Un mojito de descuento

G. Arce / Burgos
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La Noche Abierta fue más abierta que nunca con 19 grados de temperatura en pleno Centro Histórico, música callejera, modelos en lencería y danzonas moviendo esqueleto • ¿Quién dijo compras?

La calle Avellanos presentaba este aspecto en la primera hora de la celebración de La Noche Abierta. - Foto: DB/Ángel Ayala

Diecinueve grados de temperatura en plena noche de septiembre burgalesa entonan el cuerpo, aunque no necesariamente para ir de tiendas y comprar. El verano tardío que disfrutamos, la consabida crisis e incluso la oferta paralela de los espectáculos municipales de En Clave de Calle, condicionaron de alguna manera el repunte de clientes y sobre todo de compras que esperaban los comerciantes del Centro Histórico con La Noche Abierta. En realidad, a muchos de ellos se les vio más ocupados en servir la copa de cava y charlar un rato con los curiosos que se acercaban al local, que en hacer realmente caja. De hecho, en las calles seleccionadas para esta experiencia -Sombrerería, Laín Calvo, San Pablo o La Puebla, entre otras- apenas se veían bolsas llenas de esas ofertas especiales que se habían anunciado y sí paseantes disfrutando de la música, de los mojitos y, especialmente, de los escaparates vivientes.

En la retina quedan el pase de modelos en el escaparate de Intimíssimi y las exclamaciones del público de Laín Calvo cuando la chica llegaba con un nuevo camisón o el chico se quitaba la camiseta para lucir canzoncillo. Lo mismo en San Juan, donde mientras un pasayo se las veía y deseaba para atraer la atención del respetable, en la vecina Calzedonia el cuerpo de una modelo en pleno proceso de maquillaje total hipnotizando a varias decenas de curiosos.

Gustó mucho el rock and roll de El Paso en Sombrerería y llamaron la atención la música del DJen Fravhes Jeans o el photocall que se marcaban en la Paragüería Díez con los compradores. Trasluz logró atraer miradas y oídos de manera más tranquila y pausada, con la música clásica y la magia; y La Puebla se convirtió pronto en una fiesta gracias a los mojitos y los bailes del Burgosalsón.

Objetivos

Entre un comercio y otro, supervisando la organización, el presidente de Centro Burgos, Raúl Martínez, aseguraba que el objetivo último de esta iniciativa, mantener vivo el corazón de la ciudad, se había logrado. Y todo costeado con el esfuerzo y el tiempo de los propios empresarios. Por lo que respecta al balance de ventas:no lo tenía tan claro. «Habrá que esperar unos días...». Quizá el valor de experiencias como La Noche Abierta no se mida en fríos números, sino más bien en gestos, en poner buena cara al mal tiempo y hacer un esfuerzo colectivo y solidario por mejorar el centro histórico procurando que la gente disfrute.

«He abierto para que vean el escaparate y por participar, aunque no ha habido compras ni las espero...», decía una comerciante a las puertas de su establecimiento mientras disfrutaba de unas sevillanas del Burgosalsón. Igual que otras dos compañeras en Sombrerería que, a falta de público y ventas, disfrutaban poniendo una copita al personal.