«Estoy cansado de que demonicemos al paciente y al ciudadano por el gasto en los medicamentos»

G. G. Ubierna / H. Jiménez
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Jesús Aguilar,presidente del Colegio de Farmacéuticos de Burgos

Jesús Aguilar, presidente del Colegio de Farmacéuticos de Burgos. - Foto: Patricia

Jesús Aguilar (Burgos, 1960) procede de una familia de veterinarios, pero se decantó por la farmacia. Primero en la industria, trabajó más de veinte años en la factoría arandina de Glaxo, y luego tras el mostrador de su botica, en la calle Progreso. Está casado y tiene tres hijos.

Jesús Aguilar afirma en esta entrevista que «ni en el peor de los supuestos» imaginaba que iba a desesperarse tanto en los últimos tres años. Un período en el que ha compaginado su profesión con la presidencia de los Colegios de Farmacéuticos de Burgos y de Castilla y León, la vicepresidencia del  Consejo General de España y su actividad como procurador del Partido Popular en las Cortes regionales, en las que es portavoz de Sanidad. Desde esa posición ha sido testigo de cómo la Administración metía tijera en su sector, a pesar de que él, por activa y por pasiva, ha denunciado que la farmacia supone «solo» el 15 por ciento del presupuesto. Es inevitable, por lo tanto,  empezar hablando por el gasto farmacéutico.

Hace unos días supimos que la Orden de Precios de Referencia no permitía ahorrar a la Consejería de Sanidad lo que estaba previsto.Pensaba dejar de gastar 11 millones y ahora serán solo 2. ¿Por qué esa divergencia?

Aquí hay una cosa que no cuadra. Todas las comunidades autónomas han incrementado sus presupuestos de gasto farmacéutico en un 3,8% de media para el año 2014 después de grandes bajadas en los últimos años. En Castilla yLeón, sin embargo, siguieron bajando un 11,1%. Y luego los precios de referencia van a ser iguales para todos.

¿Dónde estuvo el error de cálculo, entonces?

Yo simplemente doy datos, que son muy tozudos y objetivos. Las interpretaciones se las dejo a ustedes. Yo ni pongo ni quito los presupuestos. Los sufro.

Siempre estamos a vueltas con las cifras del gasto farmacéutico. ¿Es bueno o es malo gastar más en medicamentos?

Habrá que gastar lo que se necesite gastar. Al final aquí estamos haciendo de mártir al gasto en farmacia, cuando somos incapaces de llevar a cabo un gasto eficiente. Y este es el problema. Que al final nos gastamos cantidades ingentes en las pruebas diagnósticas a los pacientes, todos los medios que hagan falta y luego cuando los tenemos que tratar no tenemos dinero para eso porque resulta que siempre queremos ahorrar en el medicamento. Tenemos que replantearnos esta historia. También aquí hay datos tozudos. Desde el año 2009 a 2013 el gasto farmacéutico ambulatorio en Castilla yLeón ha pasado de 740 a 523 millones de euros. Son más de 200 millones, el 70% del gasto total sanitario. Y eso no tiene sentido, porque la farmacia es el 15% del presupuesto global. Todo el santo día estamos hablando de los recortes y yo no sé dónde están.

Sin embargo, en los últimos meses ha crecido el gasto farmacéutico.

No, no. Hablamos de un incremento del 2 por ciento. ¿De qué estamos hablando, entonces?

Sea un 2 o un 8%, se preveía que fuera a menos y resulta que está yendo a más. Algo falla.

Ya, pero no digamos que estamos gastando. Es que estamos dando por válido un presupuesto que igual no lo era. Insisto en que el resto de Comunidades incrementaron su presupuesto de gasto medio.

Hace dos años se implantó el llamado ‘copago’ de los medicamentos y entonces manifestaba que era una buena idea. ¿La sigue aplaudiendo?

Antes de nada, siempre ha habido un copago de activos y pensionistas, y ahora hay un copago por nivel de renta.

Por eso algunos lo llaman «repago».

Bueno, aquí cada uno que lo llame como quiera. El caso es que a mí me parece correcto, fue una buena idea aunque yo no creo que hubiera acumulaciones de medicamentos en casa como luego se ha demostrado, porque el paciente que consume medicamentos en un 80% es crónico, por tanto consume todos los días y no generará acumulación. Está bien que quien más tenga más pague. Pero en Castilla y León tenemos un problema, y es que después de dos años todavía no hemos llegado a topar los niveles mínimos. Somos de las pocas comunidades autónomas donde por encima del mínimo se sigue cobrando al paciente para que luego se lo devuelvan. Y eso sí que es un problema para los pacientes que tienen problemas económicos.

