La locura de Juana rejuvenece

I.L.H. / Arcos de La Llana
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Con la incorporación del personaje de la reina de niña como novedad, un centenar de personas recordó por noveno año la presencia en la localidad de Juana I de Castilla y el cortejo fúnebre de su esposo

Cae la noche en Arcos y el negro se apodera de la localidad. Solo la presencia de la luna llena permite que se intuyan los escudos castellanos que adornan los balcones. El cortejo fúnebre que desde hace un año acompaña a Juana I de Castilla en su peregrinar con el cadáver de su esposo llega a Arcos para llenarlo de monjes, nobles, obispos, soldados y antorchas que silencian el paisaje en octubre de 1507. El luto es oficial y la tristeza, contagiosa. La comitiva recorre las calles rezando entre murmullos.

Pero el recogimiento que imponía el siglo XVI es difícil de conciliar con una noche sin chaqueta como la de ayer, con terrazas y mercados tradicionales, charlas a la fresca -por decir algo-, niños con licencia para trasnochar, churrerías, megafonía y pantallas gigantes. De ahí que el luto oficial se llevara mejor en la iglesia, donde esperaba el cadáver de Felipe El Hermoso.

Ya en el templo, la representación que desde hace nueve años involucra a todo el pueblo incorporó a un nuevo personaje. La escena de Juana de niña (interpretada por Adamar Manrique) es una de las novedades de Juana: Ciega de razón en su edición de 2015. La pequeña repasa su infancia en la corte castellana, las ausencias de sus padres por cuestiones regias y el futuro que la espera con un matrimonio de conveniencia.

Esta Juana rejuvenecida va creciendo sobre el escenario (Esther López es Juana de joven) mientras recuerda su viaje a Flandes con 16 años para conocer a quien le provocará la locura de amor con la que pasará a la Historia, los devaneos de su esposo y la soledad que siente en una corte extraña, de costumbres y lengua diferentes.

Música y coreografía

Ya en la tercera parte, la Juana que custodia el cadáver de su esposo en Arcos (interpretada por Cristina Alonso)tiene que enfrentarse a cuestiones de Estado. Su padre, el rey de Aragón, le presenta a su nueva esposa, Germana de Foix, cuya unión y descendencia podría alterar el orden sucesorio. Y la todavía reina de Castilla ve cómo su padre le arrebata a su hijo, el infante Fernando, lo que le hace abandonarse en vida.

En este momento de la historia, hasta ahora triste y oscura,  Juana: ciega de razón introduce una coreografía y una canción que quitan hierro a tan amarga existencia. El marques de Villena y director de la función, Fernando Manrique, entona el estribillo que hace de Arcos la localidad de Juana y llora con ella por su locura. Tras la canción, y 45 minutos de luto en la iglesia, medio pueblo sale a saludar.

El elenco lo forman un centenar de personas aficionadas (el más pequeño de apenas seis meses); 160 si sumamos a los colaboradores que no salen en escena. Los preparativos, cambios y novedades de la obra para el año siguiente las empiezan a gestionar prácticamente desde que termina la última función de la edición anterior. Los ensayos, en cambio, comienzan hacia el mes de junio, según reconoce Francisco Valdivielso, concejal de Festejos y Cultura. Para el año que viene, que se cumplirá una década de representación, ya están dándole vueltas a las posibilidades: «Ideas hay muchas, pero hasta que no se concreten no podemos avanzarlas. Aún así, algo haremos», añade recordando que Juana:Ciega razón se realiza con un presupuesto de 6.000 euros.

La función que ayer concentró a cientos de personas (la mayoría de Burgos, aunque reconocen desde el Ayuntamiento que empiezan a llegar espectadores de otras ciudades) volverá a repetirse esta noche a las 21.45 horas.