Unas horas después de que los extremistas del llamado Estado Islámico (ES) difundieran el vídeo de la decapitación de un trabajador británico de una ONG, los ministros de una veintena de países se reunieron en París para intentar coordinar militares, dinero y mensajes para poder combatirlos.
Los extremistas suponen «una amenaza global que requiere soluciones globales», mantuvo el presidente francés, François Hollande, en la apertura de la conferencia celebrada en la capital gala. «La lucha de los iraquíes contra el terrorismo también es nuestra», insistió, añadiendo que «no hay tiempo que perder».
Estados Unidos aún lucha por convertir en hechos las promesas de participación internacional en la guerra contra los radicales. De hecho, John Kerry, secretario de Estado, llegó el pasado domingo a París después de realizar un tour por Irak, Jordania, Arabia Saudí, Turquía y Egipto en busca de compromisos concretos para acabar con los yihadistas. Algo que, en el caso de Francia, parece haberse materializado, pues el Ejecutivo también anunció que ya había iniciado sus primeros vuelos de reconocimiento en territorio iraquí.
Sin embargo, la semana pasada, en una conferencia en Arabia Saudí, 10 países firmaron una declaración de apoyo a una posible campaña militar en Irak «según sea adecuado», pero no dieron ningún detalle de cómo, cuándo o con qué estarían dispuestos a participar. Además de Arabia Saudí, los firmantes eran Emiratos Árabes, Qatar, Irak, Kuwait, Egipto, Jordania, Líbano, Omán y Bahréin. Turquía también estaba presente, pero no la rubricó.
Asimismo, los asesores de Kerry aseguraron que varios Gobiernos árabes ya habían dicho a EEUU en privado que bombardearán el territorio controlado por el EI, mandarán armas y ayudarán a la formación de soldados.
TAMBIÉN CHINA Y RUSIA. España es uno de los países que respaldaron la declaración impulsada por Hollande en París, comprometiendose a luchar contra los extremistas islámicos «por todos los medios necesarios, incluyendo ayuda militar apropiada».
También firmaron este documento China y Rusia, que como miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU vetarían, en cambio, cualquier resolución para intervenir en Siria si no hay un acuerdo con el presidente Bachar Asad. Los documentos de la conferencia, por ello, solo incluyeron menciones a Irak, cuyo presidente estaba entre los invitados.
«Todas las opciones están encima de la mesa», mantuvo el ministro de Exteriores español, José Manuel García-Margallo, tras la reunión al ser preguntado sobre si el país estaría dispuesta a colaborar incluso en los bombardeos de territorio iraquí. Aun así, García-Margallo aseveró que aún no había recibido ninguna petición concreta para participar en la coalición.
Finalmente, el ministro insistió en que «hay un abanico de posibilidades abiertas» y mencionó el uso de bases españolas, la modificación del Código Penal para procesar a «luchadores extranjeros» y «la vigilancia de las zonas más vulnerables a los movimientos radicales».