Fiesta es sinónimo de diversión y de pasarlo en grande. Algo que se cumple a la perfección cuando es tu pueblo y es verano. Fiesta es pasacalles con charangas, concursos gastronómicos, vino español, gymkanas, deportes, teatro, parques infantiles y verbena, sin olvidar la chocolatada. Pero los ayuntamientos y sus vecinos también organizan en estos meses otro tipo de actividades más culturales. Un ejemplo de ello lo tuvimos ayer en Quintanapalla, una localidad próxima a la capital burgalesa, que se vistió de largo con sus mejores galas para la representación de la boda del rey Carlos II y María Luisa Ortega. Una obra teatral, Camino de amores, que fue fiel a su cita por séptimo año consecutivo, gracias a la Asociación Cultural San Esteban y a los habitantes de este pueblo que se meten en los papeles de la época.
La cuidada puesta en escena y el empeño de los actores, de todas las edades y ninguno profesional, permitieron que la historia del evento transcurriera de forma amena y, cada edición, atraiga a más espectadores. El vestuario, en su mayor parte confeccionado por los propios vecinos, y el entorno de la iglesia de San Esteban hicieron el resto para meterse de lleno en la representación teatral. Y como buena boda, hubo gritos de ‘Viva el Rey’ y ‘Viva Quintanapalla’. Tampoco podía faltar la celebración por todo lo alto y y por el olor a morcilla en alguna barra de un bar, los ‘invitados’ pudieron saciar su hambre con pinchos.
Ayer fue el último sábado de agosto y muchos pueblos apuraron su verano para fiestas y citas culturales. En Villalmanzo, hubo otra representación del resurgir de la villa tras la quema por los franceses hace 200 años, gracias a la Asociación Cultural La Carrasca. La localidad rememoró el 2 de agosto de 1812 cuando las tropas francesas procedieron a la quema y destrucción de la villa, tras regresar derrotados de la batalla de Arapiles (Salamanca) y retirándose a Francia, según los libros que se custodian en el parroquial. En esa jornada de agosto, «se incendiaron la mayor parte de los edificios, lagares y pajares de esta villa de Villalmanzo», apuntó la presidenta de la asociación, Azuzena Galaz, en declaraciones a la agencia Ical. Tan sólo se salvaron «la iglesia, la antigua casa rectoral y 4 casas más», señaló. Sin embargo, el pueblo «resurgió» y «hoy -por ayer- estamos aquí para celebrarlo».
Diego Galaz y Kepa Junkera posan junto a Pérez Trascasa, Pollogómez de Honor. - Foto: diariodeburgos.es Más de 200 figurantes recrearon por las calles ese episodio histórico donde se representaron escenas de requisas, rondas por el pueblo, quemas, ataques de guerrilleros y fusilamiento, acompañados también por hombres del Cura Merino y del ejército francés llegados de Lerma.
El programa de actividades incluyó una jornada de puertas abiertas para visitar todo el patrimonio artístico y cultural de la villa, como el Museo Etnográfico, la iglesia Gótica de Nuestra Señora de la Asunción del Siglo XIV o el campanario.
Este fin de semana ha estado cargado de actividades no solo como fiestas de pueblos sino de festivales de música. El mejor lo hemos tenido en el Festival Pollogómez Folk, que, pese a haber celebrado solo tres ediciones, ha logrado atraer a un importante público. El cartel ayuda porque los asistentes pudieron escuchar un concierto de Vanesa Muela y Lambulé pero el plato fuerte llegó con la actuación de Kepa Junkera y Diego Galaz.
El festival que se celebra en la localidad de Villangómez cuenta con un mercado tradicional y danzas, además de talleres para niños y actuaciones infantiles. Pero cualquier concentración de personas, y más en verano, requiere de alimentación y con el nombre de Pollogómez no podía faltar la degustación de pollo. La entrega del Pollogómez de Honor fue a Gonzalo Pérez Trascasa, un músico burgalés vinculado a Radio Nacional de España (RNE) desde 1983 y que ha realizado programas dedicados a la cultura tradicional.
Villadiego, por su parte, optó por el deporte y anoche organizó la I carrera nocturna ‘Me tomo las de Villadiego’. Con salida y llegada de la Plaza Mayor de la localidad, los más de 300 participantes recorrieron 17 kilómetros, provistos de una linterna frontal para ver el camino, ya que la salida tuvo lugar a las 23 horas. La organización señalizó el recorrido con materiales reflectantes para garantizar la seguridad de los atletas. La iniciativa surgió tras el éxito que tuvo la de Modúbar en mayo.
Alfoz Tierra de Lara
Luego hay otro tipo de fiestas que no honran a un patrón o a un santo sino que sirven de encuentro a habitantes de una misma comarca. Es el caso del día del Alfoz de Tierra de Lara, que este año se celebró en Quintanalara y que, al igual que en otras ocasiones, tiene como principal objetivo mantener las tradiciones y las costumbres de una treintena de pueblos y numerosas asociaciones culturales y juveniles de la comarca.
Y cuando hablamos de tradiciones no pueden faltar los aperos de labranza, que sirvieron para cultivar la tierra y atender al ganado. Los mayores pudieron recordar ayer en un amplio garaje los instrumentos que tanto utilizaron para su trabajo diario y los pequeños conocieron algo que forma parte del pasado de sus abuelos. Arados, trillos, yugos así como otras decenas de aperos formaban parte de una exposición, que congregó a numeroso público.
Otro punto muy confluido fue la feria donde se dan cita los pequeños artesanos y los productores de la zona con sus puestos de alimentación. Pero una fiesta que se precie, y esta lo es, no puede faltar la dulzaina, los trajes típicos, el vino español y la dulzaina. Es la mejor manera de defender las raíces y mantener la identidad. Vamos, que el Día del Alfoz de Lara, que celebró su quinta edición y reivindica un mundo rural vivo y con futuro, cuenta con buena salud y fue una jornada que también apoyaron con su presencia autoridades como el secretario de la Delegación de la Junta, Lorenzo Saldaña, y el presidente de la Diputación, César Rico.