No habrá término medio. En lo que queda de legislatura, o al menos a lo largo de todo este año, el Ayuntamiento no acometerá obras de relevancia a través de la Concejalía de Vías Públicas, otrora en manos del exconcejal Santiago González y ahora en las del vicealcalde, Ángel Ibáñez. El ‘número dos’ de Lacalle mantuvo una reunión el martes con los responsables de este área y con los de Intervención con dos preguntas encima de la mesa: qué tenemos y qué podemos hacer con eso.
Las respuestas fueron claras: no tenemos prácticamente nada y lo más que podemos llegar es a microactuaciones de mantenimiento. No es menos cierto que para el vecino al que le arreglan la acera, los cruces o los accesos a tal o cual lugar pueden ser obras importantes, pero no habrá plan de barrios, ni reformas integrales ni inversiones que vayan más allá de las que pueda ejecutar la Brigada de Obras y la empresa RFS, contratada (600.000 euros al año) para complementar pequeñas reformas.
«No centraremos en lo menudo porque no hay dinero para más», responde un lacónico Ibáñez. Eso significa que este año tampoco se podrán acometer obras de mayor calado que están proyectadas y valoradas. En algún caso, como la rehabilitación de la calle Trujillo en San Cristóbal, incluso hubo visita con foto y prensa para anunciar la inversión. No podrá ser. Tampoco la mejora del entorno de la Fábrica de la Moneda o de la avenida Castilla y León y su entronque con Obdulio Fernández. Entre las tres, sumaban un millón y medio de inversión.
Lo mismo ocurrirá con el manido proyecto de pasos elevados. Se previó la construcción de una veintena en otros tantos puntos negros de la ciudad. No se hará. «Quizás hagamos alguno muy concreto en Vicente Aleixandre o calle Caleruega, pero será con recursos propios, no licitando el proyecto completo», amplía el también titular de Fomento. Y con la campaña de asfaltado, casi igual. En principio habrá 300.000 euros para remendar calles en verano, pero la partida sigue siendo muy inferior a los 700.000 que se requirieron en años anteriores.
En el otro extremo de la planificación municipal están las grandes obras que, con la excepción de la ampliación del polideportivo municipal (si es que Autocid consuma el ascenso a ACB) y el bulevar de la calle Vitoria (segmentado para poder hacerse), se afrontarán con dinero ajeno. Avenida Cantabria (fondos estatales) o el Arena (fondos privados) completan el catálogo de grandes obras a la espera de lo que pase con la vieja estación o el Monasterio de San Juan y los dichosos Fondos Urban, que siguen menguando sin que se existencia se traduzca en algo verdaderamente trascendente.
de lo pequeño. Sí es cierto que, a cambio, el Ayuntamiento ha conseguido reactivar el trabajo de las pequeñas brigadas que, durante finales de 2011 y todo 2012, quedaron seriamente mermadas por la falta de presupuesto. Como ejemplo basta comprobar que en los 100 primeros días de este año ya se han ordenado y ejecutado 23 pequeñas actuaciones de mejora; si se mantiene este ritmo se acercarían al centenar al terminar el ejercicio.
Así, se han ejecutado mejoras en el cruce de calle Calera con calle Valladolid, en el adoquinado de Plaza Mayor, en diversos puntos del recorrido de las procesiones de Semana Santa, en un jardín de Luis Cernuda, en las barandillas del puente del bulevar hacia Capiscol, en los hundimientos de la plaza del Cid, en el carril bici de avenida Castilla y León, en el paseo de la Isla (eliminación de la desdichada arroba vegetal), en la pasarela de la Iglesia de San Esteban, en Lavaderos, Fátima, el acceso al Hospital, la calle Diego Luis San Vitores, La Merced, calle Concepción, Paseo de la Audiencia...
A pesar de las labores de mantenimiento, la realidad avanzada por Ibáñez no cuadra con las cifras aprobadas en el presupuesto vigente. Por ejemplo, para la reparación de firmes se reservaron 629.680 euros que han menguado hasta los 300.000. También había 775.000 euros para «obra nueva en parques y jardines y mobiliario», y una cuantía aún mayor, de 1,6 millones, para obra nueva en infraestructura. En total, tres millones de los que prácticamente no se invertirá nada. Ahí es donde se empieza a ver de dónde saldrá el dinero para los grandes proyectos antes citados.