Cuatro médicos de Burgos tuvieron que tratarse adicciones en 2014

G.G.U. / Burgos
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Recurrieron al Paime, un programa que se puso en marcha para que los facultativos recibieran atención por drogadicción y patologías psiquiátricas. Lo más habitual, alcoholismo y trastorno de la personalidad

Cuatro médicos de Burgos recurrieron el año pasado al Plan de Atención Integral al Médico Enfermo (Paime), un programa creado hace ahora ocho años para que los profesionales sanitarios en activo pudieran tratarse adicciones y patologías psíquicas con un especialista y con confidencialidad, antes de que el problema acabara repercutiendo en la atención a los pacientes. En toda la región hubo 14 pacientes nuevos, que se sumaron a los 27 que seguían tratamiento desde hacía años. En la mayor parte de los casos los facultativos buscaron ayuda de forma voluntaria, aunque presionados por las palabras de amigos, familiares, compañeros de servicio o, incluso los superiores. Las causas más frecuentes para recurrir al Paime fueron los trastornos de la personalidad y los ansiosos depresivos, así como el alcoholismo. 
El expresidente del Colegio de Médicos de Burgos, Juan José Aliende, es el director técnico de este programa y explica que son conscientes de que su ayuda llega a un número muy reducido de casos, dado que la cifra de sanitarios con adicciones o psicopatologías en Burgos dista mucho de lo que están viendo a través del Paime. Y no porque el médico sea un colectivo peculiar, sino porque «se calcula que un 10% de la población en general tiene patología psíquica o adicciones y en Castilla y León somos 12.000 médicos, así que la cifra debería ser mucho más alta que las 124 historias que tenemos acumuladas desde que pusimos en marcha el Paime en mayo de 2007», explica este médico de Atención Primaria del Centro de Salud de Las Torres. Para tratar de llegar a un mayor número de casos, se va a iniciar una campaña de divulgación a través de los nueve colegios profesionales y también se intentará mejorar la comunicación con los departamentos de Salud Laboral, Inspección e Instituto Nacional de la Seguridad Social. Entre otras cosas, porque mejorar el funcionamiento del Paime repercute directamente en la reducción de bajas laborales.
En este momento, entre los pacientes nuevos y los que ya estaban en tratamiento, hay ahora 41 profesionales tratando de superar un problema que puede poner en riesgo su profesión, porque si el facultativo enfermo o adicto con un problema reconocido se niega a ponerle fin, se suspendería la colegiación y no podría ejercer. Este es un caso extremo al que según explica Aliende no se ha llegado en Burgos, porque lo más frecuente es que los profesionales «escuchen» los consejos de quienes les recomiendan acudir al especialista y no poner en peligro su trabajo ni la salud de los pacientes. O, incluso, que acudan ellos mismos sin que nadie se lo indique al reconocer que tienen un problema.
Como ya se ha indicado, las patologías más frecuentes son los trastornos de la personalidad y  ansiosos depresivos así como la depresión mayor, seguidos del alcoholismo, la adicción a los opiáceos, estimulantes o, en menor medida, a los ansiolíticos. «Y algunas veces son duales, tienen patología psiquiátrica y adicciones», apunta Aliende. 
 
Más jóvenes. Entre los más de cuarenta casos que están recibiendo asistencia en este momento hay médicos de Atención Primaria y Especializada, Médicos Internos Residentes (MIR), personal del 112, dentistas, profesionales de los servicios territoriales de Salud, algún profesor... El perfil es variado y, como indica Juan José Aliende, la incidencia entre hombres y mujeres es del 50%. Sin embargo, en lo que sí han notado cambios con respecto a los últimos años es en que los pacientes son más jóvenes que en el histórico acumulado en estos ocho años. Así, si la media de edad estaba en unos 50 años, en 2014 se redujo a 48 años.
El programa cuenta con terapeutas en Burgos, Valladolid, León y Salamanca, cuatro provincias que se reparten todos los pacientes en función de su lugar de residencia: los de Soria suelen acudir a Burgos; los de Segovia y Palencia a Valladolid; mientras que los de Ávila y Zamora tienden a tratarse en Salamanca. No obstante, si algún paciente de Burgos quiere tratarse en Valladolid para preservar el anonimato y la confidencialidad, puede hacerlo. Aliende destaca que no ha ocurrido, pero que si se solicitara, no habría problema. «Si se diera el caso de que un profesional se encontrara en la consulta con un paciente, lo más probable es que se le perdiera el respeto», apunta el director técnico del Paime. En los casos en los que hay que ingresar (dos en la región) no se hace en ninguno de los hospitales de Castilla y León, sino en Barcelona, en la clínica de la Fundación Galatea. Este centro está especializado en la atención a sanitarios y es con el que se tiene convenio para la puesta en marcha de este programa en toda España, no solo en Castilla y León. 
En este momento, la Junta aporta 30.000 euros al funcionamiento del Paime, que además se nutre de fondos del Consejo Autonómico de Colegios de Médicos.
 
Los resultados se analizarán en un congreso estatal. Mediados de abril ha sido la fecha escogida para celebrar la sexta edición del congreso que se celebra cada dos años para poner en común y analizar diversos datos en relación con el Plan de Atención Integral al Médico Enfermo (Paime) en cada región. El encuentro de 2013 se celebró en Burgos y para esta ocasión se ha escogido Cáceres. Entre otros asuntos, está previsto que se analicen cuáles son las repercusiones médico-legales para el facultativo enfermo o en tratamiento o las patologías prevalentes. Además, está previsto que se organicen talleres específicos sobre el «Seguimiento al paciente difícil» o «Estrategias en relaciones externas del Paime» o sobre la implementación en los colegios. Por otra parte, también se pondrá en común el presente del programa y el futuro, analizando qué cuestiones hay que corregir o mejorar para que el funcionamiento sea mejor.
El último congreso específico se celebró en Burgos en mayo de 2013 y, entre otras cuestiones, se puso de manifiesto que casi 3.100 profesionales sanitarios habían recurrido a la ayuda que se presta a través de este programa, pionero en Europa y creado por el Colegio de Médicos de Barcelona en 1998. En Castilla y León se puso en marcha en 2007.