«La radio convencional busca sobrevivir, su etapa se está muriendo»

Gadea G. Ubierna / Burgos
-

Ernesto Sáenz de Buruaga • Periodista

Ernesto Sáenz de Buruaga, periodista. - Foto: Ángel Ayala

A por más audiencia. Ernesto Sáenz de Buruaga (Miranda de Ebro, 1956) dirigirá las mañanas de la Cope por tercera temporada consecutiva a partir del 3 de septiembre con el objetivo de incrementar audiencia. A sus espaldas tiene más de 25 años de profesión en todas las grandes emisoras de radio del país, así como en TVEy Antena 3.      

Sáenz de Buruaga recibe a DB en el Casino de Miranda, con ese aire despreocupado de quien sabe que todavía tiene diez días de vacaciones por delante. Un tiempo que exprimirá antes de ponerse de nuevo al frente del programa matinal de la cadena Cope, Así son las mañanas, en el que las elecciones en el País Vasco y, por supuesto, la interminable crisis con los vaivenes de la prima de riesgo marcarán el ritmo.

En una carrera tan larga, ¿ha conocido una época en la que no se hablara de crisis en los medios o en la que hubiera salud periodística?

La salud de los medios no se ha discutido nunca, el problema empieza con la crisis económica. Cuando yo empezaba en Radio Castilla el periodista estaba en auge; el periodismo, que era una carrera que socialmente no estaba bien considerada, pasa a tener un estatus y hay una evolución impresionante. Ahora, el periodismo está en todas partes: en las empresas, en las instituciones, en los medios... La crisis económica es la que se ha trasladado a los medios de comunicación.

Entonces, ¿considera que es solo una crisis de gestión o también de contenido?

No, creo que el problema es solo económico. Lo que pasa es que hay una serie de medios como los digitales, que antes no existían, y han cambiado el concepto de comunicación. Pero por lo demás, hay noticias, se producen en un sitio y hay un tío que las cuenta. Y yo quiero que me la cuente un periodista y no una red social, porque no sé si es válida, quién está detrás o por qué está interesado. A mí me vale la solvencia de una empresa periodística que tiene periodistas contratados y que me dan la validez de lo que está sucediendo. Creo que eso no ha cambiado, sigue siendo la esencia y da igual que estés en prensa, en radio o en televisión.

Sí, pero ahora se oye de continuo que el periodismo está más manipulado y que se contrasta menos.

Sí, pero eso lo he oído toda la vida. Cuando tú tienes que describir una puesta de sol lo vas a hacer de forma distinta que yo, ¿y eso es manipular? No, es contar la realidad según la ves. Y luego hay una línea editorial; si tú estás en la Cope, evidentemente, tu línea editorial no va a ser la misma que si estás en Radio Euskadi. No quiere decir que el periodista manipule, sino que respetas la línea editorial, con la que sueles coincidir porque, si no, la convivencia es complicada. Pero cuando se habla de manipulación o línea editorial, afecta a un 5% de la información, a una portada o a uno titulares; el resto, da igual.

A los periodistas veteranos es frecuente escucharles que el periodista de raza ya no existe. ¿Qué opina?

Nunca he entendido lo del periodista de raza. Creo que se es bueno o se es malo, y buenos periodistas hubo antes, ahora y los habrá después. El sabueso que iba por las noches con los comisarios y conseguía una información y se tomaba la última copa... Eso existió, porque los periódicos antes cerraban muy tarde, pero ahora no. El mundo ha cambiado, pero la esencia del periodista no.

¿Y cree que los tiempos de elaboración, análisis y producción de la información son los mismos que cuando usted empezó?

