¿Ciclistas o saltadores de obstáculos?

I. Elices / Burgos
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Bici de montaña. Tras la muerte el sábado en Cantabria de un ciclista que se topó con un pastor eléctrico en la ruta GR99, 5 aficionados de Burgos hablan de las trampas que hallan en Fuentes Blancas y los cerros de la capital

Los aficionados a la bicicleta de montaña están de luto discreto desde que el pasado sábado falleciera un ciclista en Arenillas de Ebro (Cantabria) tras toparse con un pastor eléctrico en mitad de uno de los tramos del mítico GR99, una ruta obligatoria para todo apasionado a las dos ruedas y que transcurre también por la provincia de Burgos. De hecho, el zamorano Jesús Ángel Santos -la víctima- estaba completando el recorrido entre Polientes y Orbaneja del Castillo, según informó el Diario Montañés. Pero no llegó a esta localidad porque el cable que pusieron dos ganaderos en mitad de un camino terminaron con su vida. Los pastores están detenidos e imputados por ser presuntos autores de un delito de homicidio por imprudencia.

Los amantes de la bicicleta agradecen la rápida actuación de  la Guardia Civil, pero se muestran preocupados por el incremento de trampas que los ciclistas se encuentran en sus recorridos por el campo. Este periódico se ha reunido con 5 aficionados para conocer sus impresiones tras este fatídico hecho y para que propongan qué medidas se pueden tomar para terminar con estas prácticas que ponen en riesgo su vida.

Para empezar, aseguran que la colocación de obstáculos en caminos que frecuentan los ciclistas es más habitual de lo que pueda parecer, «lo que ocurre es que no termina en una tragedia como la que ha sucedido en Cantabria». Por ejemplo, Jairo Maniega asegura que «en muchas ocasiones» se han encontrado «con troncos perfectamente cruzados en bajadas cuyo único fin es causar daño». En Fuentes Blancas y en los cerros situados tras el Hospital Universitario y el Divino Vallés «es frecuente tener que abandonar el camino para no tropezar con ramas puestas de forma intencionada», agrega Juan Carlos García.

En cuanto a los pastores eléctricos -cables de color cobre instalados para cortar el paso al ganado con descargas- «también se ven, pero no en rutas debidamente señalizadas», como es el caso de la GR99, cuyo recorrido está plagado de señales muy visibles donde figuran las distancias a los pueblos y el distintivo rojo y blanco que identifica un gran recorrido internacional. Por eso no se explican qué pudo pasar por la cabeza de esos ganaderos para situar el cable en mitad de esta ruta.

En el caso de Cantabria, Juan Carlos García prefiere pensar que lo instalaron «por ignorancia, porque no sabían que podían causar una tragedia». Seguramente «lo hicieron para guiar a las vacas, pero se trató de una auténtica imprudencia». Y es que la ‘trampa’ estaba situada en plena bajada y sin señalizar debidamente. «Hay veces que por estos caminos podemos coger los 30 o los 35 kilómetros por hora; esa velocidad y en un paraje arbolado, con muchas sombras, es imposible ver un cable de cobre», advierte otro de los aficionados, Carlos García.

Su compañero Juan Carlos recuerda una caída que sufrió hace un año como consecuencia de un pastor eléctrico, aunque fue en la comarca de Sanabria (Zamora). Bajaba por camino que se adentraba en una finca. Él siguió a toda velocidad creyendo que no se iba a topar con ningún obstáculo. «Pero de pronto ve mi volando y cayendo al suelo sin saber por qué»,  evoca. Cuando se levantó vio el cable, que por suerte se había enganchado en el manillar. «Si me da en los brazos o bien me secciona las venas y las arterias o bien habría resbalado hasta el cuello y me decapita», afirma.

¿Existe alguna animadversión hacia los amantes de la BTT (bicicleta todoterreno) cuya afición va en aumento? Algunos habitantes de algunos pueblos «no llevan bien que los de la ciudad invadan su espacio, con bicis o con motocicletas, pero no se dan cuenta de que las rutas señalizadas en espacio público han de ser respetadas», se quejan. Además, «como se ha demostrado en el caso de Cantabria, pueden incurrir en delitos penados con cárcel».

En el caso de la muerte del pasado fin de semana, no entienden que en una senda tan transitada - «unos 200 ciclistas pueden utilizarla un sábado o un domingo»- a alguien «se le ocurriera colocar un pastor eléctrico». Algunas informaciones recogidas estos días por los medios señalaban que dicho cable fue retirado hace mucho tiempo pero que hacía pocos días lo habían vuelto a poner. Por cierto, que ayer el Diario Montañés denunciaba que un grupo de ciclistas se habían topado con otro pastor eléctrico en un camino de Liencres.

Entonces, ¿qué tipo de actuaciones se pueden llevar a cabo para reducir el peligro de los ciclistas? Juan Carlos diferencia entre los que colocan trampas de pinchos o barras de acero, «que van claramente a hacer daño, son asesinos», y quienes actúan de forma negligente o imprudente. En el primer caso, «poco se puede hacer contra quienes quieren hacer daño», afirma Jairo. Pero en el caso de los ganaderos que usan los pastores eléctricos, «debería establecerse un tipo obligatorio para señalizarlos», apunta Miguel Ángel Romero, o prohibirlos. Vaya por delante que en rutas ‘oficiales’ como los GR «no se pueden instalar», indica Juan Carlos. Pero en otro tipo de caminos «si es necesario colocar obstáculos para que no se escape el ganado han de estar visiblemente señalizados, con bandas de colores o con tiras que lleguen hasta el suelo y llamen la atención de los ciclistas desde lejos». Y «tampoco pasa nada si se colocan puertas». «Cuando vamos por el campo muchas veces nos bajamos de la bici para abrirlas y dejarlas cerradas después; si es más seguro es mejor así», opina Jairo.

Para controlar los kilómetros y kilómetros de sendas rurales incluidas en el Programa de Caminos Naturales del Ministerio de Agricultura, el caso del GR99, proponen que «los guardas forestales y agentes medioambientales estén atentos a ello y denuncien cuando se encuentren con obstáculos que impidan el libre paso por ellas».