«Si la patria de cada uno es su infancia, Sedano es la mía»

H. Jiménez / Burgos
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Germán Delibes de Castro • Premio Castilla y León de Restauración y Conservación del Patrimonio

Delibes de Castro, en un parque de Valladolid. - Foto: rubén cacho (ical)

 

 
Hoy recoge en Valladolid, junto a otros siete homenajeados, uno de los Premios Castilla y León. El suyo es el de Restauración y Conservación del Patrimonio, que supone un reconocimiento a su valía profesional y a su compromiso personal.
¿Qué supone para usted recibir este galardón?
Gratitud a los que me lo han dado y a quienes han contribuido de otro modo a que así suceda (pienso en mis maestros, en mis compañeros de trabajo y en mis alumnos). Pero también desasosiego: tengo muchas dudas sobre mis merecimientos
¿Es usted regionalista, o autonomista, o como quiera que denominemos el sentimiento de pertenencia a la Comunidad?
Sé que soy castellano pero no encuentro ninguna razón para enorgullecerme de ello más de lo que pueda hacerlo un habitante de Costa de Marfil. En todo caso, seguro que sería mucho más revindicativo si me pusieran dificultades para serlo. Contra alguien es mucho más fácil sentirse algo.
Su relación con Burgos proviene, sobre todo, de su casa familiar de Sedano donde ya veraneaba su padre, Miguel Delibes. ¿Sigue yendo?
Sí, claro, todos los años pasamos allí las vacaciones de verano. Mantenemos allí una casa que es de todos, aunque no podemos ir juntos. Tenemos que repartirnos las fechas porque somos 7 hermanos, tenemos hijos, y nietos, pero en uno u otro momento vamos prácticamente todos.
¿Qué significa ese lugar en su vida?
Mucho. Casi todo. Es algo muy unido a mi familia. Sedano es nuestro refugio y lugar de encuentro. Seguramente tendría que decir mi patria, si es cierto que la patria de cada uno es su infancia.
La figura de su padre sigue muy presente en la vida cultural de esta región. ¿De qué manera lo está en la suya?
Mi padre era una persona extraordinaria, un hombre con una personalidad muy atractiva, y fue un privilegio vivir a su lado. No hay día que no le eche de menos.
¿Es el burgalés el prototipo de castellano que describió su padre en su obra?
Uno de mis maestros, el geógrafo García Fernández ponía mucho énfasis en que Castilla era diversa. Y Miguel Delibes se sirvió de distintas Castillas como escenario de sus libros. El telón de fondo de la novela Las ratas no es el de El disputado voto del Señor Cayo, por ejemplo. Este último sí se puede identificar con las parameras del noroeste de Burgos.
¿Es algo más optimista que él en cuanto a la conservación de la naturaleza y la sostenibilidad del territorio?
No soy muy optimista. El Homo sapiens es una especie de éxito y mucho me temo que está llamada a acabar con el planeta Tierra. Muchas veces pienso que me gustaría, en este sentido, ser un confiado providencialista.
¿Morirá el mundo rural tal y como lo hemos conocido?
Indudablemente. En gran medida ya ha desaparecido. A mí, como prehistoriador, me sorprende comprobar cómo el mundo rural que yo llegué a conocer hace más de medio siglo en La Lora está más cerca del Neolítico que de la vida actual. Allí no había mecanización, para conseguir una conferencia telefónica había que hacer una oposición...
¿Acabará despoblada la mayor parte del mundo rural en un plazo de 20 años?
No lo sé lo que pasará, pero parece un movimiento bastante imparable. Aunque en los últimos 10 años se han visto más grúas que nunca en los pueblos y muchos vuelven a reparar sus casas, probablemente para irse allí en la jubilación.
¿Y si se despueblan? ¿Será un drama o simplemente algo inevitable?
Si es inevitable, es lo mismo que sea un drama que otra cosa. Simplemente lo veo cada vez más cerca, y no solo en las zonas altas de montaña, hasta los pueblos de la Tierra de Campos están viviendo una tesitura bastante parecida.
Como prehistoriador y arqueólogo tendrá también relación con Atapuerca. ¿Ha trabajado en los yacimientos?
Pues mire, iba a contestarle que no, pero hace una veintena de años tuve la oportunidad de excavar una tumba megalítica, muy deteriorada, del mismo municipio de Atapuerca, el Torrumbero de la Cañada. Pero mi especialidad es la Prehistoria reciente y nunca me he sentido tentado por épocas pretéritas como la del Homo antecessor o el heidelbergensis. Eso sí, admiro enormemente la labor de mis colegas de Atapuerca. En la prehistoria europea bien puede hablarse, sin duda, de un antes y un después de Atapuerca. Y así lo he reconocido públicamente cuantas veces he tenido ocasión de hacerlo.
