Las autoridades sanitarias niegan que exista un brote epidémico de listeria

J.C.O. / Aranda
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Advierten de que ante un caso esporádico y el largo periodo de incubación de la bacteria es imposible establecer el origen de la enfermedad que acabó con la vida de Luis Sanz Barbadillo

En las pruebas realizadas al paciente fallecido se detectó que la meningitis estaba causada por listeria. - Foto: DB

Las autoridades sanitarias aseguran que no hay motivo para la alarma social a raíz del fallecimiento el lunes, como ya adelantó DB, del arandino Luis Sanz Barbadillo, de 44 años, a causa de una meningitis provocada por listeria. En  contra de los inquietantes rumores que circulan por la villa, según han confirmado a este periódico fuentes del Hospital de los Santos Reyes, al margen de este paciente, que dada su gravedad se derivó al Hospital Universitario de Burgos, no se han registrado más casos de infecciones por esta bacteria por lo que se descarta totalmente que se trate de un brote epidemiológico.

El Servicio de Vigilancia Epidemiológica de la Junta se ha pronunciado en el mismo sentido asegurando que se trata de un «caso esporádico» y que, como tal, se han seguido los protocolos de control sobre el entorno de la víctima, que incluyen la cumplimentación de una encuesta, para ver si alguien más desarrollaba la enfermedad y los resultados han sido negativos.

Desde el centro sanitario explican que en circunstancias normales cuando se produce una intoxicación por este germen habitualmente se desarrolla como una gastroenteritis, con diarreas, y sin ninguna complicación, pero en este caso atribuyen que el paciente desarrolló una meningitis por este agente patógeno porque era inmunodeprimido -con los mecanismos de defensa muy limitados- a consecuencia de una hepatopatía -afección en el hígado-.

La familia del fallecido barajaba como hipótesis que la contaminación se pudo producir  por el consumo de alimentos contaminados por la bacteria durante una comida que tuvo lugar el 7 de enero en un restaurante de la villa -se apuntaba a la posibilidad de una nécora en mal estado- y se estaba planteando la posibilidad de presentar una denuncia. Sin embargo los diversos expertos consultados por este periódico aseguran que dado el largo periodo de incubación de la bacteria -entre tres días y casi tres meses, con una media de tres semanas- y la inexistencia de más casos hacen difícil rastrear el supuesto alimento que lo provocó y  resulta imposible establecer el origen de la presunta intoxicación.

 De hecho desde la Junta no se había ordenado ningún tipo de actuación al Servicio Veterinario de la zona en relación a este caso y por el momento  no se está llevando a cabo ninguna investigación.

«La noticia de que está relacionado con un restaurante no tiene mucho sentido porque no es un brote. Hay que desmentirlo. No hay ninguna base ni ninguna hipótesis fundada, más allá de que esta bacteria se transmite por los alimentos.  No se puede relacionar con ninguna causa aparente», apunta José Luis Yáñez, epidemiólogo responsable del servicio de vigilancia. Y aclara que este vacilo está  en el ambiente y aunque puede encontrarse en los alimentos «no por eso podemos decir que esté asociado a haber consumido algo concreto».

Asimismo advierte de que se trata de una zoonosis -enfermedad que puede transmitirse de animales a humanos-, e incluso hasta el 10% de las personas pueden llevar la bacteria en el intestino. «Podría ser una persona portadora  o haber tenido contacto con productos animales, en el suelo, en el agua, en el forraje... ¿Cómo podemos asociarlo a una nécora, como se ha dicho, si no tiene ninguna plausibilidad biológica ni científica?», esgrime.

ESTABLECIMIENTO LEGAL

En cualquier caso, fuentes municipales confirmaron a DB que el establecimiento hostelero al que apunta el entorno de la víctima cuenta con las licencias de obras y ambiental  y desde la Administración regional aseguraron que tiene los permisos en regla y pasa periódicamente inspecciones sanitarias.

La Asociación de Hosteleros de Aranda y la Ribera (Asohar) pide que antes de atribuir el fallecimiento a una intoxicación alimentaria contraída en un restaurante arandino se contraste, concrete y demuestre la información que pone en entredicho a todo el sector. «Que una intoxicación alimentaria, en un establecimiento público, conlleve el fallecimiento de una persona es un hecho muy grave que no debería afectar a toda la hostelería de una localidad», apunta.