De la Villa Textil a la Banca y el Senado pasando por Méjico

Juan José Martín
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Bruno Zaldo Rivera (Comerciante, fundador del Banco Hispano Americano, diputado y senador)

Junto a su esposa, Vitoria Arana Villar, con quien se casó en 1869. - Foto: DB

De origen modesto, hizo fortuna en Méjico. De vuelta a España. fue uno de los fundadores del Banco Hispano Americano, la primera entidad financiera moderna española.

Bruno Zaldo Rivera nació en Pradoluengo el seis de octubre de 1836, en el seno de una familia modesta, siendo el mayor de seis hermanos. Sus padres eran ‘mayordomos’ -una especie de capataces- de la fábrica de hilaturas de lana La Nueva, una de tantas situadas a la vera del río Oropesa. La perentoria situación económica de su familia que, si bien era mejor que la de los obreros no suponía vivir de forma desahogada, le impulsó a emigrar hacia América a muy temprana edad, y tan sólo con estudios primarios. No obstante, sus apologistas siempre destacaron en él una inteligencia natural y viveza en sus actuaciones. No en vano, la dura vida cotidiana de la industria textil pradoluenguina, favorecía el desarrollo precoz de las dotes para la supervivencia.

En la ciudad mejicana de Veracruz, se instaló como aprendiz en un comercio de un compatriota montañés, que ya estaba asentado en el, por entonces, destacado emporio. En 1857, con tan sólo 19 años, fundó un pequeño comercio independiente en esta misma ciudad, que fue el embrión de la futura Casa Comercial Zaldo Hermanos, exitosa compañía por acciones creada en 1868.

Cuatro años antes, y con 27 años, Bruno había regresado a Pradoluengo con la intención de unir a sus hermanos a su próspero negocio. Progresivamente, marcharán a hacer las Américas en este orden, sus cuatro hermanos varones, varios familiares directos y un buen número de paisanos de la Villa Textil. En 1869, volvió de nuevo a Pradoluengo, en esta ocasión para casarse con Vitoria Arana Villar, hija del destacado fabricante de bayetas Ceferino Arana, aportando al matrimonio nada menos que 1.432.420 reales, lo que dejó boquiabiertos a sus suegros, autoridades locales y, en fin, a todo el pueblo. De ellos, 233.580 reales se correspondían con los beneficios obtenidos en poco más de un año de funcionamiento de su compañía de comercio, lo que indica su enorme rentabilidad.

Las inversiones de su firma, se expandieron en varias direcciones dentro de distintos sectores económicos, entre otros hacia la industria textil del algodón, en la ciudad mejicana de Jalapa, la fundación del Banco Mercantil Mexicano en 1882, así como la del Banco Mercantil de Veracruz. En 1899, Zaldo participó junto a capitalistas mejicanos y otros compatriotas indianos, en la creación de la crematística Tabacalera Mexicana. Además, sus negocios se ampliaron enormemente hacia sectores como la construcción, la agricultura tropical o los ferrocarriles. Tras dejar sus intereses mejicanos a cargo de sus hermanos, regresó a España, instalándose en principio en Madrid, donde continuó con sus actividades financieras y empresariales.

Sin duda, su actuación más destacada en el mundo de la banca y los negocios financieros, fue la fundación en 1901 del Banco Hispano-Americano, que se convirtió en poco tiempo en uno de los más importantes del país, y que rindió a esta familia grandes beneficios durante cerca de un siglo. Zaldo también fue uno de los fundadores de la Sociedad Alcoholera Española y, así mismo, construyó y explotó económicamente la Cerámica Madrileña. El día a día de la alta burguesía madrileña, le contaba entre uno de sus personajes habituales, apareciendo constantemente en la prensa de la época, tanto por sus relaciones sociales como por asuntos más ‘anecdóticos’, como ser agraciado en varias ocasiones con los premios gordos de la Lotería Nacional...

Este burgalés ilustre, fue además contratista de varias obras de importancia, que configuraron el crecimiento urbano del Madrid de 1900, construyendo para sí un magnífico palacio en pleno centro de la capital, así como una de las mansiones más destacadas de la llamada popularmente en su patria chica como ‘Acera de los Ricos’. Entre otras lucrativas actividades, destaca la erección de la Cárcel Modelo de Madrid.

La retranca pradoluenguina siempre aseguró que este centro penitenciario, «lo construyó uno de Pradoluengo y lo estrenó otro», aunque no contamos con datos fehacientes sobre el chascarrillo. De la cuantía de la fortuna que llegó a acumular, nos da idea el que, en 1905, pagase 3.162 pesetas por contribución industrial y 984 por territorial, lo que le hacía uno de los contribuyentes más destacados del momento a nivel nacional.

Beneficencia y política. Durante toda su vida, se distinguió por llevar a cabo obras benéficas, tanto de utilidad pública como piadosas, y tanto en Madrid, donde ayudó a numerosas instituciones de enseñanza, beneficencia, sociales y asistenciales, como en su localidad natal, donde la donación de limosnas, biblioteca, bomba contra incendios, etcétera, eran norma habitual cada vez que recalaba a los pies de la Sierra de la Demanda. La donación más significativa, tuvo lugar tras la muerte en 1896 de su hermano Dionisio, cuando encabezó al resto de la familia en la construcción del Hospital-Asilo sobre planos del afamado arquitecto Juan Bautista Lázaro de Diego, centro que inaugurará en 1901.

Finalmente, para ‘dar lustre’ a su posición económica y enorme popularidad, Bruno Zaldo se acercó al mundo de la política. Liberal, vinculado a los Alonso Martínez y los Martínez del Campo, en 1905 fue elegido diputado por Madrid, y reelegido por la misma provincia en 1907. Ese mismo año, renunció al escaño, para tomar posesión del de senador por la provincia de Burgos, que había quedado vacante por defunción de Manuel de la Cuesta. En la elección parcial verificada por este motivo, obtuvo 400 de los 401 votos emitidos. También en 1907, recibió la Gran Cruz de Isabel la Católica.

Cinco años después, se retiró definitivamente a Pradoluengo, donde era habitual verle pasear desde su casona hasta un lugar situado en el camino de la ermita de San Bartolomé, y que todavía subsiste con el nombre de ‘poyo de Don Bruno’. El viejo hijo de hilandores de La Nueva, murió el 26 de agosto de 1916, siendo el verdadero cimiento de un grupo burgués, que prosperó en torno a su legado hasta el último tercio del siglo XX.