Depende del medio. En la radio no ha cambiado nada, es todo inmediato. Hay que tener cuidado en no decir tonterías y contrastar la información. Hay quien prefiere darlo deprisa y no contrastar, yo siempre he preferido darlo más tarde, pero no equivocarme nunca. A partir de ahí, los medios digitales hacen que la pelea sea continua y que todo el mundo renueve  noticias automáticamente. Eso hace que se trabaje más deprisa y a veces, tal vez, con menos rigor. Pero depende del medio. No creo que el Diario de Burgos, El País o El Mundo se arriesguen a meter una noticia que luego tengan que rectificar. Lo que es comunicar no ha cambiado, han cambiado las herramientas.

Esa pelea por ser el primero y las guerras de audiencias, ¿no puede acabar perjudicando al lector u oyente por eso de que como lo ha contado la competencia ya no se da?

Salvo que sea una exclusiva, que la da un medio al que citas, en la radio tampoco hay tantas exclusivas. Los grupos de investigación generalmente son los grandes periódicos, pero a mí no me importa abrir un informativo citando una noticia de El País, de El Mundo o de ABC porque es algo de lo que se va a hablar y se va a extender con nuevos testimonios o filtraciones. No me da pudor coger la información de otro y desarrollarla, pero cito siempre la fuente por respeto. Tú no puedes ser siempre el primero, y la gente no busca al medio por ser el primero, sino por su ideología.

Los digitales han obligado a los periódicos a renovarse y a adoptar prácticas nuevas. ¿Qué retos están imponiendo a las radios?

Ninguno, porque cada hora tienes un servicio informativo nuevo. Los digitales ayudan porque antes, llegabas a lo que llegabas, pero una exclusiva nunca se va a colgar en un digital, no te llevan más allá de la información cotidiana.

¿Sigue siendo el periodismo el cuarto poder?

Poder es que un médico pare un corazón en un quirófano, esté veinte segundos parado y lo vuelva a poner a funcionar. ¿Que los medios influimos? Claro que sí, eso no ha cambiado. Sí yo empiezo todos los días diciendo que Rajoy se tiene que ir, creas un clima. No digo que el periodismo tenga poder, tiene influencia. Y eso obliga a tener una responsabilidad. Si tú sales un día diciendo que un tío es un pederasta y luego resulta que es mentira, de la rectificación no se acuerda nadie, se acuerdan de la primera noticia en la que era pederasta. La responsabilidad del periodista tiene que estar en todo lo que hace. No se puede fallar.

Siguiendo con el ejemplo del pederasta, ¿no cree que se está dando un paso más publicando o grabando imágenes de esa persona antes de que se sepa si lo ha hecho o no?

Más allá de esto del pederasta, que me parece que es un error de concepto y que yo no daría nunca,  me parece que se está frivolizando mucho, sacando a gente que no quiere salir y entrando en la vida privada de mucha gente. Estoy en contra de ese periodismo, pero es muy fácil cometerlo. Eso depende de las empresas, y son máquinas de hacer dinero. Entonces, al final, estamos hablando de dinero, no de comunicación.

Antes decía que duda de la solvencia de las redes sociales como medio de información, pero Así son las mañanas tiene Twitter.

Sí, porque tampoco puedes ser ajeno al mundo. La realidad es que está Facebook, está Twitter, que está el correo electrónico y que hay que abrir todos los cauces de comunicación. El Twitter de los deportes de Cope llegó a sumar en un programa 50.000 twitteros, ahora tienen más de un millón. Pedro J. [Ramírez, director de El Mundo] tiene ciento y pico mil twitteros, pero a mí no me atrae. Las redes dieron la noticia de la muerte de Whitney Houston, pero, ¿dónde se desarrolló? ¿Dónde se ha hablado de la cantante, de su vida?En los medios tradicionales. Esa información ya no está en las redes.

Cada vez hay más gente que sostiene que el Twitter ha sido una revolución para mejor en el mundo de la comunicación.

Sí, todo es positivo, porque tú tienes la capacidad de no usarlo. No es obligación, ni el Twitter ni el programa basura, aunque luego te sorprendes porque hay gente muy importante en este país que ve los programas del corazón.

