Una estructura «feudal» frena las denuncias de acoso sexual

Angélica González / Burgos
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Esther Oliver, que colaboró en el primer estudio sobre violencia en las entidades académicas, dijo ayer que estas situaciones arruinan las trayectorias profesionales de muchas mujeres

Esther Oliver (en el centro) con la profesora Sara Tapia (a su izquierda) y activistas contra la violencia de género. - Foto: J.J. Matías

 
Las situaciones de acoso sexual a mujeres que se producen en ámbitos universitarios tienen enormes dificultades para salir a la luz. La razón es la estructura «feudal» que, a juicio de Esther Oliver, permanece aún en las universidades españolas: «Existe mucha dificultad para romper el silencio en las universidades y apoyar a las víctimas porque se mantiene una estructura feudal muy jerarquizada con el poder muy arraigado y denunciar el acoso sexual del profesorado puede traer consecuencias muy graves».
Oliver es investigadora Ramón y Cajal en el centro CREA de la Universidad de Barcelona y participó en la investigación dirigida por Rosa Valls Violencia de Género en las Universidades Españolas (2006-2008), que arrojó algunos resultados que hicieron reflexionar a las administraciones. Entre otros, que casi un  62% de las personas encuestadas (un millar) conocían de algún caso de acoso sexual en la universidad. Gracias a que se destapara esta realidad se consiguió, por ejemplo, que la Ley de Igualdad de 2007 incluyera la indicación de que existan protocolos para trabajar contra esta lacra en el ámbito universitario.
Pero la realidad es que se va avanzando muy lentamente y que no hay en España ninguna universidad que pueda considerarse ejemplar en este sentido. Para buscar la excelencia, Oliver aconseja  conocer los recursos de entidades educativas de mucho prestigio como Oxford o Harvard. «Hay una falta de apoyo muy grande a las víctimas e incluso a las personas que las apoyan y no es infrecuente que reciban difamaciones, acusaciones y muchas presiones; hay un clima hostil con mucha dificultad para romper esta estructura», añadió la experta.
Esta realidad provoca que las carreras profesionales de muchas mujeres se vean cercenadas ya sea porque abandonan sus carreras académicas debido a que no se han atrevido a denunciar o no han sido escuchadas o a que cambian de departamento «porque las áreas donde se han sentido acosadas están encabezadas por personas que acumulan mucho poder y están muy protegidas y apoyadas».
Frente a este estado de cosas, realmente descorazonador, se van levantando iniciativas que pretenden pararle los pies. Una de ellas es la creación de la Red Solidaria de Víctimas de Violencia de Género en las Universidades (que se puede encontrar en la red social Facebook) y que ha sido reconocida por el Banco de Buenas Prácticas de la Fundación Mujeres. La página está gestionada directamente por las víctimas de acoso sexual y por las denominadas ‘víctimas de segundo orden’ que son también acosadas con difamaciones y calumnias por haber apoyado a las primeras.
Esther Oliver explicó esta realidad en la I Jornada Universidad, contexto de formación. ¿Contexto de protección contra la violencia hacia las mujeres? que tuvo lugar en la Universidad de Burgos en la que participaron activistas contra la violencia de género de diferentes asociaciones de la ciudad y que será el punto de partida de una investigación sobre la violencia de género en la UBU dirigida por la profesora Sara Tapia. El trabajo, financiado por el Instituto de la Mujer, cuenta con la colaboración de la Unidad de Igualdad de Oportunidades y del Instituto de Formación e Innovación Educativa.