Francisco, Diego y Laura habían visto volar a Superman, a Batman y a Harry Potter, pero ayer fueron ellos los que aparecieron en la tele como superhéroes, los brazos extendidos, sobrevolando campos a velocidad supersónica. La fascinación y la magia del cine y sus efectos captan la atención de todos, también de los niños del CRIE que ayer, como sucede con otros escolares cada miércoles del curso, asistieron al IES Diego Marín Aguilera para conocer las instalaciones audiovisuales de realización que dirige el profesor del centro y cineasta Lino Varela.

Los peques no se pierden detalle de la explicación y del recorrido. Varela, que derrocha pasión, va cautivándoles, preguntándoles sobre esto y aquello. Acostumbrados a estar al otro lado de la pantalla, su curiosidad se despierta al conocer las entrañas, los entresijos, la trastienda en la que se fabrican los sueños.

El director de La parada les conduce el plató, en el que todo es posible. Allí, entre los focos y las cámaras, se está proyectando una vieja película, una de las más antiguas de la historia del cine, Viaje a la luna, rodada por  Georges Méliès en 1902. Atrapados en esas imágenes en blanco y negro, Lino Varela habla de Meliès e insta a los alumnos a convocarle, a que le llamen, porque todos es posible, como decíamos, incluido que aparezca aquel ilusionista francés. Y ¡voilà! El cineasta se aparece tocado con un sombrero y con capa de mago. Ofrece a todos los visitantes, para que lo conserven de recuerdo, un trozo de cinta, fotogramas de celuloide que ellos reciben con entusiasmo.

A escena

Explica Varela que muchos de los trucos que creó Meliès todavía se utilizan hoy, tantos años después. Y es después, cuando el director burgalés les explica los misterios de un plató, cuando invita a los chicos y chicas a convertirse en protagonistas de sueños. Inés se pide coger la claqueta y Jorge y Ángel improvisar una suerte de informativo al estilo de los ‘Manolos’. Nadie diría que lo hacían por primera vez: menudo aplomo y desparpajo el de los muchachos, aunque se les viera el plumero en lo que a colores futbolísticos se refiere...

Salen después otros compañeros, que se alistan para compartir escena con dinosaurios: se mueven en la selva como intrépidos aventureros mientras las extinguidas bestias se cruzan con ellos en la pantalla. Todos alucinan. Como los que se piden volar más tarde o compartir canción con BobEsponja, Patricio y compañía. Se han sentido protagonistas de sueños por un rato. Una experiencia que no olvidarán nunca.