Sostiene Susana Díaz, después del sorpresivo adelanto electoral que ha pillado a todos los partidos con el pie cambiado, que su única prioridad es Andalucía, comunidad de la que es presidenta desde el 5 de septiembre de 2013 por designación de su antecesor, José Antonio Griñán. Sin embargo, parece que fuera de su partido, pocos creen esa afirmación de la socialista y, por ello, desde que se hizo oficial que los andaluces acudirán a las urnas el próximo 22 de marzo, arrecian las críticas contra la dirigente regional.

A años luz en su ideología, Izquierda Unida y Partido Popular coincidieron ayer en censurar una decisión que, entre otros adjetivos, fue calificada de «egoísta», «inexplicable», «personalista» o «incomprensible». Los dos grandes grupos políticos no fueron los únicos que arremetieron contra el adelanto electoral, ya que también se alzaron voces desde formaciones tan distantes como UPyD, Vox o Podemos.

Las palabras más duras llegaron desde las filas del hasta ahora socio de Gobierno del PSOE en la región sureña, IU. En el Congreso, fue su portavoz, Joan Coscubiela, quien acusó a la presidenta de ser «poco de fiar» por decidir convocar elecciones para el próximo 22 de marzo por razones «escasamente comprensibles». Poco antes, el diputado de Izquierda Unida por Málaga y candidato a la Presidencia del Ejecutivo central, Alberto Garzón, culpó a Susana Díaz de entrar en una «deriva bonapartista» en la que confunde su nombre con el de la comunidad que gobierna y subrayó que «esto habría sido impensable» con el exjefe del Ejecutivo autonómico José Antonio Griñán, un «intelectual» que sabía que Andalucía iba «más allá de su partido».

También el que fuera vicepresidente de la socialista, Diego Valderas (IULV-CA), aseguró que la sevillana ha dado «razones inexplicables» y «argumentos que no se sostienen» para justificar su decisión, al tiempo que advirtió de que no va a «dejar que el PSOE se apropie de iniciativas que son claramente» de su formación.

En la misma línea, el presidente de los populares andaluces resaltó que «no hay argumentos suficientes» para la cita con las urnas, puesto que el socio de Gobierno del PSOE «no ha votado ni una sola vez en contra» de los socialistas» y aprobaron conjuntamente el Presupuesto de la Comunidad para 2015.

Tras advertir de que la razón puede ser la de que Susana Díaz «esté pensando, como siempre, en sus intereses personales y electorales y en ambiciones mayores que tienen mucho que ver con la candidatura a la Presidencia del Gobierno de España», Moreno hizo hincapié en que él ha llegado a Andalucía para quedarse, tanto si pierde como si gana.

Derecho regional. Ajena a casi todas las críticas, la presidenta autonómica sí quiso contestar a una de ellas: la que el día anterior lanzó el líder del Gabinete central, Mariano Rajoy, en una entrevista en televisión. Díaz remarcó que el dirigente popular «le dice a los andaluces lo que no tuvo el valor de decir a los catalanes». A su juicio, cuando Artur Mas convocó las elecciones catalanas para septiembre, no escuchó al presidente del Gobierno «decir cuándo las tenía que hacer y, en cambio, cuando Andalucía, en su derecho, que se reconoce en el Estatuto de Autonomía, decide tener una cita con las urnas propia, dice que por qué no la unimos con otras elecciones». «¿Por qué no las une Rajoy con las elecciones catalanas y nos ahorra unas elecciones en España?», se cuestionó la socialista.

En este sentido, insistió en que ha decidido convocar las elecciones el 22 de marzo para que Andalucía «gane un año», en lugar de perder 12 meses con peleas y discusiones entre partidos por no tener estabilidad en el poder. De hecho, indicó que esta comunidad necesita un Ejecutivo responsable, fuerte, sólido y que tenga como única prioridad los problemas de los andaluces, y eso es lo que ella va a ofrecer a los ciudadanos de cara a los comicios.

Además, confió en obtener en las elecciones una mayoría amplia y suficiente para no distraerse en «cuestiones de partidos» y hacer en la Junta lo que necesita Andalucía. «Sé el puerto al que llevo a la comunidad, pero necesito que los ciudadanos me den su confianza», apuntó. En este sentido, aclaró que esa mayoría amplia no tiene por qué ser absoluta, ya que defendió que ella tiene mucha capacidad de diálogo.