«Ni la RAE ni las guías, la lengua será lo que diga la gente»

Angélica González / Burgos
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«Ni la RAE ni las guías, la lengua será lo que diga la gente» - Foto: DB/Jesús J. Matías

Profesor de la Universidad de Burgos desde hace siete años, Raúl Urbina (Burgos, 1966) está licenciado por la Universidad de Valladolid y obtuvo el doctorado en Filología en la Autónoma de Madrid con una tesis sobre intertextualidad, retórica y pragmática. En la UBU da clases de Pragmática, Semiótica y Lingüística General y de Lengua Española a los estudiantes de Comunicación Audiovisual. Además, tiene una presencia muy activa en internet a través de su blog www.urbinavolant.com y de su página web http://urbinavolant.com/ubu.

 

Sobre la polémica generada a raíz del informe de la Real Academia Española (RAE) sobre las guías para un lenguaje no sexista, hay opiniones de todo tipo. Pero los especialistas en Filología o en Lingüística están de acuerdo en que tiene que ser un debate sosegado. Urbina es uno de ellos.  

¿Qué cree que ha buscado la RAE con su crítica a las guías del lenguaje no sexista?

Hasta hace muy poco no había discusión porque las mujeres estaban en casa. En los 80 empieza a establecerse una mayor visibilidad y, sobre todo, una exposición del problema y empiezan a elaborarse guías sobre el lenguaje no sexista y manuales de uso del lenguaje administrativo que también se plantean el problema. Y han ido apareciendo una serie de actitudes que desde el punto de vista lingüístico se las ha calificado de no muy adecuadas a la norma o, sobre todo, al sistema.

¿Por qué cree que hay tanta virulencia en este debate?

 El problema no es poner a la mujer en primer plano sino si el sistema lingüístico se puede tocar artificialmente porque los sistemas evolucionan y no sabemos hacia dónde. Hay un lingüista que dice que la lengua es democrática pero no asamblearia: no es lo que diga la RAE ni las guías, sino lo que digan los hablantes. Yo di un curso sobre el lenguaje administrativo y había mujeres que preferían que se les llamara jefe.

Ya, pero ser hombre o mujer no acredita tener mayor o menor implicación en el lenguaje inclusivo. Pérez Reverte aludió a que Soledad Puértolas firmaba el estudio de Ignacio Bosque como si eso fuera definitivo...

No, efectivamente. Desde el punto de vista léxico hay un sexismo que es bastante fácil de solucionar; el ámbito social es el caballo de batalla. Desde el punto de vista gramatical la cosa es algo más complicada: en las cuestiones morfológicas el sistema también va ajustándose, por ejemplo, canónicamente sería incorrecto decir ‘presidenta’ porque proviene del latín que no diferenciaba masculino y femenino. Y se ha llegado a decir presidenta. ¿Ha pasado algo? Absolutamente nada, pero el sistema todavía no ha evolucionado y no aceptamos gerenta...

...Ni miembra...

¿Qué es lo ocurre? Hay palabras con el paradigma en ‘o’ y otras en ‘a’ y, de momento, los hablantes no se han decantado por una u otra, no se ha tomado la decisión de que todo lo que acaba en ‘ente’ se hace el femenino en ‘enta’. Pero la sociedad, no la RAE ni las guías.

Eulalia Lledó recordó que en los 80 llamaban locas a las mujeres que se referían a Margaret Tatcher como presidenta...

Por eso te digo que lo que no puedo defender es que el sistema sea inamovible...

Pero eso lo que defiende este informe de la Academia...

No hay nadie en su sano juicio que piense que el sistema no evoluciona. Cuando empezaron a entrar médicas en el sistema de salud era bastante habitual usar ‘médicas’ pero la mayor parte de ellas firman con el masculino...

Sí, pero luego dicen soy la doctora Pérez y no el doctor Pérez...

