La nueva Oficina de Gestión Tributaria abre el día 22 tras años de gestación

Á.M. / Burgos
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Atención total. Una veintena de funcionarios atenderán personalizadamente a cada ciudadano para la administración integral de todos los trámites relacionados con los impuestos municipales en una sola consulta, sin papeles y sin filas de espera

Las esperas y viajes de mostrador a mostrador en el Ayuntamiento pasarán a mejor vida a partir del día 22. Esta imagen es de mayo de este mismo año a cuenta del pago del IBI. - Foto: Patricia

Burgos alcanzó el nuevo siglo inmersa en un sistema feudal de recaudación tributaria. Existía la figura del recaudador, quien tenía delegada la autoridad para cobrar a los ciudadanos los tributos municipales y, claro, cobrar por ello. Fue el alcalde Ángel Olivares quien acabó con el avejentado procedimiento y es en aquel momento en el que se puede situar el punto de inflexión hacia un sistema moderno de gestión tributaria que va a alcanzar sus metas a lo largo de los próximos meses tras no pocos años de pesada labor.

Será, concretamente, el día 22 de septiembre cuando las cosas cambien de forma irreversible. Ese lunes comenzará a funcionar la Oficina de Atención al Contribuyente (OAC), que supondrá la mutación física de la planta baja del Ayuntamiento capitalino pero, sobre todo, la del procedimiento de cobro, reclamación, pago, domiciliación... De todo aquello que esté vinculado a los impuestos y tasas municipales. Y todo es todo.

A partir de entonces se pretenden celebrar las exequias del ‘vuelva usted mañana’ de Larra. Fin a formar en fila de a uno frente a un mostrador. Al suba usted a la segunda planta, baje a la primera y después regrese por aquí. A pedir el día libre en el trabajo para ventilar cuestiones que en una sociedad adicta al smartphone no deberían llevarse más tiempo que el que se dedica a comprar el pan.

La OAC es hija de la creación, entre 2008 y 2009, del Órgano de Gestión Tributaria, algo que ya existía en multitud de los ayuntamientos y diputaciones de toda España, pero la Oficina es su materialización frente al ciudadano y persigue un triple objetivo: simplificar la vida al burgalés, mejorar el rendimiento y control de la recaudación y, en último término, aplicar de verdad y de una vez por todas las nuevas tecnologías a la relación entre los ciudadanos y su ayuntamiento.

A pie de calle

La localización física de la Oficina se ha decidido para la planta baja del Consistorio. Se accederá a ella directamente desde la calle (ver plano a la derecha de estas líneas) a través de la entrada principal y estará compuesta por dos decenas de puestos, ocupado cada uno de ellos por un funcionario. Al entrar, los ciudadanos podrán esperar sentados a su turno (comunicado por pantalla) y serán recibidos de forma individualizada para resolver cualquier gestión.

Eso implicará un movimiento físico de la planta baja que se va a ir ejecutando en los próximos días (previsiblemente durante la segunda semana de septiembre) y que está ya en manos de los técnicos municipales. Será la parte visible, pero la que no se ha visto no es baladí. Los funcionarios que van a atender la Oficina se están formando desde el pasado mes de febrero y han tenido que ir superando un proceso de adaptación laboral que ha obligado a modificar incluso calendarios y destinos laborales dentro de la administración local.

Hasta la fecha, cada trabajador tenía asignadas unas funciones específicas generalmente vinculadas a la gestión de un solo tributo. A partir del día 22 deberán se capaces de hacer frente a toda la problemática que los ciudadanos puedan llevar hasta sus mesas, independientemente de cuál sea el objeto siempre y cuando esté dentro del campo de los tributos. «El esfuerzo que han hecho estos funcionarios es espectacular», reconoce el titular de Hacienda, Salvador de Foronda.

También ha sido necesario firmar un contrato muy importante con la empresa Gestión Tributaria Territorial (GTT) para preparar todos los sistemas informáticos municipales para implementar la Oficina. Tras casi un año de procedimiento y de no pocas vueltas en la mesa de contratación, GTT se hizo con el concurso para seis años por un importe total de dos millones de euros.

La incorporación de esos sistemas es lo que ha permitido comenzar este año el pago de impuestos fraccionado y constituye el intestino de la Oficina. Durante al menos seis meses habrá un equipo completo de la empresa asesorando a los funcionarios para solventar la «lógica problemática que se dará durante los primeros meses», advierte el concejal del ramo.

Una vez que el nuevo área esté a pleno rendimiento se irán incorporando otros procedimientos y abriendo cauces que ahora sí son sondables gracias a la modernización informática. Puesto que otra de las novedades de la Oficina es que absolutamente toda la documentación generada será digitalizada in situ para no mover papel, la siguiente meta está en que la relación tributaria a todos los niveles con el Ayuntamiento quede relegada a internet o, para aquellos que no tengan acceso a la red, a un call center (atención telefónica) en el que, gracias a grabación de las conversaciones, se dará plena validez jurídica a los trámites, pero eso es otra historia...