un 8%, pero vemos que en Castilla y León estamos a la cola de España tanto en superficie como en productores. Y es una pena, pero aquí no se está apostando por este modelo», remacha González Palacín.
El secretario de Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) en Burgos, Gabriel Delgado, emplea distintas palabras que González, pero traslada idéntico mensaje. «La agricultura ecológica está cayendo y más que va a caer. ¿Por qué? Sencillamente, porque las ayudas directas que se estaban dando están desapareciendo. Y esta agricultura puede compensar si se subvenciona, pero, si no... Es muy difícil. Requiere una mayor inversión en maquinaria y tiempo y si de una producción convencional de cereal, por ejemplo, puedes sacar 4.000 kilos, en ecológica son 2.000», apunta Delgado.
Entonces, surge la siguiente pregunta. ¿Es imposible de sostener sin subvenciones un cultivo ecológico? González Palacín, de UCCL, contesta al respecto que «imposible no es, pero sin ayudas se complica mucho porque [para sacar beneficios] hay que ir a producciones muy altas y no todo el mundo puede hacerlo. Por ese motivo se aprobó subvencionar la agricultura ecológica, no fue decidir dar ayudas porque sí como, en cambio, ocurre con la PAC en la que un 23% de los perceptores no hacen absolutamente nada». Las ayudas a este tipo de producciones estaban incluidas en las denominadas ayudas agroambientales y, en lo referido a agricultura, en las últimas convocatorias se traducía en una aportación de entre 180 y 200 euros por hectárea y en función de si el cultivo era de secano o de regadío. Y, según explica González Palacín, el pago se organizaba de manera que la UE aportaba la mitad del importe, el ministerio una cuarta parte y el otro cuarto corría a cuenta de la Junta. «Por cada euro invertido se reciben tres. La Junta ahora podría sacar una nueva convocatoria con cargo al nuevo plan de desarrollo rural», continúa el coordinador de UCCL, para destacar que, sin embargo, el gobierno se toparía con otro problema largamente denunciado por los profesionales del medio rural: que la Consejería de Agricultura todavía tiene pendientes pagos pasados de otras ayudas tanto ambientales como a la modernización de explotaciones. 
En cualquier caso, en UCCLestiman que con una partida de entre 200.000 y 300.000 euros de fondos propios, la Junta podría sostener toda la agricultura ecológica en activo en este momento en el medio rural. «Hace dos meses que pedimos una reunión con el director general de Política Agraria Comunitaria de la Junta, Pedro Medina, pero todavía estamos esperando», señala.
 
gente joven. Una de las consecuencias que, a juicio de los sindicatos, tiene o tendrá la reducción de cultivos ecológicos es que echará del campo a gente joven, dinámica y muy preparada. Es decir, quienes apostaban por este tipo de modelo de producción eran, casi siempre, personas jóvenes con otra idea de hacer las cosas y que ahora tengan que abandonar es algo que preocupa no solo por el hecho en sí, sino porque pone en entredicho el ansiado relevo generacional en el medio rural. «Y quienes se van, ya no vuelven, porque para convertir la tierra hay que esperar un mínimo de tres años y eso es mucho tiempo», afirman desde los sindicatos UCCL y UPA Burgos. El responsable de este último sindicato, Gabriel Delgado, señaló que «todavía no tenemos constancia de que estén desapareciendo explotaciones en Burgos por este motivo, porque la gente joven intenta aguantar todo lo que puede. Pero sí sabemos que están dejando hectáreas sin cultivar».
Este periódico se puso en contacto con el Consejo Regulador de la Agricultura Ecológica de Castilla y León, pero no fue posible que ninguno de los responsables diera su opinión sobre el porqué de esta bajada en el número de hectáreas cultivadas.