Las librerías denuncian el caos en la llegada de libros de texto a 7 días de empezar el curso

B.G.R. / Burgos
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Aseguran que las editoriales no están sirviendo volúmenes antiguos, que son el 90% de los que establece la Junta, y se han centrado en lanzar nuevos ejemplares adaptados a la Lomce

A tan solo una semana de que comience el curso escolar, las librerías burgalesas se están encontrando con serias dificultades para poder satisfacer todas las peticiones de libros de texto de sus clientes. Los mayores problemas, según la asociación del gremio, se dan en el suministro por parte de las editoriales de los volúmenes de Primaria que se mantienen de años anteriores, ya que estas apuestan por lanzar ejemplares que están adaptados a la Lomce.

La situación no es nueva. Comenzó el curso pasado, cuando empezó a implantarse la normativa en tres cursos de Primaria, y se ha acrecentado en el que está a punto de empezar al extenderse la norma a todo este ciclo, además de a primero y tercero de la ESO.

Los libreros vienen alertado de ello desde junio, según explica el presidente de la asociación gremial de Burgos, Álvaro Manso, cuando el colegio entrega la lista de libros para el siguiente y los establecimientos se dan cuentan de que algunos están hasta descatalogados. De hecho y ante la previsión de posibles problemas de suministro, la entidad envió hace unos meses un escrito a todas las editoriales con el fin de saber de qué volúmenes tenían ejemplares.

«Se está produciendo un caos en el que el librero es el que tiene que dar la cara pero no tiene la solución en sus manos. Nosotros queremos vender bien y dar al cliente lo que pide, aunque esta vez está siendo imposible», subraya Manso, en referencia a las dificultades para poder completar los lotes de libros de un curso, algo que -asegura- siempre ha diferenciado su servicio del que ofrecen otros tipos de puntos de venta.

Las dudas de la norma

El sector se siente perjudicado por la «situación», que atribuye al «impasse» en la aplicación de la nueva ley y al hecho de que no exista una coherencia a la hora de ponerla en marcha en todo el territorio nacional, sin olvidarse de que las elecciones generales están a la vuelta de la esquina y con ellas su continuidad. Habla de que las responsabilidades son compartidas. Porque, por un lado, las editoriales adaptan sus libros a la ley y «bloquean los antiguos» para dar prioridad a los nuevos. Y, por otro, la Administración regional sigue una política de cambios mínimos en este material y en Burgos solo se ha autorizado el 10% de las modificaciones solicitadas por los centros educativos, que, además, no han sido confirmadas hasta finales del pasado mes de junio.

La librería Santiago Rodríguez asegura que los problemas se están produciendo desde que terminó el curso pasado y que ahora la situación se ha «tensado» ante el inminente inicio de curso. «No nos están sirviendo los libros que hemos pedido», subrayan desde este establecimiento, en referencia no solo a los ejemplares de ediciones anteriores a la Lomce sino también a los ya están adaptados, ya que las últimas dudas sobre su implantación han ralentizado su impresión y por tanto el suministro.

Los colegios, por su parte, también son conscientes de la situación, además de destino de algunas quejas. Desde el colegio Claudio Sánchez Albornoz se asegura que la información recibida ha sido «contradictoria» y  que en su caso los libros que se han cambiado llevaban 6 o 7 años vigentes. En este sentido, solicitan un esfuerzo a las editoriales con el fin de solucionar los problemas. Por su parte, el centro concertado Niño Jesús cree que los problemas comenzarán a llegar el próximo jueves, cuando empieza el curso, ya que reconoce que puede existir un cierto «desfase» porque las modificaciones son mínimas.

La Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos (Fapa) también conoce las dificultades que se están dando, algo que su presidente, Enrique García de Viedma, no comprende porque la Lomce deja claro que se pueden usar los libros anteriores a su entrada en vigor. «A nosotros lo que nos importa es que los ejemplares puedan seguir utilizándose», manifiesta.

Los libreros no entran en cualquier caso a valorar los motivos por los que los colegios mantienen o no los volúmenes, ni tampoco las opciones de compra que tienen las familias, aunque admiten que esta falta de suministro por parte de las editoriales está aumentado el mercado de segunda mano.