¿Hay sobreinformación?

Sí, claro, pero la gente no se lee siete periódicos o ve tres televisiones. La gente, al final, elige siempre en función de su ideología. La Cope no la escucha gente de izquierdas, porque quiere refrendar sus opiniones con lo que oye, con los testimonios y debates. La Cope tiene más invitados de derechas que de izquierdas, porque la gente quiere oír lo que quiere oír.

Pero, ¿identificarse tanto con un público determinado, que es el que piensa igual que tú, no es una concepción un poco errónea del periodismo?

No, porque yo doy posibilidades de escuchar al contrario. Por ejemplo, los lunes tengo a Pedro J. [Ramírez], que ¿es de izquierdas o de derechas, de dónde es?; a María Antonia Trujillo, ministra de Vivienda con el PSOE, a Hermann Tertsch, de ABC... Pues hay una bronca montada. Yo quiero que mis oyentes se identifiquen con lo que oyen en la radio, pero también quiero que escuchen al contrario.

Ese modelo de tertulias, en el que se habla mucho y se aporta poco, ¿no está algo agotado?

Cuando en una tertulia no conoces al que habla, la gente no lo sigue. Tienes que ponerle cara y hay quien sabe opinar y quien no sabe, pero es que una tertulia no es un dogma de fe. Es eso, una tertulia.  Llevo cinco años oyendo que las tertulias como género se han agotado, pero también sigo oyendo que desde que hay tele también se está muriendo la radio.

Sí, pero parece que ahora en las tertulias se busca más la continua confrontación y la gresca que el diálogo.

Sí, pero si no hay un pelín de tensión, se hace muy aburrida. Los máximos datos de audiencia son cuando pasa algo, cuando has llamado la atención. Haces que entre ellos se respeten, que no se insulten y que sean educados, pero también buscas que piensen diferente. Pero es que los españoles también somos así, trasladamos la forma de ser a la radio.

El día 3 empieza temporada. ¿Cuáles son las novedades de Así son las mañanas?

La Ser parte en dos y nosotros hacemos lo mismo. De 06.00 a 10.00 horas y de 10.00 a 12.00 horas. El núcleo duro lo vamos a mantener, solo que la tertulia se va a condensar, porque la entrevista que hacíamos en medio rompía mucho. Ahora la entrevista va a ir después, con el tema del día, con la llamada de los oyentes y con el humor de los celebritoons, que son los personajes que hace Javier Valero. Esta es la tercera temporada y no hemos dejado de subir, pero en la radio, uno o dos años no significan nada. La gente de una edad se ha acostumbrado a una emisora y cuesta hacerles cambiar; y la gente joven, de menos de 30 años, se ha acostumbrado al twitt y a los titulares, y lo malo es que no se enteran de lo que pasa. Pero en nuestra radio se siguen contando las cosas, por lo que no es su mundo; lo suyo es internet y la televisión. Entonces, las radios están buscando sobrevivir, pero la etapa de la radio convencional se está muriendo poco a poco.

 ¿Y hacia dónde tiene que ir?

Ni idea, si lo supiera lo pondría en práctica. [Iñaki] Gabilondo escribió un libro en el que dice algo en lo que yo estoy de acuerdo: esta época se está cerrando. ¿Cómo? No los sé, tampoco cuánto va a tardar.

Dice que los menores de 30 años no se enteran de lo que pasa, pero, ¿les interesa lo que les contamos, nuestro periodismo?

Pues con el paso del tiempo se van haciendo mayores y supongo que les interesará lo que nos interesaba a los que hemos ido cumpliendo años. ¿Por qué? Porque son padres, tienen problemas, hay salarios, huelgas, expedientes de regulación de empleo y se tienen que informar. Entonces, acaban en los medios, pero el tránsito ahora se hace mucho más tarde.