¿Y por qué no se llega al ahorro que la consejería esperaba?

Hombre, hemos dicho que ha pasado de 740 a 523 millones.

Pues esperaba más, a la vista de sus cálculos presupuestarios.

Si eso es así, yo le recomendaría que busque otros nichos de ahorro, porque el del medicamento está absolutamente agotado con este sistema, en la región más envejecida de España, que sin embargo dedica el mismo porcentaje que la media europea.

¿Y de qué otras partidas podría obtenerse más ahorro?

Hay que hacer muchísimo más eficiente el gasto sanitario en general, y eso consta de muchas más cosas que el farmacéutico, que solo es el 15 por ciento.

¿Y no se atreve a decir dónde concretamente?

Yo no soy el gestor, pero siempre estamos hablando de la eficiencia y la eficacia del sistema. Los ciudadanos no entendemos por qué hay muchos aspectos en los servicios públicos que funcionan como funcionan, y que requerirían una mejora eficiente, con un trabajo mucho más ágil. La gestión sanitaria está súper anquilosada.

¿No podría aplicarse la receta con el número de dosis exacta, como se hace en otros países?

Se puede hacer lo que queramos, pero el 80% del gasto lo consumen los pacientes crónicos, aquellos que todos los días, mañana, tarde y noche, toman su medicación. Así que en sus casos tendríamos que hacer envases más grandes y no más pequeños. En los pacientes agudos, en los tratamientos que están más protocolizados, los envases están hechos para que haya un tratamiento con la caja completa. Como ocurre con los antibióticos, por ejemplo. ¿Qué queremos hacer en unidosis? ¿Los paracetamoles?¿Los ibuprofenos? Yo creo que este es un debate superado, que se intentó en su momento y que no tenía sentido.

¿Y respecto al gasto de farmacia hospitalaria, cómo están evolucionando?

Estos datos no se conocen de manera pública ni todos los meses ni algunos años, al contrario de lo que sucede con la farmacia ambulatoria. Y este gasto está creciendo de manera importante, porque los nuevos medicamentos que entran por los hospitales son más caros, y en ellos hay que hacer unas compras muy importantes. Ahora estas compras en muchos casos dependen de cada hospital, pero se podrían conseguir ahorros importantísimos si se hicieran a través de compras centralizadas.

¿Cómo está evolucionando la implantación de los genéricos?

En Castilla y León ahora mismo somos líderes en España en prescripción  de genéricos. En estos momentos nos encontramos en un 66% de recetas.

¿Y eso es bueno o es malo?

Esa es una medida buena para el control del gasto, es algo claro y demostrado que se usa en todos los países europeos.

¿Los pacientes han perdido su reticencia inicial ante los genéricos?

En su inmensa mayoría sí. Y desde la oficina de farmacia se ayuda mucho al paciente, sobre todo a los mayores, para que siempre use el mismo genérico para que no tenga problemas ni confusiones.

¿Continúa el fuerte impacto de la exclusión de medicamentos de la cartera básica?

Sí, en la inmensa mayoría continúa con un gran impacto. Y todos esos medicamentos que salieron de la cartera de servicios, al no estar financiados, se han incrementado sus precios y el paciente tiene que pagar más. Algunos los han dejado de tomar, y no sé si al final algunos tratamientos hospitalarios derivados de estas decisiones acaban resultando más caros que el coste de los medicamentos. Esa es la pena de cuando hablamos de estos gastos y del coste de los tratamientos.

En su día se dijo que había pacientes que tomaban los medicamentos solo porque eran gratuitos.

Pero, ¿usted cree que los medicamentos se retiran por capricho, sin prescripción médica, o que los médicos prescriben lo que les parece oportuno? Siempre hay un profesional  de por medio, y los pacientes llevan a las farmacias lo que les dice el médico. Lo que les hace falta, porque a la gente no suele gustarle tomarse medicamentos por un placer especial. Así que esas medidas de ahorro son administrativas, no profesionales. Estoy cansado de que demonicemos al paciente y al ciudadano con el gasto en los medicamentos en base a no sé qué criterios raros.

¿Y esa demonización se ha corregido o ha ido a más?

Esa demonización la impulsan un poco las administraciones para convencernos de que los ahorros se tienen que provocar porque los ciudadanos somos muy gastones. Pero usted no me cuente eso, porque los profesionales recetan y la gente no se toma los medicamentos porque le dé la gana.

El pasado enero usted citó un informe publicado por la Generalitat en el que se afirmaba que un 16% de los castellanoleoneses habían dejado la medicación por no poder pagarla...

