Una Ribera traumática

Samanta Rioseras / Aranda
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El arandino Francisco Javier Iglesia recibió el pasado miércoles la distinción cum laude por su tesis sobre la revolución liberal en la comarca • Aborda un periodo inexplorado sobre el que ha investigado durante ocho años

Ocho años dedicados a la escritura de miles de páginas, decenas de archivos consultados, medio millar de referencias periodísticas, más de 3.000 citas y décadas dedicadas a satisfacer su curiosidad por la Historia avalan el sobresaliente cum laude que recibió el pasado miércoles en la Universidad de Burgos el arandino Francisco Javier Iglesia por su tesis ‘Burguesía y revolución liberal en la Ribera del Duero burgalesa (1808-1840)’.

Su trabajo se presenta como una puerta de entrada a la sociedad liberal desde el Antiguo Régimen y una transición que cierra la Época Moderna para adentrarse en la Contemporánea. Aunque le resulta extremadamente complicado sintetizar el resultado de su investigación, Iglesias lo resume como un proceso de transformaciones que tuvieron lugar en la comarca durante ese periodo de 33 años prácticamente inexplorado por los historiadores y que califica de «traumático. Lo fue porque cuando los absolutistas estuvieron en el poder fueron muy crueles con los liberales», apunta.

No se refiere, exclusivamente, al asesinato de una figura tan conocida como la de ‘El Empecinado’, sino también a otros personajes del liberalismo ribereño como «Manuel Flores, fusilado junto al general Torrijos al regresar del exilio. Y otros menos importantes que pasaron años en la cárcel de Roa».

Esos son tan solo algunos de los acontecimientos de un periodo que, dice, se decidió a estudiar por tratarse de «una de las épocas más importantes, bonitas, románticas y de sentimientos más ardientes en la Ribera», comenta. Todo comienza en 1808 «con la Guerra de la Independencia, sobre la que se ha hablado muy poco en la zona», empieza a explicar. «Eso supuso un motivo para ahondar en el tema, pero descarté centrarme en ella por la escasez de fuentes», apunta. Sin embargo, constituye el punto de partida de su tesis: «Es el momento en el que se inician los primeros cambios liberales con la entrada de los franceses, tras lo que tiene lugar la asamblea de Bayona, que en realidad fue una carta otorgada de Napoleón, y después, en 1812, llega la Constitución de Cádiz».

Cuatro años durante los que aparece el grupo político de los afrancesados en la comarca. «Me interesaba saber quienes eran», indica. «También identificar al otro grupo, los que se echaron al monte y tomaron las armas para defender al rey Fernando VII». Entre ellos se encuentran el mencionado Juan Martín Díez, ‘El Empecinado’, y Jerónimo Merino, más conocido como ‘El cura Merino’. «Aunque ninguno de ellos es ribereño, estaban muy vinculados con esta comarca», subraya.

Invasores en Aranda

Tanto los defensores como los detractores del Antiguo Régimen, despertaron el interés de Iglesia por los conflictos que mantuvieron entre ellos. Destaca la batalla en la que «el guerrillero Durán atacó la fortaleza de Aranda meses antes de que se marcharan los franceses», aunque todas las batallas resultan relevantes para un estudio que aborda hasta las relaciones de los invasores con los arandinos. «Pero eso solo es la primera parte», dice, entre risas, Iglesia.

La segunda se centra en los vaivenes políticos tras la Guerra de la Independencia. Inestabilidad en la que se produce la jura de la constitución en Aranda. «Es muy interesante porque fue la primera vez que se juró en Burgos. Se hizo en la Iglesia de Santa María, adonde acudieron las principales autoridades de la Junta Superior Provincial de Burgos que estaban en la resistencia, en la clandestinidad», puntualiza. Asegura que se trata de un evento muy relevante por su carácter simbólico puesto que tras él «arranca la Historia Contemporánea, la historia de la monarquía constitucional». Sin embargo, recuerda, posteriormente se volvió al absolutismo y de ahí al trienio liberal.

En esos tres años, aparecen personajes muy importantes para la Ribera del Duero. «Se trata de Eugenio de Aviraneta, regidor primero del Ayuntamiento de Aranda y una figura muy novelada por los escritores de la generación del 98, y el alcalde de la capital ribereña, González de Nava». Iglesia concibe el periodo entre 1820 y 1823 como una época de cambios vividos con «mucha pasión». Calificación que adjudica tanto a la vida política como a la personal. «La tercera parte de la tesis coincide con la regencia de María Cristina y, en el plano militar, con la primera guerra carlista», simplifica.

Um posible libro

Tanto este último capítulo como los anteriores han supuesto una gran labor de documentación. «Había muy poco escrito y a eso hay que sumar la dificultad de que no existen documentos de esta época en los archivos de Aranda y Roa», comenta. En cambio sí ha podido acceder al de Gumiel de Izán, Sotillo de la Ribera o Fuentespina. «He utilizado el Histórico Nacional, el Histórico Provincial de Burgos, el de la Chancillería de Valladolid y otro militares, diocesanos y familiares», enumera Iglesia.

Una exhaustiva labor que, espera, reciba el apoyo del Consistorio para publicar un libro. «Me haría mucha ilusión», reconoce. «De momento dejaré una copia en la biblioteca municipal de Aranda». Una nueva joya para la colección.