Grandes superficies podrían obtener beneficios fiscales por reciclar mejor

Gadea G. Ubierna / Burgos
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Más de mil toneladas. Mercados y comercios grandes envían cada año 1.216 toneladas de materia orgánica a Abajas y Medio Ambiente quiere que en 2020 se haya reducido esa cantidad

Imagen de archivo de la hora de recogida de residuos en el Mercado Norte. - Foto: Patricia

Grandes superficies y mercados de la capital envían al vertedero alrededor de 1.200 toneladas de materia orgánica cada año; es decir, un millón de kilos de comestibles y otros productos perecederos que hay que analizar en el Centro de Tratamiento de Residuos de Cortes antes de mandarlos a Abajas. Y este proceso tiene más o menos impacto ambiental y es más o menos costoso en función de lo bien que se hayan separado los desechos en origen: cuánto más plástico, cartón o vidrio haya entre la basura, más complejo será su tratamiento y más contaminará. Por ese motivo, la Concejalía de Medio Ambiente quiere negociar con estos grandes productores un nuevo sistema de separación y reciclaje que garantice reducción de desperdicios y para conseguirlo, valora la posibilidad de implantar un sistema «experimental» de bonificación de tasas a ejecutar a largo plazo para grandes superficies, mercados y comercios (entre otros posibles beneficiarios) que permita incentivar mejores prácticas en el reciclaje de la materia orgánica.

Hace menos de una semana que la responsable de la materia en elAyuntamiento, Carolina Blasco, explicaba a este periódico que en el último trimestre del año se pondrá en marcha un proyecto «piloto» en un punto o en varios de la capital para que los vecinos separen todavía más los residuos que suelen tirar al contenedor gris y conseguir que en las bolsas de orgánico no haya nada más que alimentos. El objetivo es doble, porque, por una parte, se pretende disminuir la cantidad de basura que entra en el vertedero de Abajas y, por otra, obtener unos residuos orgánicos de mayor calidad, que luego tendrán mejor salida en el mercado en forma de compost. Sin embargo, la mayor cantidad de residuos de este tipo no se genera en los hogares, sino en grandes superficies, mercados o locales de hostelería, por citar algunos de los considerados «grandes productores». Entonces, Blasco pretende hacer lo mismo que con los hogares: conseguir unos desechos orgánicos más ‘puros’ y de mejor calidad que faciliten su posterior tratamiento, mediante otro plan pionero a desarrollar de manera «prioritaria» en los próximos años.

Obligación

Así se ha plasmado en el nuevo Programa de Prevención de Residuos que está ultimando la concejalía y que se pretende aprobar a comienzos de septiembre para que sirva de instrumento de trabajo a lo largo de los próximos seis años. ¿Por qué? Porque es el plazo que la Unión Europea ha marcado para reducir la cantidad de residuos que llegan a los vertederos y aunque los ayuntamientos no están obligados a disponer de este tipo de planes, en Burgos se quiere iniciar una labor de concienciación a la que, según Blasco, «estamos obligados moral y legalmente».

En concreto, el documento que marcará las pautas a seguir en Burgos establece, en lo que respecta a los residuos orgánicos, la necesidad de determinar quiénes son los grandes productores para incluirlos como tales en la Ordenanza Municipal de Limpieza y Gestión de Residuos; es decir, quiénes generan más de 300 litros al día de los denominados ‘biorresiduos’. En principio, se considera que serán los dos mercados municipales (envían 432.050 kilos cada año); el Mercado de Frutas y Verduras de Villafría (217.980 kilos al año) y los supermercados y grandes superficies. Sin embargo, hay algunas como Hipercor o Carrefour que tienen sus propios planes de recogida y no mandan nada a Abajas, pero sí generan desecho. Y cuánto generan al año es una de las cosas que la concejalía quiere saber para poder obtener datos concretos acerca de cuánta materia orgánica se desecha en Burgos, cuánta se gestiona a través del Ayuntamiento y cuánta se gestiona correctamente, sea en Burgos o en otros puntos. Hay que tener en cuenta que sin contar a estas dos cadenas, las grandes superficies trasladan al vertedero más de 566.920 kilos de productos comestibles o perecederos. Para ello, hace meses que empezaron a hablar con todas las partes y, en principio, parece haber buena sintonía. «Yo he visto a todo el mundo muy dispuesto a colaborar, pero también es cierto que muchas cadenas dependen de directrices de ámbito estatal», apuntó Blasco.

Suponiendo que se obtuvieran todos los datos requeridos, la idea sería analizar pormenorizadamente las características de los residuos procedentes de estos puntos, para conocer con exactitud la cantidad de materia orgánica aprovechable para otros fines y en qué medida llega mezclada con otro tipo de residuos o ‘impropios’, como se denomina en la jerga. Este aspecto determinará el impacto que puede tener este nuevo paso en el Ecoparque de Cortes o si habría que hacer alguna inversión para conseguir generar un compost de mayor calidad. Asimismo, determinaría el grado de implicación o la necesidad de incentivar mejores prácticas mediante algún tipo de subvención o de bonificación fiscal. «Es difícil, pero merece la pena estudiarlo y como el horizonte es amplio, de seis años, lo hemos dejado abierto para ver si aprovechando alguna modificación legislativa se puede implantar».

La complejidad está, fundamentalmente, en que obligaría a modificar la estructura de la tasa de basuras y, por lo tanto, a contar con la colaboración de la Concejalía de Hacienda. Por el momento, esto es algo que no se hace en municipios relativamente grandes y Blasco considera que si se analizan todas las posibilidades, Burgos podría llegar a ser «pionera» en la materia. «A veces hay que anteponer el objetivo a largo plazo a la eficiencia en la gestión», considera Blasco.

 En principio, los mayores beneficiarios serían quienes más residuos generan y quienes, por lo tanto, mayor esfuerzo tienen que hacer en mejorar el reciclaje. Pero los incentivos también podrían extenderse a particulares que accedan a participar de manera voluntaria en los programas de recogida de biorresiduos que, como ya se ha especificado en este periódico, se pondrán en marcha antes de que acabe el año, o incluso para aquellos ciudadanos que utilicen el punto limpio con frecuencia y a quienes se les podría facilitar, por ejemplo, una tarjeta de fidelización.