La misma historia

@jorgealopez18
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El Burgos CF evidencia su irregularidad y acaba con la paciencia y la ilusión de su afición

No es fácil lograr, año tras año, acertar. Todos somos conscientes de ello. No resulta sencillo en el deporte, quizás en el fútbol menos que en cualquier otro, trasladar al césped las buenas voluntades de la pretemporada. De hecho, cada año hay en todos los grupos de Segunda División B una decena de equipos que se marcan como objetivo disputar la fase de ascenso y solo cuatro ellos pueden hacerlo.

El Burgos es uno de los equipos que no alcanzará el objetivo que en julio se indicó, que era disputar la próxima temporada la Copa del Rey, para lo cual es necesario clasificarse entre los 6 primeros del grupo. Nuevamente el equipo está muy lejos de lo que su afición y su historia merecen.

Y no será porque este año la cosa no pintara bien. Uno es por naturaleza optimista en aspectos deportivos, y siempre cree aquello de "este año, sí". En verano y en el inicio de la temporada, me ilusioné mucho con el equipo. Creo que no fui el único. Recordemos que en verano se ganó al Real Madrid Castilla, que es segundo del grupo II. También al Alavés, actual líder de la clasificación en Segunda. La temporada comenzó con un triunfo en Somozas, con una imagen más que positiva en León pese a la derrota, y tras ganar consecutivamente a Celta B y Guijuelo, el equipo se situó tercero en la jornada quinta. Hacía una década que el Burgos no se encontraba en una situación similar y la euforia se disparó.

La euforia y la esperanza no siempre se corresponden con la razón, con aspectos objetivamente positivos, pero eran muchas las señales que invitaban a pensar que sí. La plantilla mezclaba experiencia, contundencia y calidad con juventud y desparpajo. El equipo transmitía solvencia, con unos grandes registros atrás que hacían que, pese a su pobre bagaje ofensivo, cada gol fuera un tesoro. Pensar en que el Burgos podría luchar por entrar entre los cuatro mejores no parecía descabellado.

Poco tardó en acabarse la alegría. La derrota en Cáceres no fue merecida, pero llegó, y perder una semana después ante el Tudelano en El Plantío, el 4 de octubre, tiró todo por tierra. El equipo comenzó a conceder goles con mucha facilidad, olvidó por completo su fiabilidad y se convirtió en un bloque extremadamente irregular, incapaz de completar una buena actuación de 90 minutos. Desde entonces, el equipo ha sido capaz de dejar fases con una imagen muy buena ante el Logroñés o paupérrima ante un Coruxo que llegaba en plena crisis de resultados. Capaz de reaccionar a un 2-0 adverso en Ferrol y después volver a caer. Incapaz de mantener un 0-2 en Aranda. Llegó a estar en puestos de descenso y cuando sale del atolladero, se acomoda en la mitad de la tabla y nos hace soñar que la reacción aún puede llegar, enlaza tres empates consecutivos y lo remata cayendo, como ayer, ante la Cultural tras llegar al descanso con un 2-0 favorable. Llega al minuto 85 ganando y no es capaz de dormir el partido para asegurarse la victoria, algo que sí lograba en septiembre.

Son muchos años ya en los que, por culpa de los entrenadores, de los jugadores, de quienes les fichan, de la directiva o de todos juntos, el primer equipo no responde a lo que de él se espera. Atrás, cada vez más atrás, quedan los años en los que con Félix Arnaiz Lucas, con Carlos Terrazas, con Gonzalo Arconada, con Fabri o con Fede Castaños el equipo estaba siempre en la lucha por ascender. Daba igual el perfil del técnico, si los jugadores eran más conocidos o más humildes. Se podía lograr el ascenso o no, pero la afición sabía, sabíamos, que el equipo iba a dar la cara e iba a pelear por ello. Era fiable. Ahora no lo es,

El Plantío huele a fútbol y el club tiene una afición, cada vez más harta, y una historia detrás que le avalan para volver a ser ese equipo que desea ascender. Que te garantiza una fase de ascenso. Queremos volver a tener ese Burgos, porque es lo mínimo que se merece. No nos resignamos a que, cada mes de diciembre, entonemos lo de "otra vez la misma historia" y nos veamos abocados a luchar por no descender o salir de Tercera. Entre otras cosas porque esa no es la historia del Burgos Club de Fútbol. Pero, por desgracia, y esperemos que por poco tiempo más, sí es su presente.