Ha hecho radio y televisión. ¿Nunca ha tenido el gusanillo del papel?

Lo quito porque como escribo todas las semanas un artículo en El Mundo… Bueno, primero escribía un artículo en el Diario de Burgos hace muchísimos años  y me entretenía. Pero es que yo no distingo radio, televisión y prensa; creo que un periodista es bueno en los tres medios y el titular lo sé poner igual. Pero bueno, nunca ha surgido. He trabajado en todas las radios, Antena 3 y TVE, pero un periódico nunca me lo han ofrecido.  

Varias de esas empresas tienen expedientes de regulación de empleo y despidos masivos en marcha. ¿En qué medida puede afectar a la calidad de la información prescindir de gente a la que en un momento se contrató porque se les consideraba necesarios para elaborar el producto?

En la Cope se ha hecho un ERE en el que no se ha echado a nadie. A todos nos han bajado el salario entre un 8 y un 20%, y lo hemos admitido porque las necesidades son esas. Pero también digo que cuando una emisora da pérdidas, porque contrates a más gente no va a dar beneficios. Y ahí no estamos hablando de periodismo, estamos hablando de dinero. A  partir de ahí, ¿con cuántos se puede hacer un buen periódico o una buena radio? En mi equipo tengo 22 personas, ¿con 18 lo haría mejor? Pues depende de cómo sean, dame nombres y apellidos y te diré si puedo. No creo que un empresario quiera echar gente porque sí y si lo hace, probablemente pueda hacer menos cosas, pero ¿será peor periodismo? No lo sé, tengo dudas. De la necesidad se hace virtud. Que, en principio, con menos gente el producto tendría que ser peor parece lo lógico, pero si quitas a un tío que está haciendo el horóscopo no pasa nada; pero si quitas a uno que está haciendo investigación, claro que se resiente. Depende de por dónde se recorte. No es periodismo, es dinero. Estamos en ese extremo, supervivencia pasa por los números y tienen que cuadrar. ¿Con menos gente haces peor producto? Claro.

¿Con qué momento de su carrera se queda?

Con el asesinato de Miguel Ángel Blanco, porque me tocó hacer un programa especial en Televisión Española, que duró ocho horas y que tuvo más de 20 millones de espectadores. Fue muy emotivo, porque había que mantener la calma, vender responsabilidad, no exaltar nada... Había una carga de sentimiento que era… Era un ejercicio de responsabilidad para todo el equipo que estábamos en Bilbao y que forma parte de la historia de la televisión. Después de ese momento, todos. En la Ser en Burgos, que era todo sorprendente; cada vez que cambiabas de emisora, que era un nuevo reto, o cuando empecé con España a las ocho en Madrid. Te das cuenta de que un buen periodista es igual que esté en Burgos, en Madrid o en cualquier otro sitio.

Algo que no siempre o, mejor dicho, casi nunca se reconoce en Madrid. Se menosprecia al periodismo de provincias.

Ahí te equivocas. Eso lo piensan los que solo han estado en Madrid. Coge a la elite de este país y dime quién ha empezado en Madrid: Carlos Herrera, no; Francino, no; yo, tampoco; Luis del Olmo, tampoco… Todos hemos empezado en provincias. ¿Por qué? Porque aprendes mucho, más rápido y tienes más posibilidades de crecer. Luego viene la segunda parte, que alguien confíe en ti o que te escuche.

¿Qué consejo le da a alguien que esté estudiando periodismo?

Sobre todo, que trabaje. Todo el mundo tiene su oportunidad y yo no creo en el talento, quiero que trabajen. El talento ya lo tengo yo, que se supone que para eso me pagan, pero el trabajo quiero que lo ponga él, que aprenda, que sea  humilde y que no quiera ser en todo el primero. En la radio, tú puedes ser muy brillante y el trabajo puede ser muy malo; pero si tu equipo es muy brillante y tú eres malo, el trabajo puede ser muy bueno.