La plantilla de Gamesa ha aceptado finamente la aplicación del Expediente de Regulación de Empleo (ERE) temporal para un periodo de 92 días y planteado para 152 de sus 155 trabajadores. En las asambleas llevadas a cabo en la jornada de ayer, y tras la última celebrada por la tarde, se resolvió un apoyo del 90% de los trabajadores a las condiciones finalmente acordadas en la negociación entre la empresa y los representantes de los trabajadores.
«Al final no se ha conseguido todo lo que pretendíamos pero hemos conseguido mejorar las condiciones iniciales», explicaba a última hora de la tarde el presidente del comité de empresa, Luis Ángel Antillera. A falta de que se rubrique el documento durante la jornada de hoy, el preacuerdo llevado ayer a asamblea parece de satisfacción para la plantilla que se enfrentaba a un cese casi total de la actividad durante tres meses (entre agosto y octubre), y que ahora al menos se verá mejorado para varios de los empleados.
Por un lado se aplica un plan de empleabilidad que va a suponer que alrededor de 30 de los trabajadores de la planta de Miranda encuentren actividad y empleo durante este periodo en otros centros fabriles o instalaciones de Gamesa. El grueso, unos 9 o 10 trabajadores, irán a la fábrica de multiplicadoras que la compañía tiene en la localidad burgalesa de Lerma, donde no existe por ahora falta de carga de trabajo. De hecho allí ya hay dos trabajadores de Miranda instalados.
Otros destinos de los empleados mirandeses serán la división de mantenimiento nacional e internacional (los que van a los parques a reparar y mantener), y también Galicia, además de la posibilidad de entrar en algunos otros centros que Gamesa tiene en otras comunidades, entre ellas el País Vasco.
Para esta treintena de plazas se han pedido voluntarios entre los trabajadores, y los que no entren en este traslado temporal a otras factorías entrarán a ser afectados por el ERE. Para que no afecte los 92 días a todos los trabajadores se prevé el mantenimiento de un turno en la fábrica (ahora hacen tres), el de mañana, de tal forma que los operarios irán entrando a trabajar una semana, aunque en un número inferior a los cerca de 40 que habitualmente van por turno, ya que de momento no van a hacer fabricación, sino trabajos de reparación de palas.
«El plan de empleabilidad ha sido visto con agrado, ya que posibilita trabajo y que haya gente no afectada por el ERE que va a irse a otras plantas», dice Antillera, lo que también repercute en los sí afectados por el ERE, ya que lo estarán menos días y con ello las consecuencias del expediente serán algo menores.
No obstante, la incertidumbre en la plantilla está en el futuro a más largo plazo, ya que de momento no se cuenta con pedidos en firme para los próximos meses con los que trabajar, y los que había se han ralentizado, por lo que no es seguro que en el mes de noviembre, acabado el periodo de aplicación del ERE, se pueda volver a la producción normal. En parte, el futuro inmediato se liga a un pedido de Egipto que está pendiente, y que garantizaría una carga suficiente para retomar la actividad fabril.