Convertir la clase en una discoteca, el sueño de cualquier adolescente, tiene en el colegio San Pedro y San Felices el beneplácito de los profesores. Cantar y bailar temas de Melendi o de Shakira dentro del aula forma parte del programa pedagógico, como también lo es crear sonidos con cualquier objeto, escuchar música gregoriana (y por el mismo precio ver al profesor disfrazado de monje), imitar el sonido de los pájaros o probar a escuchar el silencio.

Todas las caras de la música se estudian y practican en el centro como parte de un formación académica «innovadora y diferente que implica a toda la comunidad educativa», tal y como destacó y comprobó el propio alcalde, Javier Lacalle, en el recorrido que hizo por los distintos talleres y por unas aulas bautizadas con las notas de la escala musical. En DO, por ejemplo, se pinchaba la música del siglo XXI;RE marcaba sus usos y funciones en el cine, televisión, publicidad...; LA marcaba la clase sobre los instrumentos y su elaboración, y SI la música en la salud.

Después de tratar la literatura, la pintura, el deporte o la ciudad de Burgos, la música es este curso el tema central del programa Interniveles, una forma de trabajar entre los alumnos de distintas edades que el centro realiza desde hace 16 años. «Los profesores van trabajando en las clases distintos aspectos del tema y luego lo juntan en unos talleres que se comparten. Entre hoy (por ayer) y el lunes todos los niños pasarán por esos talleres, practicando y aprendiendo lo que el resto de compañeros ha trabajado durante el trimestre en sus asignaturas», resumió el director, Modesto Díez Blanco.

«La docencia no es solo el día a día con los apuntes; también son importantes las actividades didácticas», le respaldó el alcalde. «Entendemos que esta pedagogía es eficaz por los valores que transmite», añadió el director. La actividad va dirigida a los 668 alumnos de entre 3 y 16 años, aunque se hace más hincapié con los de Infantil (120) y Primaria (120).