La tradición imperó ayer en la celebración en la capital ribereña de la fiesta en torno a San Antón, patrón de los animales. La humilde ermita dedicada a su culto lucía su mejor imagen y un sol radiante ayudaba a soportar el frío de estas fechas. Mientras dentro se oficiaba la misa, con un lleno total de fieles, en su exterior se iban reuniendo los animales y sus dueños. Los primeros olfateaban el ambiente y a sus amigos de cuatro patas, entre los que predominaban los canes y destacaban otros animales como un cordero de 15 días, un conejo, una tortuga, un poni, un burro y tres caballos; y los segundos compartían un mismo tema de conversación: la denuncia presentada por una protectora de animales contra el sorteo de los tres cerdos.

«Pero si los animales no sufren, ni siquiera les traemos aquí», recalcaba un cofrade. «El que quiere el animal, se le da después de haber pasado por el matadero, y el que quiere el dinero, se le paga al precio que tenga en la lonja». Por si había alguna duda, y para evitar pillarse los dedos, la cofradía repartió por el interior y el exterior de la ermita un cartel en el que se aclaraba que «el premio del sorteo de la rifa de este año será sustituido por el valor económico de los cerdos». Una medida que no se sabe si será temporal o definitiva.

Lo que no cambió fue el sorteo y la expectación en torno a él. Una vez bendecidos los animales, se sacaron las ruletas y se hicieron girar, primero la alcaldesa, Raquel González, después el párroco de Santa María, José Luis Gutiérrez, y, por último, la edil de Acción Social, Azucena Esteban, sacaron los números ganadores, que en esta edición de 2015 fueron el 8.521, el 3.708 y el 7.025.