El auge del transporte compartido desata la guerra en el sector

Gadea G. Ubierna / Burgos
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Menos pasajeros a Madrid. La patronal denuncia a una web por competencia desleal y afirma que la línea Burgos-Madrid ha perdido un 4% de viajeros.

Roberto Rebolleda (segundo por la izquierda), junto a otros profesores que comparten coche para ir a Aranda. - Foto: Jesús J. Matías

Ha existido siempre, pero nunca hasta ahora había hecho tanto daño. Que dos, tres o cuatro personas que viven en Burgos y trabajan en Briviesca, Aranda o Miranda compartan coche y gastos a diario para ir y volver al trabajo es una práctica habitual que las empresas que se dedican al transporte de viajeros tienen más o menos asumido, aun a su pesar. Pero con lo que no contaba el sector era con que esa modalidad se trasladara a los trayectos de largo recorrido y, sobre todo, no contaba con que lo hiciera con tanto éxito y rapidez. El auge de las páginas web que ponen en contacto a conductores con potenciales pasajeros ha provocado que la Federación Nacional Empresarial de Transporte en Autobús (Fenebús) haya denunciado a una de estas webs, Blablacar, por competencia desleal. De hecho, la patronal asegura que la línea Burgos-Madrid ha perdido un 4% de sus viajeros en el último año por este motivo y exige una regulación.

Para hacerse una idea de hasta qué punto ha calado esta fórmula  es que en Blablacar -la web más conocida y empleada, pero no la única- declararon a este periódico que entre el pasado miércoles y el domingo por la noche (26 y 30 de marzo), tenían contabilizados 460 viajes con procedencia Burgos y 299 con la provincia como destino. Puede que, al final, fueran más. Fuentes de esta red social explican que no disponen de datos específicos acerca del volumen de pasajeros que se han movido desde Burgos desde que empezó a funcionar en España, en enero de 2010, porque no se desglosan por provincias. Pero las cifras que aportan acerca de los viajes previstos en un plazo de cinco o seis días no dejan lugar a dudas sobre la incidencia que ya tiene a la hora de planificar un viaje.

Porque todas las personas que se movieron en esos 759 viajes realizados en coche entre el miércoles y domingo pasados podrían haberse montado en el tren o en un autobús, pero prefirieron subir al automóvil de un desconocido, de quien obtuvieron datos personales acerca de su destreza y sus gustos musicales a través de Internet.

La mayor parte de las personas que optan por esta forma de viajar afirman que lo hacen por comodidad (el coche compartido supone ir, casi casi, de puerta a puerta) y, sobre todo, por ahorro económico. En el caso de Blablacar, los promotores de la red recomiendan a los conductores un precio, que estiman dividiendo el importe de la gasolina y el peaje entre tres personas. Pero, en última instancia, es el propietario del coche el que establece el precio que cobrará, con independencia de que lo acompañe una persona o tres. La red, no obstante, explica que controla los precios que se fijan para que el conductor cubra gastos, pero que no llegue a obtener beneficios. Sea como fuere, los precios suelen ser bastante más baratos que los de los billetes de tren, autobús y, por supuesto, los del avión. Y si el gastar menos puede ser un gancho en cualquier época, tanto más en una crisis como esta.

El representante de Fenebús en Burgos es Iñaki Soto -uno de los responsables de la empresa Soto y Alonso- y explica que «entiendo perfectamente que la gente quiera ahorrar; yo también intento hacerlo, pero en este caso ya no estamos hablando de compartir coche. Hablamos de un transporte regular de uso general. Y eso debe controlarse de alguna manera». Soto argumenta sus palabras explicando que en el momento en el que hay una reiteración de horarios, recorridos y matrículas, hay transporte regular y, por lo tanto, «competencia desleal». De hecho, en la información oficial que remiten fuentes de la página Blablacar apuntan que «el coche compartido se está convirtiendo en una red de transporte en toda regla»

De ahí que la patronal decidiera desde Madrid denunciar a Blablacar, concretamente por su «incidencia» en la línea Salamanca-Zamora, en la que aseguran haber perdido un 8% de viajeros por este motivo.

Menos servicios

Soto explica que por el momento no se prevé ninguna denuncia similar en la provincia de Burgos, pero advierte de que, de seguir así, habrá servicios que desaparecerán. «En la línea Briviesca - Burgos empezamos el año con un servicio en el que viajaban 48 personas y ahora tenemos 15 menos. ¿Por qué? Porque sabemos que viajan juntos en coche», explica el empresario, destacando que lo mismo ocurre en Miranda y Oña. «Hace dos años, Burgos - Miranda lo hacíamos con 70 plazas ocupadas y ahora, 35. Y Burgos - Oña ocurre otro tanto, porque lo cubríamos con personas que van a trabajar y ya no lo hacen. Entonces, acabará desapareciendo porque no hay gente», afirma.

Este empresario no oculta que el asunto es complejo de abordar de forma legal «porque no se le puede poner puertas al campo», pero se aferra al argumento de que ya se ha alcanzado un volumen en el que no se puede hablar de compartir coche, sino de transporte regular. Y si se entra en ese campo, hay que tener en cuenta que a las empresas se les exigen una serie de medidas, requisitos e impuestos que a las redes sociales que se dedican a esto no. Y eso sin tener en cuenta que Blablacar ya ha empezado a cobrar comisiones en Francia (país en el que surgió en el año 2009) por poner en contacto a la gente, de manera que hay un beneficio económico. «Al final, también hay un fraude fiscal», dice Soto, aludiendo al hecho de que el dinero que aflora con esta forma de viajar (bien por el importe de la gasolina u otros conceptos) no se declara en ninguna parte.

De opinión parecida es el presidente de la Asociación provincial de Autobuses y Viajeros de Burgos (Asvibur), Víctor Martínez (de Continental Auto - Alsa), quien afirma que «llevamos mucho tiempo denunciando esta situación, pero es muy difícil de controlar». Aun así, piden soluciones a la Administración.