Recientemente supimos que quizás en Orce haya restos de la humanidad más antiguos, ¿restan importancia al yacimiento burgalés?
La importancia de Atapuerca no se puede separar de la riqueza de los yacimientos, pero todavía se debe más al buen trabajo efectuado en ellos. Aún no se ha dicho la última palabra sobre cuáles son los más viejos fósiles humanos de Europa y sigue siendo posible que sean los de esta zona de Burgos. ¿Pero qué más da? ¿Es más importante Alfonso X el Sabio que Felipe II por ser anterior en el tiempo? A cada cual su papel. Demasiado infantil eso de pensar que cuanto más viejo mejor.
¿Qué le parecen el MEH y el conjunto de los equipamientos del Solar de la Evolución?
Precisamente la semana pasada di una conferencia en el Museo y tengo la costumbre, además, de visitarlo cada año, así como los yacimientos de la Sierra de Atapuerca, acompañado de mis alumnos de la Universidad de Valladolid. El continente es espectacular, una gran obra de Navarro Baldeweg; y el contenido vistoso y muy didáctico. Animo a los castellanos y leoneses que aún no lo han hecho que lo visiten. Merece la pena.
¿Puede ser la ciencia un motor de progreso económico o debemos diferenciarlo?
Antes hablábamos de la difícil sostenibilidad de nuestro mundo. Creo que sin la ciencia resultaría completamente imposible. Se impone la revolución del conocimiento; tal vez sea una de nuestras únicas esperanzas.
¿Se cuida suficientemente el patrimonio arqueológico en Castilla y León?
Me consta que se hace un gran esfuerzo desde las instituciones, pero todo es mejorable.
¿Y en concreto en la provincia de Burgos, donde usted ha trabajado particularmente?
He trabajado bastante en los sepulcros dolménicos de Sedano y voy a aprovechar la ocasión para pedir algo. Hace 20 años se hizo un notable esfuerzo económico para restaurar varios de esos monumentos y se creó una ruta dolménica que generó bastante expectación. Bueno, pues ha llegado el momento de prestarles un poco de atención, pues necesitan arreglos de ‘chapa y pintura’. En El Moreco de Huidobro se halla desplomada buena parte del corredor, y la cartelería tanto de este dolmen como de los de Moradillo, Tubilla, Sargentes y Porquera de Butrón resulta al día de hoy ilegible. Creo que los pueblos no pueden atender estas cosas, así que habrá que pensar en echarles una mano desde la Junta o la Diputación.
Decía hace unos días, al recibir la noticia de que había sido galardonado con el Premio Castilla y León, que la arqueología está pasando un mal trance. ¿Peor que otras disciplinas científicas o humanísticas?
La Arqueología pasa por un mal trance como cualquier otra disciplina científica. Ha disminuido mucho la inversión en ciencia y se corre seriamente el riesgo de sufrir un paréntesis -el de una generación perdida- que acabaríamos pagando.
¿Por qué es importante saber lo que pasó hace 5.000 años en estas tierras?
Decía el filósofo Emilio Lledó que el hombre es esencialmente ser memoria. No sé si ocuparnos de la Historia es una virtud o una enfermedad, mas lo cierto es que ninguna de las generaciones de hombres que ha habido a lo largo de los tiempos ha dejado de mostrar preocupación por su pasado. 
¿Cómo conservar el patrimonio tan extenso que tenemos?
En el caso del patrimonio arqueológico, que es el que mejor conozco, deberíamos ser selectivos. Debemos excavar menos aprovechando que, cada vez, con menos destrucción (excavar un yacimiento no deja de ser destruirlo) somos capaces de obtener más conocimiento. Y luego sería absurdo pensar en ‘poner en valor’ todos los vestigios exhumados, algunos deberán taparse de nuevo. Por otra parte, seguramente sería más práctico concentrar las actuaciones en unos pocos yacimientos, que efectuar intervenciones minúsculas en multitud de ellos. Pero todo esto hay que estudiarlo caso por caso. 
Dice la Iglesia Católica, como propietaria de la mayoría del patrimonio, que hay que elegir lo que queremos perder porque todo no se puede conservar.
Insisto, estudiemos caso por caso. No me gustan demasiado las generalizaciones que, como esta, lo único que logran es relajar las conciencias.
¿Es necesaria una mayor implicación del sector privado en la conservación? ¿Por qué en otros países hay una mayor cultura del mecenazgo?
A ver si lo logramos, pero no creo que en otros países sea una cuestión de que tengan mejores intenciones, simplemente se trata de tener un retorno que sea mejor que la inversión. Y eso es lo importante.