Exactamente. La academia ya dice que se diga médica. ¿La gente en la calle qué dice? Será lo que decida la gente y vamos a una tendencia en la que no nos extrañe la presencia de lo femenino.

El informe de Bosque hace hincapié en el desdoblamiento que se viene haciendo desde el Cantar del Mío Cid y toda la vida se ha dicho señoras y señores. ¿Por qué molesta tanto?

Esta es una cuestión más del elemento sintáctico. Esas fórmulas han sido siempre protocolarias, de saludo y luego ya no se repetían. Nosotros podemos proponer lo que sea pero el principio de economía de la lengua nos lo niega: Imagínate que tenemos que decir asociaciones de consumidores y consumidoras y usuarios y usuarias, por ejemplo. ¿Hacia dónde tenderemos? No lo sé. De momento, el sistema lingüístico asume el masculino como género no marcado. Pero a mí me gusta decir a los alumnos que el singular es el marcado frente al plural. Decimos el ser humano frente a los seres humanos y nadie se enfada.

Pero es que las mujeres son la mitad de la humanidad a la que no se nombra.  ¿Es lo que tiene que ver con las mujeres lo que marca la resistencia?

Creo que no porque hay lenguas africanas y algunas americanas que tienen como sistema no marcado el femenino. Vamos a suponer que sea una cuestión de relaciones sociales: si leo la Constitución venezolana me parece un atentado al sentido común sea hombre o mujer, es un desdoblamiento irracional porque no se produce en la vida cotidiana. Pero también digo que cuando el elemento contextual puede ser lesivo o no inclusivo para las mujeres hay que hacer la referencia para que no haya dudas y no se establezca el hombre como elemento predominante pero en la comunicación habitual no hacemos esto.

¿Por qué va con tanto retraso el diccionario de la Real Academia con respecto a la sociedad?  

¿Queremos que el diccionario sea un juez o un notario? Si es un juez, elaborará las cosas con un criterio normativo y si es un notario, tiene que reflejar lo ya existente cuando es evidente que existe...

¿Usted qué prefiere?

Para instrumentos notariales existen otros diccionarios mejores como el María Moliner o el Seco.  Lo que no podemos hacer es intervenir sobre el diccionario y te pongo un ejemplo: ahora ya no se usa ‘sargenta’ para hablar de una mujer muy mandona pero no puede ser que un francés oiga esa palabra,  vaya al diccionario y no la encuentre.

¿La Academia no debería hacer algo para quitar la misoginia  que incluyen sus páginas?

Una cosa es lo que las palabras significan y, otra, definirlas mal. De lo que estamos hablando es de una mala práctica, el diccionario de la RAE nunca ha pasado por ser una obra maestra desde el punto de vista lexicográfico, hay autores con bastante más criterio.

Pues se supone que es el diccionario de referencia...

Eso es lo triste. Y la verdad es que un hablante se puede encontrar en la versión on line una información obsoleta cuando en la edición de papel está ajustada.

¿Ypor qué no lo actualizan?

Por dinero.

¿Problemas económicos?

No, no porque no tienen dinero sino porque quieren ganar más.

En este sentido, la filóloga Mercedes Bengoechea se preguntaba por qué salen las ediciones antes de Navidad...

Sí, tristemente tiene que ver con motivos económicos. El criterio de la Academia tiene que mejorar desde un punto de vista lexicográfico. Pero también se tienen que preocupar sobre el lenguaje no sexista. La Academia no puede ser juez ni es la dueña del lenguaje pero tampoco lo que aparece en una guía de lenguaje no sexista es una verdad absoluta. El informe no es virulento, no intenta atacar. La presencia de las mujeres en la sociedad hace que el lenguaje cambie y no al revés, no creo que visibilizar algo de manera artificial vaya a hacer que las mujeres ocupen el lugar que les corresponde en la sociedad.

¿Habrá puntos de encuentro entre ambas posiciones?

Creo que sí y quiero que reine la prudencia y no haya ataques.