 En ese estudio de la Generalitat se ve que en Castilla y León el 16% no recoge sus recetas. Bueno, la Consejería ha dicho que eso es mentira, yo no lo sé.

Pero usted regenta una farmacia y con independencia de que sea un 16%, un 7% o un 25%, ¿sabe de pacientes que antes fueran a la calle Progreso a recoger medicamentos y ahora no?

Como farmacéutico, sé que hay distintos tipos de pacientes: quienes van con dos recetas y te dicen que cuál de las dos compran, muchos que siguen con sus tratamientos y pacientes que, como están más apurados, en las enfermedades durmientes (colesterol, tensión…) dejan de tomarlo, y otros que tienen problemas económicos, deben tomar medicamentos caros y no lo hacen. Hay alguna asociación que se nos ha acercado para llegar a acuerdos y ver si sus pacientes podían pagar las medicinas de otra manera. Cuando las cosas no son gratis, hay de todo. Pero yo no puedo decir que sean la mayoría. ¿Que hay casos? Claro que sí. Y me gustaría poner en solfa que al Estado, un tratamiento de hipertensión cuesta 3,6 euros al mes, para la colesterolemia 10 euros y para la diabetes, 4,2 al mes. Entonces, cuando el Estado habla del gasto farmacéutico, tiene que poner las cosas en su sitio.

¿A cuántas farmacias de la provincia se les ha concedido el Índice Corrector de Márgenes?

Han sido 21 frente a las 20 del año pasado. Y con viabilidad económica comprometida en toda Castilla y León hay 265 sobre un total de 1.638 oficinas. Se han incrementado un 9% este año.

Cada vez hay más farmacias con viabilidad económica comprometida, ¿hay alguna con riesgo de cerrar?

A ver, hay alguna en concurso de acreedores y con una situación más complicada, pero a mí, la palabra cerrar… Aquí no se puede cerrar y dedicarse a otra cosa, o puede hacerlo, pero no como farmacéutico porque esa oficina volverá a salir.

Pero puede ocurrir que nadie la coja y acabe cerrando.

Sí, y está ocurriendo ya. Se convierten en botiquines. En Burgos todavía no, continúan las 202 aunque alguna esté en esa situación de viabilidad comprometida y la vayan a intentar traspasar.

Hace lustros que se habla de la liberalización del sector, ¿cree que llegará a producirse algún día?

En esto hay mucha película, porque en esta país ya ha habido liberalización de la oficina de farmacia. Por eso estaban todas juntas en el centro de las ciudades, hablamos de los años veinte, treinta o cuarenta, cuando empezaron a ser establecimientos públicos. A partir de ahí, la población se fue moviendo y se empezaron a crear barrios, pero las farmacias no se movían. Entonces, se crearon los sistemas públicos de salud y el Estado decidió que quería tener la Medicina y la Farmacia como sistemas públicos de salud en las zonas donde estuvieran los habitantes y reorganizó las farmacias. Obligó a que se movieran a distintas zonas. Liberalizar el sector significa que cada uno se va a la zona que le interese, no a la zona a la que sanitariamente le interesa al Estado que vaya. Eso en primer lugar. En segundo, hay que tener en cuenta que el mundo se mueve con dos sistemas: liberalizado, como en el Norte, o regularizado, como el nuestro. Y lo que ha pasado en el Norte no es que cada uno se haya puesto donde ha querido, sino que han terminado entrando en el mercado las grandes superficies. Y acaba ocurriendo que frente a una farmacia para 1.500 habitantes como en España, se acaba yendo a una farmacia para cada 12.000 habitantes, como en Noruega.

Sí, pero allí los fármacos se administran de otra manera, a través del médico.

Claro, porque al haber esa concentración, los médicos han tenido que suministrar dosis porque, si no, no llegaban. Tienen una red enana. Y en grandes superficies o demás encuentran medicamentos de no prescripción, que suponen el 4% o el 5% de lo que yo dispenso en la farmacia. Es otro modelo, en el que en el mundo rural, la farmacia desaparece.

¿Para cuándo llegará la receta electrónica a Castilla y León, que es una de las pocas regiones en la que aún no se ha implantado?

Estamos trabajando mucho, y creo que en noviembre empezará a probarse en Valladolid y el año que viene en el resto de la región.

¿Cuál ha sido el problema? ¿Por qué llevamos tanto retraso aquí?

Castilla y León es una comunidad más grande que Portugal, con una dispersión tremenda y en la que el 72% de las farmacias estén en el mundo rural y si lo traslado a la Administración, es una región en la que hay 3.500 consultorios. Consultorios que no tienen conexiones para trabajar con receta electrónica. Eso lo tenemos que arreglar.

