«Compartir gastos es legal y Blablacar está amparada en este marco»

B.G.R. / Burgos
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Jaime Rodríguez de Santiago, el responsable en España de la red social, dice que «no es una empresa de transporte»

De Santiago, tras llegar a Burgos después de un viaje accidentado. - Foto: Ángel Ayala

Con más de 10 millones de usuarios en Europa y presente en 14 países, el último la India, Blablacar se ha convertido en una web de referencia para aquellas personas que quieren compartir coche. Una iniciativa que no ha estado exenta de polémica, por cuanto ha sido acusada de competencia desleal por empresas de transporte. Algo que no comparte en absoluto su responsable en España, Jaime Rodríguez de Santiago, para quien  la ley es «clara» al respecto.

«Compartir gastos es legal y estamos perfectamente amparados dentro de este marco», explicó ayer, no sin antes precisar que en ningún caso se trata de una empresa de transporte, sino que el fin de la red social pasa por «facilitar» a particulares la organización de sus viajes «de la forma que consideren más apropiada».

Rodríguez de Santiago aseguró que la plataforma virtual realiza un control exhaustivo sobre la actividad de sus usuarios para evitar que los recorridos se puedan llegar a realizar con fines lucrativos, expulsándolos de la red en caso de que así se compruebe. De igual forma y con el mismo objetivo, precisó que se marcan unos límites de precios en lo que al precio del combustible se refiere.

Para el responsable en España de esta empresa nacida en Francia, el éxito de su crecimiento exponencial radica en que se trata de una iniciativa «coherente con los tiempos que vivimos»: «No hablo de crisis económica, sino de un mundo con recursos cada vez más escasos donde la mentalidad de jóvenes y no tan jóvenes está encaminada a pagar por disfrutar de las cosas antes que poseerlas».

Vertiente social. Otra de las características a las que apunta es que más allá del ahorro económico que el uso de este servicio pueda tener, motivo por el cual sus usuarios se acercan por primera vez, lo que más valoran después es «la enriquecedora experiencia social» que conlleva el hecho de compartir viaje con otras personas. En cualquier caso, admite que los seres humanos «desconfiamos de las novedades», si bien precisa que su cometido consiste, precisamente, en aportar confianza. Por este motivo,  los 200 trabajadores de la empresa «velan para que las relaciones dentro de la comunidad sean sanas y positivas», ofreciendo «herramientas que den seguridad» a todos aquellos que acceden por primera vez.

El responsable de Blablacar en España aseguró que esta red es el «exponente puro» de la economía colaborativa, aquella en la que «se aprovechan los recursos de manera más efectiva». Una fórmula que se ha expandido a otras muchas «actividades cotidianas» y que, en su opinión, lo seguirá haciendo. «Es paradójico cómo se ha empezado en el primer mundo, que es donde quizás menos necesitamos compartir, pero que se va a ir extendiendo a todo el planeta», señaló, poniendo como ejemplos sectores como el alquiler de viviendas entre particulares o el ofrecimiento de habilidades.

En la misma línea que Rodríguez de Santiago se expresó Ramón Puchades, de la comunidad virtual de artistas Talents United, quien ve en este tipo de economía una tendencia «potente» que pone de manifiesto la capacidad empresarial de competir y colaborar.