«Al empezar creíamos que con ser majos valdría, pero hay que ser muy profesional»

R.C.G. / Miranda
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Ramiro Molinero • Coordinador del Festival Ebrovisión

«Al empezar creíamos que con ser majos valdría, pero hay que ser muy profesional» - Foto: G.A.T.

El esfuerzo y el trabajo, del que Ramiro Molinero es una cabeza visible que esconde detrás a un grupo de mirandeses entregados a este proyecto, ha dado sus resultados y el Ebrovisión es un referente musical para muchos. Charlando con Molinero unos minutos enseguida se entiende cómo logran convencer a los artistas para que visiten Miranda dentro de una apretada agenda y frente a ofertas más notables en lo económico pero que en muy pocas ocasiones logran igualar el ambiente cercano y familiar de la cita que arranca este jueves.

Un año de trabajo y el jueves se levanta el telón del Ebrovisión 2014, un festival que nació del empeño de un grupo de amigos aficionados a la música y que ha logrado, no sin esfuerzo, colocar a la ciudad en el mapa festivalero nacional.

Si cuando era adolescente le hubiera dicho que iba a poder ver cada año en Miranda a las principales estrellas del pop rock nacional, ¿qué hubiera pensado?

Que estabas loco, porque era impensable no solo eso, sino escuchar ese tipo de música en los bares de la ciudad.

¿Y si le hubiera dicho que además los traería usted?

Que estabas aún más loco que nosotros cuando nos metimos en esto. Quizá si fuera ahora no lo hubiéramos hecho.

¿Se arrepienten?

No, porque te da muchas satisfacciones, pero también hay momentos en los que piensas, ¿qué necesidad tenemos de hacer esto? Hace tiempo que dejó de ser un hobby y pasó a ser una profesión, en la que encima no cobramos, ya que cada uno tiene su trabajo al margen.

Después de 14 ediciones, ¿todavía siente nervios ?

Siempre tienes la incertidumbre de si saldrá todo bien porque nos movemos en el alambre. Dependemos de la respuesta del público, ya que apenas tenemos subvenciones, y 300 o 400 espectadores menos te descuadran el presupuesto.

En una selva con tantos leones (managers, productores, discográficas,...), ¿cómo sobrevive una asociación cultural sin ánimo de lucro?

Cuando empezamos pensábamos que con ser majos e invitar a unas chuletillas a los grupos lo demás venía casi solo, y luego te das cuenta que hay que ser muy profesional en la organización. Lógicamente el buen trato ayuda porque algunos grupos ya son amigos, pero no basta solo con eso.

También hay bandas que antes no les atendían el teléfono y ahora tienen su número entre los primeros de la agenda.

Sí, muchos. Por suerte ya no tenemos que empezar la conversación explicando quienes somos.

Supongo que hace años que no compra un disco, con los promocionales tendrá bastante.

(Risas) Antes no llegaba ni uno pero ahora dos o tres por día. ¡Menos mal que se manda todo por internet porque ya no tengo espacio en casa!

Con tanta oferta, ¿cuesta elegir el cartel?

Es una suerte que tantos grupos quieran venir y en este sentido hemos evolucionado porque las primeras ediciones lo pensábamos en grupo. ¡Era una locura poner de acuerdo a veinte personas! Ahora se encargan solo dos, con el consenso de todos, aunque cualquier ebrovisivo presupone por dónde pueden ir los tiros del cartel de un año a otro.

El de este año parece pensado para callar a quienes dicen lo de «siempre tocan los mismos».

No es premeditado, pero es verdad que solo hay cinco grupos que repiten, y algunos como Vetusta Morla, quizá sea el festival más pequeño de los que han visitado este año, lo que dice mucho de la organización.

También hay guiños más electrónicos y postpunk, ¿quieren quitarse el cartel de popero?

No creo que seamos solo poperos. Todos los años hay variedad, lógicamente siempre dentro de un estilo y teniendo en cuenta la premisa básica: tiene que haber guitarras.

¿Cuesta dar lugar a los grupos de Miranda?

Cuesta no repetirse. Ojalá hubiese un grupo local fuerte en este estilo que pudiéramos promocionar no solo en Ebrovisión sino aprovechando nuestros contactos.

Regresa We are Standard, ¿les han perdonado que les arruinaran su debut?

¡No solo nos han perdonado sino que lo recuerdan como una de sus mejores noches! El problema fue que hubo un pequeño retraso y Los Planetas amenazaron con no tocar si no se respetaban los horarios, así que tuvimos que decirles que acabaran cuando solo llevaban tres canciones, pero aún así, la gente les ovacionó como locos.

Por eso algunos dicen que cuando te gusta un grupo, mejor no conocer a los integrantes.

Sí que nos ha pasado algunas veces tener muchas ganas de que venga un grupo y luego quedar un poco decepcionados, pero no es lo habitual. Este tipo de conductas no suelen tener cabida en Ebrovisión y, por ejemplo, Los Planetas nunca han vuelto.

¿Qué es más duro negociar, el caché de grupo o una ayuda de las instituciones?

Sin duda con las instituciones.

¿Tocan una música distinta a la suya?

Sí, salvo que seas un festival muy conocido. Hemos tenido que hacer un trabajo de hormiga en el que nos hemos ido muchas veces con las manos vacías. Esta edición por primera vez contamos con apoyo de Ayuntamiento, Junta y Diputación.

Siempre han defendido que Ebrovisión es como una familia, pero ya es muy numerosa.

El que viene un año, repite. Es parte de la magia y el esfuerzo que ponemos en que se viva un ambiente muy cercano. Cuando dependes solo del cartel, hay años que vendes mucho pero al final caes, y nosotros lo que pretendemos es que la gente, más allá de los grupos, sea sobre todo fan del Ebrovisión.

Sidonie, The Bröntes... la lista de grupos que se dieron a conocer en Ebrovisión es interminable. Su cazatalentos estará cotizado.

Todos hacemos de ojeadores, en el lugar menos esperado descubres una sorpresa. Y luego, el formato del festival está pensado para que haya grupos que aseguren la venta de entradas pero que siempre quede un margen para apuestas nuevas.

¿Siente envidia sana cuando ve los asistentes al Sonorama?

No, porque nosotros hacemos el festival que siempre hemos querido hacer. Llegaremos hasta donde los ebrovisivos quieran.

Mientras la industria cultural está con el agua al cuello, Ebrovisión crece. ¿El secreto?

Anteponer el cariño al dinero. La mayoría del trabajo lo hacemos nosotros y eso reduce muchos costes.

¿Reporta más satisfacción traer un buen grupo o ver gente que se recorre media España para venir?

Personalmente, ver que hay dente de todos los rincones y que repite cuando hay tanta oferta de festival.