Rioseco rezuma vida

A.C.
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De nuevo, cerca de un centenar de voluntarios transforma durante esta semana el monasterio cisterciense

Ya ha llegado la octava Semana del Voluntariado de Santa María de Rioseco, como cada inicio de agosto, y la ilusión no para de crecer. Los avances son más que visibles y el director de esta orquesta genialmente afinada, el párroco Juan Miguel Gutiérrez, ha vuelto a comprobar como los voluntarios han hecho en apenas tres días casi todo el trabajo que había previsto para los seis que permanecerán en el monasterio cisterciense del Valle de Manzanedo.

Lo dicen todos los que lo han visitado con algún año de diferencia. La familia vizcaína formada por Karlos, Begoña y su hija Joar, de 8 años, veraneantes en la localidad valdivielsana de Puente Arenas, conocieron Rioseco hace dos años y les hablaron de la Semana del Voluntariado. Hace tres semanas regresaron a comprobar los avances de los trabajos y viendo el resultado decidieron unirse a la causa. Trabajaron el martes y ayer con la satisfacción de «compartir el valor del trabajo voluntario con mi hija», como señaló Begoña.

 

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