El 24 de agosto de 2002 Burgos se despertó con la triste noticia de la pérdida de uno de sus artistas más insignes, Modesto Ciruelos, a los 94 años de edad. Nacido el 2 de marzo de 1908 en la localidad de Cuevas de San Clemente, está considerado como el mejor pintor local del siglo XIX, con más de un millar de obras que tocan diversos estilos, desde el falso realismo hasta el expresionismo, el cubismo, el arte pop o la abstracción, estilo este último del que fue su primer exponente.
Un década después, su recuerdo sigue intacto. Sobre todo aquel que le sitúa en el constante camino de la experimentación que le permitió abrir nuevas ventanas al arte. Una trayectoria extensa, como su obra, en la que estuvo en contacto con Picasso, Miró, Zabaleta, Guinovart o Pancho Cossío, por citar algunos nombres, y que alcanzó los más altos niveles.
Su muerte conmocionó a la sociedad burgalesa del recién estrenado siglo XXI. El mundo de la cultura se quedó sin palabras para describir al pintor y a su obra, mientras que a la tristeza por la pérdida se unieron voces de todos los ámbitos. Desde aquel día, comenzó a sonar la idea de crear un museo en su memoria. Proyecto que ha estado latente todo este tiempo, sin que haya terminado de fraguarse, a pesar de que incluso se manejaron posibilidades de ubicación como los antiguos juzgados de la calle San Juan.
Ahora, la crisis económica se convierte en mala aliada para retomar proyectos sin realizar con fondos propios. Por eso, el equipo de Gobierno «ha aparcado» la idea del museo hasta que vengan tiempos mejores, sin que por ello deje de reconocer el «valor tan importante que la figura de Ciruelos tiene para la ciudad». «Plantearnos crear una infraestructura como es un museo y adquirir la obra con la coyuntura actual es muy complicado», admitió el presidente del Instituto Municipal de Cultura (IMC), Fernando Gómez, que reconoció que este proyecto «no se encuentra en un horizonte cercano», si bien agregó «que no se descarta como concepto».
La apertura de un nuevo museo supondría, según Gómez, un esfuerzo económico «muy importante» para la ciudad que en estos momentos no podría asumirse. Porque, tal y como explica, existen otros proyectos más inmediatos en la agenda que, además, no suponen un desembolso tan elevada. En este punto, se refiere a la dinamización del Museo Marceliano Santa María, que pretende realizarse con los fondos URBAN cuando se conozca si prospera o no la idea de cubrir el patio del monasterio de San Juan.
Una de las últimas veces que se habló de la pinoteca dedicada a Ciruelos fue en el año 2008, coincidiendo con la celebración del centenerario de su nacimiento. Un aniversario que se conmemoró con sendas exposiciones en Madrid y en Burgos. La muestra local, que pudo verse en el Palacio de la Isla, permitió acercarse a la dimensión artística de este creador a través de la opinión de los críticos y de una selección de su obra, que sigue viva, al igual que su figura, diez años después de aquel triste 24 de agosto de 2002.