"Puedo lucir más la ropa en Instagram que en una pasarela"

José Daniel Maté
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Posar con las prendas de la tienda en la que trabaja le abrió las puertas de un mundo en el que se siente muy a gusto

Judith Alonso supera los 40.000 seguidores en Instagram, sin embargo no se considera influencer por eso. Lo eres, dice, «si haces que la gente cambie o influyes en lo que va a hacer, en lo que va a comprar o en cómo se va a vestir, no por tener más o menos seguidores en las redes sociales». Y según su definición, tu vecina del portal también puede serlo «si te gusta cómo se viste o cómo se peina, porque también te está influenciando, aunque no tenga cuenta en las redes».

Su repercusión social llegó hace poco más de dos años, cuando la jefa de la tienda de ropa en la que trabaja esta burgalesa de 31 años abrió una página en Facebook y pidió a las dependientas que posaran con la ropa y los complementos que vendían. Al principio, Judith Alonso y sus cinco compañeras se hacían las fotos en el propio comercio, con un móvil... pero ella dijo: «si me las hago, me las hago bien» y empezó a ‘currárselas’, buscando sitios diferentes donde posar. «Gustaban un montón y la gente me decía: ‘¡qué guapa estás!’. Además, la ropa llamaba más la atención», recuerda.

Al ver que lo que hacía funcionaba, empezó a subir las imágenes a su Facebook y por entonces, una chica le animó a abrirse una cuenta en Instagram. «Empezó por trabajo y al final se ha convertido en lo que es ahora. Hasta a mí me sorprende ver lo rápido que ha crecido esto». En apenas dos años ha alcanzado los 40.000 seguidores y de 500 likes ha pasado a superar ampliamente los 2.000 en la mayoría de las imágenes que cuelga en @plumasdeunicornio, su perfil social, un alias que eligió por «márketing». «Quería que no fuera mi nombre, que la gente se acordara... y los unicornios estaban de moda en ese momento», explica.

Esa repercusión despertó el interés de marcas en Judith Alonso, que recuerda que en su primera colaboración le regalaron dos perfumes por utilizar su foto como imagen de marca. También le hizo «mucha ilusión» que una tienda de venta online le regalara un bolso de piel. «¿Cómo me van a dar un bolso de 300 euros ‘solo’ por sacarme una foto?» se preguntaba. Por eso se fue hasta la Casa de la Madera, en Regumiel de la Sierra, para posar. «Ves que gusta lo que haces, que la gente te apoya y a veces te vas dos horas en coche para hacerte unas fotos», comenta.

El 80%, calcula, de la ropa con la que posa en las fotos es de la tienda en la que trabaja, pero también ha recibido un vestido de un diseñador de Ibiza o prendas de ceremonia y ha colaborado con peluquerías a cambio de tratamientos, peinados... «Si no es competencia, no hay problema», explica. Eso sí, las colaboraciones que hace suelen ser a cambio de producto o servicio, no de dinero. Beneficio económico saca a veces de otra aplicación, 21Buttons.

Muchas horas. «Para que esto funcione tienes que meter muchas horas», asegura. Ella dice que en el trabajo no coge el móvil, «pero el resto del día lo tengo en la mano. A veces miro el WhatsApp y tengo 1.500 mensajes, o subo una historia a Instagram y enseguida tengo 50 mensajes directos». Judith ‘cuida’ a sus followers e interactúa con ellos, de ahí su gran cantidad de ‘me gusta’ y comentarios.

«Esto creo que me puede abrir alguna puerta laboral más, pero no para dedicarte a ello toda la vida», augura, y aunque reconoce que ha contactado con ella alguna agencia de modelos para hacer algún casting, no se ve en desfiles: «Sé que puedo lucir más la ropa en Instagram que en una pasarela», asegura.