¡Larga vida a la tradición!

M.S.B. / Burgos
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La Cofradía de San Antón reparte unas 20.000 raciones de titos en Gamonal en una concurridísima cita que recuperó la presencia del alcalde de la ciudad -en 2014 no acudió por los disturbios de la calle Vitoria-

A la una y cuarto, tras probarlos el alcalde y toda la comitiva oficial, comenzó el reparto popular de los titos. - Foto: Patricia

Tras pasar la mañana y el mediodía en Gamonal alrededor de la sede de la Cofradía de San Antón y de sus 17 grandes calderas humeantes, uno se pregunta ¿por qué tanta gente es capaz de estar de pie en la calle (en enero, no lo olvidemos) durante más de dos horas para conseguir uno o varios platos de una humilde y abandonada legumbre llamada tito? Y también se cuestiona ¿por qué a veces queremos racionalizar y valorar todo en tiempo, espacio y dinero, hasta las tradiciones más enraizadas (esta data de hace más de quinientos años)?

No aportaremos respuesta concreta alguna, solo destacaremos que, un año más, los 32 miembros de la Cofradía de San Antón repartieron unas 20.000 raciones de titos entre los miles de ciudadanos de todas las edades, y no solo residentes en Gamonal, que se acercaron con cazuelas, tupper y hasta algún caldero.

El día fue largo pero gozoso para los organizadores, pues aunque comenzaron a preparar todos los ingredientes antes de salir el sol, la afluencia de público fue masiva, y estuvo encabezada por el alcalde de la ciudad, Javier Lacalle. El año pasado, a causa de los graves incidentes por las obras del bulevar de la calle Vitoria, no acudió. Al primer edil lo acompañaron varios concejales, el exalcalde José María Peña y el delegado de la Junta, Baudilio Fernández-Mardomingo, entre otros.

Los grandes perolos acogieron varios kilos de ajos y cebollas, así como cientos de pimientos y guindillas, 250 litros de aceite de oliva, sal, pimienta, laurel y 2.000 kilos de titos cultivados en campos de la localidad de Villasidro, muy cerca de Sasamón.

El reparto de ‘los hombres de blanco’, que estuvieron capitaneados por José Luis Martínez, dio comienzo a la una y cuarto, tras cuatro horas de cocción y 24 de remojo. Este chef lleva 42 años en la Cofradía de San Antón y 10 al frente de sus fogones. Como en todo trabajo de dimensiones considerables, además de cierta sabiduría y pericia, se precisa que alguien que controle todo el proceso y que luego delegue cada tarea concreta en un ayudante (remover, atender el fuego, añadir el sofrito...).

En esta fiesta gastronómica y tradicional tan concurrida, de origen solidario para con los peregrinos, no podía faltar la música tradicional castellana ni una charanga (por cierto, con uno de los trompetas en pantalón corto).

Con anterioridad a la distribución de la comanda, al finalizar la misa de 12 en la Real y Antigua el párroco bendijo a todos los animales que hasta la entrada de la iglesia se acercaron. Además de una mayoría absoluta de perros de todas las razas, se pudo ver algún gato y una cobaya. Y los también tradicionales dos cerdos llegados en tractor marcha atrás.

Titos, buen ambiente, paz social. ¡Larga vida a esta tradición!