«Ana Botín se ha ganado por méritos propios la presidencia»

JAVIER M. FAYA (SPC)
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Entrevista a Jaime Velasco Kindelán, analista económico

«Ana Botín se ha ganado por méritos propios la presidencia»

 
Arrancó el pasado lunes un nuevo tiempo en la banca española. El de Ana Botín que a partir de ahora llevará las riendas del Santander tras la inesperada desaparición de su padre, cuya última biografía, El Banco Santander y Emilio Botín:historia de una ambición (Conecta) coincidió casualmente con el deceso. Su autor, Jaime Velasco Kindelán, alaba a la heredera del imperio: «Era la clara aspirante al puesto, por apellidarse Botín y a pesar de apellidarse Botín». 
¿Este libro está hecho desde el interés o desde la admiración?   
Desde la admiración. Conocí a Emilio Botín y ha demostrado un gran dominio de la estrategia:saber anticipar el futuro del sector y las necesidades del mercado, impulsar las iniciativas adecuadas y rodearse de un equipo muy competente para llevarlas a cabo.
¿Qué supondrá para la entidad la desaparición de su líder? 
Durante muchos años, casi tres décadas, la marcha ascendente del Banco Santander se ha identificado estrechamente con la figura de Emilio Botín. Piénsese que el banco ha pasado de ser el más pequeño de los siete grandes de la banca a ser la primera entidad de España y de la zona euro, y el décimo del mundo. En gran medida, ese enorme salto es consecuencia de la visión y la estrategia desplegada por Emilio Botín, y es una historia irrepetible. La entidad pierde a su gran referente, pero la organización es sólida, el liderazgo de Ana Patricia Botín sin duda se consolidará, y la herencia de gestión dejada por Emilio Botín se mantendrá básicamente intacta. 
¿Tenía todo atado y bien atado? Dicen que estaba preparando a su hija para que le relevara. 
Había algunas dudas, sobre todo por el peso que los inversores institucionales, grandes fondos internacionales de inversión y de pensiones, tienen en el capital, más del 60 por ciento. A este tipo de accionistas, a diferencia de los individuales, no les gusta nada que huela a nepotismo o sagas familiares. Pero Botín ya tenía al Consejo a favor de que le sucediera su hija, y ésta se ha ganado por méritos propios un perfil de banquera internacional eficiente y preparada. Se le exigirá mucho, y el apellidarse Botín va a suponerle un esfuerzo extra para demostrar que está ahí, sobre todo, por su perfil como ejecutiva.
¿Tenía pensado jubilarse? 
Al fallecer, le faltaban 20 días para cumplir 80 años, y su padre se retiró con 83. Yo creo que si la salud se lo hubiera permitido hubiera seguido unos años más, aunque en los últimos tiempos cada vez delegaba más y se implicaba menos en el día a día. Era evidente que estaba en la etapa final de su Presidencia. Algunos directivos del banco se habían extrañado este verano de no recibir llamadas suyas, como era habitual incluso en vacaciones.
¿Sabía desconectar? 
Botín trabajaba siempre, incluso cuando parecía que descansaba. En su plenitud, viajaba sin cesar, cambiando de provincia, de país y de continente como algo rutinario. Sus directivos sabían que debían de estar siempre dispuestos a atender sus llamadas, a cualquier hora y en cualquier día, e incluso ser convocados de forma urgente.
¿Cómo era con sus empleados?
Exigente en competencia y ratios de productividad -convocaba reuniones los domingos por la tarde-, y duro cuando había que tomar decisiones difíciles. Pero también accesible y cercano.
¿Sabía delegar o prefería tenerlo todo controlado?
Le gustaba tener a los mejores a su lado, no soportaba la mediocridad. Su estilo de gestión consistía en abrir los temas a la discusión, permitir la controversia entre sus directivos y, al final, decidir.
¿Desayunaba sardinas?
A veces, una lata. 
¿Qué destaca del Botín que no conocemos, de su lado humano?
Era una persona muy cercana, empática, nada que ver con la prepotencia de otros líderes empresariales. Se interesaba por acercarse a las personas y sabía escuchar. Todo lo anotaba mentalmente, sobre todo si le era útil para el negocio.
 Habla en su libro de que dejaba de lado las condescendencias.
No era paciente, le gustaba ir al grano y al núcleo de los problemas.  
 Tuvo una educación estricta.
No le regalaron nada. Su padre le hizo empezar en el banco desde abajo, con el nivel de jefe de cuarta.
¿Cuáles han sido sus grandes aciertos? 
Haber sabido anticiparse a la oleada de competencia que imponía la entrada en Europa, lo que le llevó a dar el primer golpe y tomar mucha ventaja respecto a sus adversarios. También, haber sabido subirse al proceso de concentración bancaria, que él no inició, pero que le llevó al liderazgo del sector. Y el tercero, haber sabido rodearse de los mejores directivos.
¿Yentre los errores? 
Haber entrado en la fusión con el Central Hispano de forma precipitada, aunque es verdad que son operaciones que hay que llevar a cabo con rapidez para evitar filtraciones. Pero se dejaron cabos sueltos. Otro fallo fue olvidarse de firmar el folio de la oferta por Banesto que contenía el precio ofertado, lo que generó una tarde crítica en el Banco de España ante la posible impugnación de la subasta.
¿Qué ha supuesto el cántabro para la marca España? 
Era uno de los empresarios españoles más conocidos y respetados internacionalmente, y él mismo tenía un sentido muy global de su presencia pública. Logró que el mayor banco español se llamara Santander, como él quería desde el principio, después de engullir marcas tan emblemáticas como Banesto, Banco Central o Hispanoamericano. Y después lo trasladó a una reconocible a nivel mundial, mediante la unificación de las identidades corporativas y el patrocinio de un deporte tan global como la Fórmula 1. Eso, en sí, ya sería importante, pero, además, siempre se preocupó de usar su capacidad de atraer la atención en todo el mundo para defender en los foros internacionales el potencial de futuro de la sociedad española, incluso en los momentos más duros de la crisis. Siempre se preocupó de poner su capacidad de comunicación al servicio de la marca España.    
¿Y para la banca española? 
A finales de los años 80, recién llegado a la Presidencia, Botín asumió el papel de elemento disruptor del estatus quo bancario, anticipando los vientos de competencia y liberalización que llegaban de Europa. Para disgusto de sus colegas, que en algún momento le vieron como un traidor que boicoteaba hasta las reuniones de presidentes, lanzó innovaciones como las cuentas de alta remuneración, las superhipotecas o las comisiones bancarias, además de introducir el marketing moderno en la banca española. Después, supo ponerse al frente de las fusiones y adquisiciones bancarias hasta alcanzar el liderazgo del sector. Ha sido un personaje decisivo en las historia de la banca en las tres últimas décadas.