Una derrota que siembra dudas

Raúl Canales / Miranda
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Poco fútbol. El Mirandés derrocha actitud pero sufre cuando tiene que elaborar juego de ataque, debiendo recurrir a un estilo demasiado directo

Igor Martínez fue una de las sorpresas en la alineación inicial de Carlos Terrazas. - Foto: ENRIQUE.TRUCHUELO

Mirandés, 0
Imanol, Caneda, Kijera, Álex Ortiz , Corral , Rúper, Provencio (Emilio, 57’), Docal (Álex García, 57’), Igor Martínez (Jordi Pablo, 76’), Juanjo y Pedro Martín 
 
Sporting, 2:
Cuéllar, Luis Hernández, Menéndez, Bernardo, Sergio, Juan Muñiz (Carmona 76´),  Guerrero, Nacho Cases, Lora, Jony y Pablo Pérez (Barrera 74’) .
 
Árbitro
Pérez Pallas, Colegio Gallego. Amonestó al local Rúper y al visitante Lora.
 
Goles
0-1 (minuto 40). Pablo Pérez. 0-2 (minuto 59). Pablo Pérez.
 
Público
4.072 espectadores con presencia de cerca de 400 seguidores asturianos.
 
 
La visita del Sporting se presentaba como la ocasión propicia para que el Mirandés se reencontrara con la victoria y recuperara las sensaciones perdidas en las últimas jornadas, pero acabó teniendo el efecto contrario. La derrota ha instalado las primeras dudas en Anduva, que explotó al final del choque más por el juego que por el resultado.  
Al equipo no se le puede negar la actitud y la entrega, pero le falta fútbol. Dos ocasiones claras en todo el partido es un bagaje excesivamente pobre, sobre todo cuando un error defensivo justo antes del descanso allanó el camino al rival en un encuentro que hasta ese momento estaba igualado. 
A partir de ahí, nuevamente con la obligación de remar contracorriente, se apagaron las luces de  un Mirandés que se siente cómodo en la batalla cuerpo a cuerpo, que pelea y aprieta, pero que sufre cuando tiene que proponer y crear, y que acaba practicando un fútbol demasiado previsible, sin peaje por el centro del campo. 
Carlos Terrazas intentó, tras dos derrotas consecutivas, darle un nuevo aire al equipo con seis cambios en el once inicial, y en los primeros minutos la revolución salió según lo previsto. El técnico había advertido en la previa de la rapidez y ritmo que imprime el Sporting a su juego y demandaba algo similar a los suyos. Así el partido fue durante el primer período un toma y daca constante donde la intensidad primó más que la claridad en ambos bandos. 
Pero en el intercambio de balones largos a la espera de un fallo  que permitiera abrir la lata, fue el Mirandés el que cometió el error que desequilibró la balanza. Álex Ortiz no acertó a despejar un envío en profundidad y dejó muerto el balón para que Pablo Pérez encarara a Imanol, y tras regatearle, adelantara a los visitantes cuando solo quedaban cinco minutos para el descanso. 
Irse a los vestuarios con desventaja en el marcador supuso un mazazo para un Mirandés que en el segundo tiempo, sucumbió ante su incapacidad para generar ocasiones. 
En Tenerife el equipo dominó sin profundidad, pero ayer ni siquiera tuvo el control de la posesión ni la pausa necesaria para elaborar el ataque, por lo que terminó siendo víctima de su ansiedad por llegar a la meta asturiana con un estilo demasiado directo. 
Un disparo de Provencio desde 40 metros tras recoger un rechace de Cuéllar y un cabezazo de Juanjo que se fue rozando la escuadra, fueron las dos únicas aproximaciones claras. El resto fueron continuos centros al área y pelotazos buscando a los delanteros. 
Cuando parecía que  el ingreso de Emilio le podía dar más criterio al empuje local, el Sporting sentenció el choque. Jony desbordó por la izquierda y sirvió una asistencia impecable para que Pablo Pérez simplemente tuviera que empujar. Punto y final. 
Quedaba media hora pero la sensación en Anduva no hacía presagiar la remontada. Quizá la historia pudo haber cambiado con el cabezazo que se le escapó a Juanjo y que hubiera dado alas a la reacción rojilla, pero no fue más que un espejismo. 
El Sporting, con espacios, se encontraba cómodo, y Jony y Pablo Pérez se las arreglaban para generar peligro en cada contra, ayudados por un combativo Guerrero que tuvo en sus botas el tercero en un pase en profundidad en el que le faltó velocidad para llegar antes que Imanol. 
Los minutos pasaban sin que el Mirandés encontrara la forma de hacer daño a su rival y la grada estalló por la impotencia, recriminando por primera vez al técnico sus planteamientos. 
La competición está empezando y el Mirandés aún está en formación, pero necesita revertir cuanto antes la dinámica actual para alejar fantasmas de la pasada temporada.