El último capítulo del libro de vida de Santa Teresa de Jesús se cerró en Burgos, con la fundación del convento de las carmelitas descalzas de San José y Santa Ana a principios de 1582, meses después, en octubre de ese mismo año, Teresa de Ávila fallecía en Alba de Tormes. En 1562, fundó en Ávila el primer convento. Esta muestra, que se presentó ayer y se puede visitar en la sala de exposiciones Círculo Central hasta el 21 de febrero, abarca mucho más que las numerosas fundaciones de conventos que Teresa de Jesús realizó.

Acción Cultural Española (AC/E) y la Biblioteca Nacional de España han creado una muestra en la que a través de reproducciones de cuadros, facsímiles de sus obras y audiovisuales, el visitante puede recorrer la vida de Teresa de Jesús desde su infancia hasta su muerte. La muestra parte «de las palabras de la santa», como explica Rosa Navarro catedrática de Literatura Española de la Universidad de Barcelona y comisaria de la exposición. Las páginas de sus libros se abren al público y sus palabras se convierten en imágenes. El pensamiento de Teresa de Ávila acompaña al visitante durante todo el recorrido, sobre una pared se proyectan frases de su último libro, Moradas del castillo interior.

Navarro describe a Santa Teresa como «una analista del alma, una mujer activa que fundó 17 conventos y reformó la orden de los carmelitas», antes de llegar a conseguir todo esto, la exposición nos recuerda el mérito de haberlo realizado en el siglo XVI siendo una mujer. La muestra intenta evocar el contexto de su familia, como mujer no recibe formación, esta comienza en casa cuando sus padres la leían, por lo que es autodidacta. Después, se muestra su entrada en el convento, sus problemas de salud, su crisis espiritual y sus experiencias místicas. «Teresa de Jesús también estaba muy vinculada a su contexto histórico, sobre ella planeaba la Inquisición pero era una mujer del siglo XVI que sabía moverse en su época», explica Navarro, detalles que la exposición tampoco pasa por alto. Se pueden encontrar, interactuando con una pantalla, los libros prohibidos por este tribunal eclesiástico e, igualmente, la interacción de la santa con el rey Felipe II o el duque de Alba, «Teresa sabía relacionarse con los nobles de la época», concluye Navarro.

Juan Dobado, carmelita descalzo, también ha comisariado esta exposición didáctica e itinerante, que ya se expuso en la universidad de Salamanca y en febrero partirá hacia Oviedo. Las palabras de esta escritora única se han transformado en relato visual mediante el cual se puede realizar un recorrido vital, que comienza en marzo de 1515 y se apaga en octubre de 1582.