¿Qué ventajas tiene?

Muchas. Para nosotros, que podamos acceder al historial fármaco terapéutico del paciente y llevar un control de toda la medicación, nos parece muy importante, a pesar de que también nos complica mucho la actividad. La consulta del centro de salud se traslada a la farmacia, porque es donde se preguntará si está o no la medicación. Y a los médicos, creo yo que los liberará, porque ese tiempo podrán dedicarlo a otras cosas. Al ciudadano le facilita la vida.

El COF de Burgos es muy activo en la colaboración y firma de convenios con distintas asociaciones de enfermos, desde hiperactividad a VIH. ¿Hay alguno pendiente de firma o sobre el que haya un interés especial?

Este mes de agosto hemos firmado con Apace. Este es un servicio que está dentro de nosotros, nuestro sentido es el paciente y es en él en quien tenemos que estar centrados.

Se está preparando el anteproyecto de Ley de Servicios y Colegios Profesionales que introduce, por ejemplo, límite en las cuotas. ¿Afectará de alguna manera al COF de Burgos?

Ya veremos cómo sale pero, en cualquier caso, yo no comprendo esa obsesión que tienen ciertas Administraciones de entender que los colegios profesionales son su enemigo. No entiendo cómo en un país como este, el Estado tenga que entrar a regular las cuotas y los pequeños detalles que de manera asamblearia se puede llegar a dar en un colegio; me parece más propio de los sistemas de Stalin que del año 2014. Pero bueno, si se aprueba, cada uno tendrá que tomar unas decisiones. Nosotros creo que estamos por debajo de esas cuotas, somos bastante comedidos en este tipo de cosas.

¿Qué oportunidades le ofrece el sector a alguien que termine ahora Farmacia?

Las cosas ahora están complicadas, y eso teniendo en cuenta el gran número de oficinas de farmacia que hay en España. Antes de la crisis prácticamente no teníamos paro y ahora es importante. También lo veo complicado porque en España el número de farmacéuticos es mayor que la suma de Francia y Alemania juntos. Entonces, creo que desde las propias universidades tenemos un problema que no llegamos a controlar y, ahí, la Administración sí que debería saber cuáles son las necesidades que tiene el país y cuántos profesionales tiene que formar. Yo estoy a favor de que quienes quieran estudiar Farmacia puedan ser becados para estudiar en magníficas facultades como, por ejemplo, Salamanca. No podemos seguir creando facultades en base a intereses que no sean los que la sociedad demanda y, en el caso de Burgos, está claro que no lo demanda.

¿Cómo compagina la política con la actividad en los tres colegios de España y en su farmacia?

Ni en el peor de los supuestos imaginaba encontrarme yo en esta situación... Yo intento hacer ver donde puedo el punto de vista de la farmacia, porque en la Administración hay muchas etiquetas puestas y hay mucho desconocimiento acerca de este tema; también porque los farmacéuticos no han estado dispuestos a implicarse más en política. Pero estar en esta posición sirve, por otra parte, para entender esa parte de la política y cómo ha ido afectando a la farmacia.

¿Qué es lo más complicado de trabajar con la Administración?

Mis compañeros se ríen porque yo digo que hacen falta tres vidas para poder hacer algo con la Administración.

Todo el que llega de fuera dice lo mismo pero, ¿hay alguna manera de solucionarlo?

Es muy importante que gente que no esté en la Administración ocupe puestos en ella. Es fundamental.

¿Le gustaría continuar en política a partir del año que viene?

Queda mucho tiempo, hasta abril hay plazo para pensarlo. Lo único que me preocupa es cumplir lo mejor posible con el trabajo que se me ha encomendado y responder a la confianza que el presidente Herrera depositó en mí.

Han pasado algunos meses desde la crisis de la varicela a raíz de la muerte de una niña en Treviño, ¿cuál es su lectura?

Creo que el ministerio no ha actuado de manera correcta, porque no tiene por qué crearse alarma entre los ciudadanos. Si un medicamento existe y es de prescripción médica, no hay ninguna razón objetiva para que no se pueda dispensar en cualquier comunidad autónoma. Y no tiene ningún sentido que estemos demonizando a las vacunas, que tanto bien hacen a la sociedad. No tiene ningún sentido que los ciudadanos tengan que cruzar fronteras para comprar las vacunas que les están prescribiendo y que ahora sea una vacuna hospitalaria, me parece otro sinsentido más. Pero los datos son tozudos y acabaremos viendo un problema con esta vacuna.