Rudy Raquel ingresa en prisión tras ser declarada culpable de asesinato

I. Elices / Burgos
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El jurado, por mayoría de 7 votos a 2, considera que urdió un plan para matar a su marido, al saber que con su muerte cobraría pensión de viudedad y se quedaría con la herencia

Dos agentes de la Policía Nacional custodiaron ayer a Rudy Raquel hasta su traslado a la cárcel. - Foto: DB/Alberto Rodrigo

Dos días completos de deliberaciones consumió el jurado popular para consensuar el veredicto que considera culpable de asesinato a Rudy Raquel Gómez Herrera. Por una mayoría de siete votos a dos el tribunal popular concluyó que la mujer venezolana de 41 años de edad ideó un plan para acabar con la vida de su marido, José Manuel Madruga, en la madrugada del 9 de mayo de 2009 en su domicilio de Miranda de Ebro (calle Santa Lucía). Además, la acusada ingresó ayer en la cárcel, tras dictar la Sección Penal de la Audiencia un auto de prisión provisional sin fianza «por el riesgo de fuga». Al escuchar la resolución y conocer que iba a ser encarcelada ayer mismo, la imputada lloró y se abrazó a sus familiares.

El propósito de la acusada era obtener la pensión de viudedad y hacerse con la herencia de su esposo una vez muerto. Los argumentos de más peso que ha considerado el jurado para justificar su decisión giran en torno a dos indicios. Por un lado, las conversaciones telefónicas ‘pinchadas’ por la Policía entre Rudy Raquel y su novio, Alejandro A.U. (en paradero desconocido). En ellas, queda patente que ambos urdieron un plan «para hacerse ricos». También hicieron alusión a un diálogo entre ellos en el que él le preguntaba a ella cuánto dinero había entregado su hermana pequeña al amigo de Alejandro, Timoteo G. (imputado por estos hechos, pero también huido de la Justicia). Y por otro, las ocho llamadas que recibió el propio Timoteo G. aquella madrugada del 9 de mayo de 2009 desde el teléfono del muerto, «cuando no se conocían de nada». Los móviles de la acusada, del amigo de su compañero y del paquistaní al que éste llamó varias veces aquella noche dejaron de dar señal en Miranda de Ebro a las 4 de la mañana, prácticamente a la vez.

Rudy Raquel urdió el plan sabiendo que su esposo no había otorgado testamento y que no tenía padres, ni hijos, ni hermanos ni sobrinos. El jurado no dio verosimilitud a la declaración de la imputada en la vista cuando aseguró que la herencia no le había dado más que gastos y preocupaciones. Asimismo, estaba al tanto de que era aficionado al alcohol y padecía graves dolencias cardiacas. «Conociendo las anteriores circunstancias» lo ideó, señala el tribunal.

Efectivamente, el día 8 de mayo de 2009 viajó de Burgos (donde vivía desde 2003 con sus hijas) a Miranda para recoger un documento de su hermana. Después quedó con José Manuel Madruga, consumieron bebidas alcohólicas en el bar Blanjamar y subieron a su piso. Cuando el hombre se encontraba en la cama, Rudy Raquel  o bien otra u otras personas con las que se había concertado previamente procedió a asfixiarle, mediante la comprensión del cuello. Después, procedieron a simular un robo, abriendo los distintos cajones de los muebles, de los que no se llevaron nada de valor, y fingiendo el forzamiento de la puerta de entrada.

Timoteo O. -peruano- estaba en Miranda en esos momentos. Tras recibir 8 llamadas desde el móvil del muerto, telefoneó a otro aparato a nombre de un paquistaní que regenta una tienda que vende tarjetas de móvil en la calle Vitoria, esquina con Francisco Grandmontagne -en la capital-, al lado de la casa de Rudy. El rastreo de la señal de sus móviles puso de manifiesto que ambos viajaron a Madrid, en concreto a la terminal de vuelos internacionales de Barajas. Allí se pierde el rastro de Timoteo, mientras que el otro vuelve a la capital burgalesa.

Un mes después de la muerte de su esposo, la acusada hizo acta de requerimiento para la declaración de herederos abintestado. Y el 5 de octubre liquidó el impuesto de sucesiones por bienes cuyo valor ascendía a 382.000 euros.