La ronda vive un impulso notable por primera vez en cuatro veranos

H. Jiménez / Burgos
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En todos sus tramos. Tras la inyección económica de la pasada primavera hay maquinaria trabajando en todo el recorrido norte y noroeste, algo que no sucedía desde el 'tijeretazo' de 2010

Máquinas trabajando en el ramal de acceso al polígono de Villalonquéjar desde la circunvalación, que ya cuenta con una primera capa de asfalto provisional. - Foto: Luis López Araico

Hacía cuatro veranos que el paisaje entre Villímar y Villalbilla no incluía tanta maquinaria pesada. Cuatro años de una semiparalización, con apenas pequeños avances inapreciables a corto plazo, que eran el reflejo del parón general de las grandes infraestructuras. En el verano de 2010, cuando la crisis económica era ya imposible de ocultar, el Ministerio de Fomento entonces presidido por José Blanco decretó un ‘tijeretazo’ que afectó de lleno a los tramos norte y noroeste de la circunvalación de Burgos. El relevo en el Gobierno no cambió demasiado y durante los años siguientes la ronda apenas ha avanzado. Hasta este verano.

La inyección económica anunciada en mayo para retomar el tramo noroeste (la conexión entre las autovías de Aguilar y León), y el remate de los trabajos en el segundo túnel de Fuente Buena (junto a Villímar) que se habían iniciado en el otoño de 2013 han permitido dibujar un panorama muy distinto, con mucha más actividad y distribuida por toda la traza.

De este a oeste, las obras arrancan en las inmediaciones de la estación del ferrocarril. Allí, donde los dos carriles de la circunvalación que ya está en servicio se convierten en uno solo, se está ejecutando una duplicación que atravesará bajo el monte cercano. El túnel está calado hace más de cinco años, pero es ahora cuando sus dos extremos se han empezado a asfaltar con la primera capa de firme y empiezan a cobrar el aspecto de las infraestructuras próximas a su inauguración. Se están colocando en el interior las instalaciones de seguridad, alumbrado, ventilación, protección contra incendios y el centro de control.

Hace solo tres semanas que entró en funcionamiento el enlace directo entre el primer túnel y la A-73 (la carretera hacia Cantabria) aunque por el momento solo funciona en sentido entrada a Burgos, y los que se dirigen hacia Santander todavía deben utilizar un trazado provisional bajando hasta la rotonda del vivero de Villatoro.

Desde este punto, cuyo cielo está sembrado de viaductos que conformarán el futuro gran nudo norte de la ciudad (el equivalente al sureño del Landa), unas cuantas apisonadoras repasan el asfalto recién extendido en dirección a Quintanadueñas. Este es uno de los cambios más notables de los últimos meses, pues durante mucho tiempo este tramo estuvo bastante abandonado.

Al contrario de lo que sucedía en las últimas campañas, ahora hay camiones recorriendo constantemente toda la traza y un vistazo desde las alturas cercanas permite comprobar que el avance es notable. Por fin. De hecho, una capa de firme que aparenta ser provisional (todavía no preparada para la circulación de vehículos) se extiende hasta el ramal de enlace con la carretera de Quintanadueñas, lo que en el futuro próximo será la entrada natural al polígono de Villalonquéjar de todos aquellos vehículos procedentes de Cantabria e incluso de Vitoria si optan por circunvalar Burgos por el norte.

Las últimas previsiones oficiales barajan la fecha de finales de este año para la conclusión del segundo túnel de Fuente Buena, y a la vista del avance logrado hacia Quintanadueñas parece posible su apertura a lo largo de 2015. Más complicado sería aventurar una fecha para la continuación hacia Villalbilla, aunque la actividad de construcción no cesa ni siquiera en este tramo, claramente el más retrasado.

En la zona donde la noroeste se unirá con la oeste y con la autovía de León, la parálisis de los últimos años se nota especialmente, por ejemplo en el cruce con la carretera de Quintanadueñas donde falta mucha labor por hacer, en la ladera situada justo detrás de la depuradora o en el enorme viaducto que cruzará el Arlanzón. Además, apenas se ha esbozado el paso sobre el ramal de Villalonquéjar, la vieja N-120 o la línea férrea que se aprietan en pocos metros.

Tres años más

Es probable que esta gigantesca obra se alargue durante otros tres años a tenor de lo que contemplan los presupuestos generales del Estado y de la cantidad de tareas que todavía figuran en el apartado de «pendientes».

Tal y como recogía este periódico a principios de junio, el cierre de la circunvalación todavía exigirá unos 80 millones y para este año solo se han reservado 8,5, así que el grueso deberá ejecutarse entre 2015 y 2016, siempre que la economía respete las previsiones.

El primer tramo de circunvalación se inauguró en 1984, entre el Landa y Castañares. Si finalmente llega en 2017, el estreno del último (el noroeste) lo hará nueve después del tramo norte (sin incluir la duplicación del túnel, todavía en construcción) que entró en servicio a mediados de 2008. Casi una década cuyo ritmo desesperante, trufado de avances y sobre todo de paralizaciones, ha servido de perfecto reflejo de la marcha general del país.