Pues resulta que el pastor le ganó la partida al rey

G. Arce / Quintanapalla
-

La recreación de la boda de Carlos II y María Luisa de Orleans estuvo marcada por la ausencia del zagal protagonista, que a última hora tuvo que acudir al paritorio junto a su mujer

Dicen los entendidos en historia que el matrimonio de Carlos II El Hechizado y María Luisa de Orleans, sobrina del rey francés Luis XIV, se gestó con el único anhelo de dar un heredero que sostuviese a la monarquía y todo el statu quo de aquella España de hace 336 años. Los aclamados reyes finalmente no cumplieron como padres, pero el pueblo sí. Quintanapalla, que acogió casi por sorpresa aquella boda real hace ahora 336 años, sigue recordando hoy con orgullo aquel suceso que le ubicó en la historia de España y, paradojas del destino, uno de los protagonistas, aquel pastor que rendía pleitesía al monarca enfermizo, o mejor dicho el vecino que ayer lo debía interpretar, tuvo que ausentarse de urgencia de la representación teatral porque su ‘reina’ había entrado en el paritorio... En su ausencia, que no dio tiempo a suplir salvo por una voz en off que leía el guión (la pastora tuvo incluso que dar un beso al aire ante la ausencia de intérprete), todos en el público se preguntaban si sería niño o niña el futuro heredero...

Gajes de un entrañable directo ante el pórtico de la iglesia de San Esteban Protomártir, en el que al todopoderoso arzobispo no solo le obligaban a adelantar los mil reales que el pueblo exigía a los foráneos que pedían matrimonio a las mozas de Quintanapalla, sino que se le privó del vital micrófono inalámbrico justo en el momento cumbre de la bendición del futuro de la monarquía española, que esperaba cubierta bajo un gran velo que el técnico de sonido diese con la tecla.

No importa. Se aplaude, se repite y todos tan contentos... Quitanapalla lleva diez años representando el suceso acaecido aquel 19 de noviembre de 1679, siguiendo un guión escrito por Fray Valentín de la Cruz, Cronista Oficial de la Provincia, ayer también ausente por motivos de salud.

Organizado por la Asociación Cultural San Esteban del municipio y dirigido por María Beunza, el teatro popular ofrece la excusa perfecta para contar la historia de un humilde pueblo erigido junto al camino real (hoy la N-I), que vivía de su ganado, de sus campos, y de la caza y la madera de su gran bosque de robles, protagonista de no pocos conflictos vecinales reproducidos en varios momentos de la actuación.

Se trata de una representación teatral muy sencilla y muy sentida, en la que el público (el vecino de al lado) ríe y acompaña cómplice las interpretaciones y los acentos del actor (el vecino del otro lado) y en la que al final se aplaude de verdad y con cariño, porque aquella pomposa boda orquestada entre las monarquías española y francesa es hoy la excusa perfecta para dar animación a un agosto más, para reunir a las familias - cerca de un centenar de vecinos, niños y mayores están implicados- entre trajes de época, guiones, música medieval y bailes, y sentir un poco más adentró el lugar de origen.

Se hace difícil ver al actual alcalde, Javier Lozano, organizando una nueva boda para los Borbones como hizo su antecesor en el cargo, pero ayer ya dejó claro que Quintanapalla, de nuevo con el apoyo de todos, seguirá recordando otro verano aquella boda celebrada hace 336 años.