Máxima alerta para el verano más tranquilo

G. Arce / Burgos
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Los responsables de la lucha contraincendios destacan la evolución de una campaña con pocos siniestros y de escasa entidad, aunque avisan de que la meteorología es imprevible y no hay que bajar la guardia

El helicóptero transporta a cuatro peones y un técnico para actuar de inmediato ante las llamas. - Foto: Valdivielso

El operativo de lucha contra los incendios forestales vive, por el momento, uno de los veranos más tranquilos de los últimos años en Burgos, lo que no les impidió que ayer, jornada declarada de «alto riesgo» (color naranja) por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), estuviesen en máxima alerta. El sube y baja continuo de los termómetros en los últimos dos meses, la ausencia de calores extremos, de tormentas eléctricas secas y también una mayor concienciación de la ciudadanía y la mejora en la eficacia de los profesionales que trabajan en este ámbito han provocado que, hasta la fecha, el pequeño incendio del pasado lunes en Boada de Villadiego, de Nivel 0 (el máximo es el 3), sea el de mayor envergadura de este excepcional verano.

Todo el dispositivo que trabajó durante las algo más de tres horas  que se tardó en controlar las llamas en este punto de la provincia apareció detallado en las pantallas de los ordenadores del Centro Provincial del Mando (CPM) del Operativo de Lucha Contraincendios en Burgos, ubicado en la sede territorial de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, con conexión directa con el Centro Autonómico de Mando en Valladolid.

El trabajo de los tres helicópteros (con base en Pradoluengo, Medina de Pomar y Villaeles), de las seis autobombas y el bulldozer, entre otros vehículos, queda reflejado en el ordenador mediante la geolocalización por GPS, lo que permite seguir en tiempo real y por tramos horarios la posición de los equipos, del personal y el perímetro de las llamas.

Los técnicos de CPMdispusieron casi al momento de iniciarse el fuego de las fotografías aéreas de los campos de cereal afectados  y de una comunicación directa y permanente con el agente forestal que asumió sobre el terreno la dirección de la extinción.

Toda esa documentación servirá para perimetrar y valorar en los próximos días los daños, averiguar las causas de este siniestro y adoptar medidas preventivas para que no vuelva a ocurrir. En el 93% de los casos, apunta José Ignacio Pardo, jefe de la Sección de Protección de la Naturaleza, el origen es humano, sea o no intencionado. Este año, también excepcionalmente, las urracas y los buitres (en contacto con cables de alta tensión) han estado detrás de al menos tres sucesos.

La mayor parte del trabajo en el CPMes pues preventivo. A parte de mantener activa la comunicación por emisora (que divide la provincia en 4 zonas), teléfono y ordenador las 24 horas del día, los profesionales de este Centro se mantienen vigilantes ante los programas informáticos que les permiten prevenir los incendios (mediante el seguimiento en tiempo real de los índices de humedad, temperatura, nubosidad, caída de rayos, evolución del viento, etc.) e incluso llegar a simularlos sobre la pantalla. Cuando la humedad relativa baja del 30%, hay vientos de más de 30 kilómetros y más de 30 grados... Peligro.

Operativo

Aunque las telecomunicaciones y el trabajo de los satélites ocupan cada vez un espacio más importante, el CPMno vive solo de ellos. En las horas de luz, dispone de ‘ojos’ por toda la provincia repartidos entre los 28 puntos de vigilancia, del trabajo de campo de 124 agentes medioambientales y de las alertas a través del Servicio de Emergencias del 112, bomberos, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado o de los propios ciudadanos.

La provincia es muy grande y variada y esconde diferentes riesgos de incendio en función de sus condiciones climatológicas, su riqueza forestal o las costumbres agrarias que han desarrollado sus habitantes. No es lo mismo la zona Sur, más cálida, que la Norte, donde la quema de matorral para producir pasto en invierno ha provocado muchos accidentes; afortunadamente, cada vez menos.

Inmediata

Un aviso de humo activa de inmediato un operativo concebido en función del riesgo potencial que tenga el incendio. Esta máxima, explica Pardo, se extiende a lo largo de todos los meses del año y también de las horas del día. Las torres de vigilancia, por ejemplo, están operativas desde el orto hasta el ocaso y van variando sus tiempos de actividad en función del Sol y de la evolución de los meses de más calor (la campaña de verano se extiende desde el 1 de julio al 30 de septiembre). Lo mismo ocurre con las bases de helicópteros -radicadas en Pradoluengo y Medina-, dado que los aparatos no vuelan por la noche.

En la medida que el nivel del fuego crece -máxime si afecta a poblaciones o vías de comunicación- se activan más operativos, incluso interprovinciales y nacionales. Además de los dos helicópteros radicados en la provincia, también pueden actuar los de Quintanilla de Onésimo (Valladolid) en los siniestros localizados en la zona Sur o en Villaeles (Palencia) para los Páramos. Si esto no es suficiente se recurriría a los aviones de carga en tierra con base en Agoncillo (La Rioja).

Por ahora, este año no ha sido necesario activar ningún dispositivo dependiente de Madrid. «No obstante, la meteorología es imprevisible y no se puede descartar que septiembre registre peores condiciones», advierte José Ignacio Pardo, que de sus 21 años trabajando en la lucha contra los incendios recuerda que el peor fue el de la Sierra de laTesla.

Ocurrió en agosto de 2003, con temperaturas extremas de día y de noche. Un rayo provocó un fuego que arrasó 882,4 hectáreas (este año hablamos de siniestros de apenas una decena) de una zona de alto valor natural y obligó a desalojar varias noches a los vecinos de Nofuentes, Mijangos y Urria.

Quizá la tecnología disponible hoy en el CPMy la alta cualificación y equipación de su personal no hubiese impedido aquella tragedia. Sí sería posible, entre otros avances, determinar dónde cayó exactamente el rayo y cómo iban a evolucionar las llamas a tiempo real para atajarlas con la máxima eficacia y celeridad.