El turismo rural muere por sobreoferta

Samanta Rioseras / Burgos
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En los últimos 10 años los establecimientos rurales se han triplicado a pesar del descenso continuado de las pernoctaciones y el descenso del número de visitantes

Ni rutas micológicas, gastronómicas, vinícolas, ni ornitológicas. Ni siquiera las propuestas de turismo activo de los establecimientos rurales con actividades de multiaventura han logrado segregar la adrenalina necesaria para aumentar la demanda.

El turismo rural no deja de reinventarse. De hecho llevan haciéndolo «desde que abrieron», asegura Dolores Elena Lara, presidenta de Turalbur (Asociación de Turismo Rural de la provincia de Burgos). Sin embargo, sus iniciativas no han recibido el apoyo de los clientes pues las pernoctaciones han vuelto a registrar un descenso del 10% anual «al que hay que sumar todo los datos negativos de años anteriores», apunta Lara que califica el descenso de «desplome total» y lamenta que «la administración se olvide del turismo de interior priorizando el de playa».

La caída de la demanda ha llevado a hosteleros como Francisco Hernansanz, portavoz de Turalbur, a plantearse el cierre de sus locales tras ofrecer rutas de iniciación de ornitología en su casa rural de Arlanzón con lo que no ha logrado aumentar sus ingresos. En la misma situación se encuentran los hospedajes de Madrigalejo del Monte o Melgar de Fernamental que han apostado por ofertar viajes en carros tirados por bueyes y paseos en barco por el canal de Castilla que no logran despertar a la adormilada clientela.

Aunque el panorama invite a echar el cerrojo, las cifras reflejan todo lo contrario pues frente a los 151 alojamientos que existían en 2003, actualmente se contabilizan 405, lo que se traduce en 254 nuevas aperturas en los último 10 años, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). El número de nuevos establecimientos dados de alta en la provincia ha crecido a una media de 38 por año siendo destacable los 51 abiertos en 2008 con el inicio de la crisis y mucho más impactante los datos de 2012, ya en plena crisis, con 43 nuevas aperturas.

Un aumento de locales que, lógicamente ha incrementado las plazas disponibles. Concretamente se ha pasado de 1.495 a 4.150. Lo que no ha acompañado la subida de estas cifras han sido las pernoctaciones de los viajeros pues no han crecido paralelamente a la oferta. Tan solo se han registrado 4.440 más durante el mes de agosto con 19.750 en 2003 y 24.190 en 2013.

Es decir, mientras los establecimientos casi se han triplicado en la última década, las pernoctaciones no han crecido al mismo ritmo. Lo mismo ocurre con el número de visitantes que en 2003 ascendía a 4.983 y actualmente se sitúa en 7.390. A pesar del aumento, no se trata de un dato realmente positivo pues mientras que en 2003, cuando el grado de ocupación se situaba en el 33%, tocaba a 33 visitantes por alojamiento y en la actualidad, con un grado de ocupación que ha bajado hasta el 27%, el reparto es de 18 por hospedaje. Lara ha experimentado esta bajada en su propio negocio en Lerma donde ha pasado de tener cubiertas las 10 plazas de las que dispone a alojar una media de tan solo 2 inquilinos.

los culpables. Desde Turalbur echan la culpa a la Administración pues consideran que «se necesita potenciar el turismo rural hacia el exterior». Algo que, desde su punto de vista, no está haciendo la Junta de Castilla y León pues consideran que «la única que se ha realizado parte del boca a boca» de los pocos clientes que frecuentan sus negocios.

Los propios hosteleros también entonan el mea culpa y en ese sentido Hernansanz se refiere a la falta de unión y compromiso del sector para tomar decisiones en común y emprender acciones conjuntas.

Más que señalar a los responsables de la situación actual, Lara es partidaria de buscar las causas y una de ellas, como no podía ser de otra manera, es la crisis económica. Hasta que ésta comenzó a hacer mella en los bolsillos de los españoles, la clientela principal de estos establecimientos eran los turistas nacionales. Sin embargo, a medida que se ha ido perdiendo nivel adquisitivo en el país, el turismo rural ha ido perdiendo adeptos. Por eso motivo, Lara sostiene que la única solución es «ir a por el turista extranjero porque ahora en España no hay un duro».

Además de la mala coyuntura económica, Lara y Hernansanz hablan de la competencia desleal, que se suma al exceso de oferta. Según los datos facilitados por la Consejería de  Cultura y Turismo, en lo que va de año se han llevado a cabo 21 inspecciones relativas a alojamientos de turismo rural y se han iniciado 20 expedientes sancionadores que ascienden a 442 en los últimos 6 años, casi el doble que los establecimientos abiertos en el mismo periodo de teimpo.

 Los alojamientos ofertados en la web que se anuncian como establecimientos rurales sin serlo les están perjudicando pues todos estos lugares no deben hacer frente a los gastos y requisitos que ellos sí afrontan como «estar empadronados en el pueblo donde exploten el negocio y darse de alta en el registro de turismo rural». Otro de los problemas, apunta Lara, «es que tiran los precios y contra eso no se puede competir».

apoyos que no convencen. Con motivo del Día del Turismo de Castilla y León el pasado sábado 28 de septiembre, la Junta lanzó una campaña promocional a nivel regional y nacional para potenciar el turismo rural con la colaboración de asociaciones y empresas turísticas de la comunidad.

La iniciativa no termina de convencer a Turalbur, pues Hernansanz asegura que en lo que respecta a Burgos, «la localidad está dejada de la mano de Dios» y que a pesar de reconocer que «se trata de una buena iniciativa», no está convencido de que se lleve a cabo correctamente ni de obtener buenos resultados. Del mismo modo, Lara se muestra reticente porque recuerda los problemas que han surgido en otras ocasiones.

«Ofrecen visitas a las iglesias de los pueblos que están cerradas cuando llega el cliente o promocionan paseos en barcos por el canal de Castilla que no es posible disfrutar cuando vienen los interesados», argumenta Lara, quien asegura que lo que hay que hacer es «sentarse y reflexionar y dejar de reinventarse por reinventar».