El tomate de Miranda da el primer paso para conseguir una marca de garantía

R.L. / Burgos
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Varios productores se unen para obtener una figura oficial que reconozca su calidad y facilite su conocimiento fuera de la ciudad

La huerta mirandesa se compone de una mayoría de pequeños productores en huertas particulares y de dos empresas. - Foto: Diario de Burgos

 
El tomate es la estrella de la mesa mirandesa. Su aroma y su sabor lo convierten en un producto apreciado en la ciudad y que comienza a ser conocido y reconocido en  provincias cercanas. Pero se quiere llegar más lejos. Un grupo de productores mirandeses ha comenzado a trabajar en un proyecto de promoción y comercialización del tomate de la zona. Respaldados por el Grupo de Acción Local Adeco Bureba, parten de la convicción de que «se trata de un producto de calidad» y creen necesario dar el paso para promover la obtención de una «figura oficial» que reconozca dicha calidad y facilite su conocimiento y comercialización fuera de las fronteras locales. 
Dos son las empresas (Tomartesano y Los Molinos) dedicadas a la comercialización industrial de esta hortaliza  que mantiene, además, una importante producción en pequeñas huertas particulares. De lo que se trata ahora es de concretar cuántos estarían interesados en participar y crear una asociación de productores de tomate. Todos los hortelanos de la comarca están citados a una reunión el próximo día 7 a las 19 horas con el fin de explicarles la iniciativa, sumar apoyos y conocer qué posibilidades hay de que el tomate de Miranda adquiera una marca de garantía similar a la que ya tienen otros productos de la provincia, como la cereza y la manzana reineta del Valle de Caderechas, la morcilla de Sotopalacios o la alubia de Ibeas. Para ello se contará también con la presencia de un estudio de ingeniería agraria. Desde Adeco Bureba, que también asistirá a la reunión convocada en el salón de actos de Caja Rural, se considera fundamental «explorar nuevas vías de comercialización conjunta de productos agroalimentarios de calidad». 
El primer paso será definir las características del tomate mirandés, beneficiado por las condiciones climáticas y geográficas de la ciudad. La ribera del Ebro es sinónimo de riqueza hortícola, mientras que la cadena montañosa de los Montes Obarenes provoca un microclima óptimo para el cultivo del tomate, que se diferencia por una piel suave que lo protege y una estructura carnosa. Es un tomate que, como dicen los propios productores, «huele a tomate y sabe a tomate». Lo que es necesario concretar son los marcos de plantación, el tamaño mínimo de  la hortaliza, las características del suelo, la recolección y, por supuesto, la delimitación geográfica donde se cultiva el producto. Se trata de que cuando se hable de tomate de Miranda se cumplan unos estándares parecidos, independientemente de quién lo comercialice. 
 
trámites legales. La marca de garantía es el primer paso en cuanto a reconocimiento oficial de la calidad de un producto. Para obtenerlo es necesario que un ingeniero agrónomo redacte un reglamento de uso en el que se explique cómo se tiene que cultivar, recoger y almacenar el producto,  a qué temperatura ha de conservarse hasta su venta, etcétera. Todo ello debe estar supervisado por la Junta de Castilla y León. Por encima de esta marca de garantía se encuentran otros reconocimientos, como la Indicación Geográfica Protegida, IGP (un ejemplo de ello es la IGP Lechazo de Castilla y León) y la Denominación de Origen, de la que presumen por ejemplo los vinos Ribera del Duero o Rioja. 
Para los productores de tomate, contar con una garantía de calidad supondría un respaldo ya que facilita enormemente su comercialización en tiendas. Por lo general, son productos que, aunque sean algo más caros, tienen buena salida y se venden bien, dado que el cliente paga precisamente por esa calidad extra.