Los granos que alimentan el mundo

I.P. / Pedrosa del Príncipe
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Cristino levanta la 'Espiga de Caín', un homenaje a los agricultores como productores de alimentos y creadores de la civilización actual

La escultura de Cristino se ha emplazado junto al centro social y bar, el lugar de reunión de los vecinos. - Foto: DB/Patricia González

Es posible que muchos agricultores no sepan siquiera que Caín fue el primer agricultor y que su hermano Abel, se encargaba del cuidado de la ganadería. Así fue y  por ello, Caín, al margen de las interpretaciones bíblicas, es considerado el padre de la agricultura, con la que nace la civilización actual al pasar de una sociedad nómada a otra sedentaria que fija su residencia en poblados que van creciendo y desarrollándose porque tienen medios para producir.

Desde ayer, Pedrosa del Principe, un pueblo de agricultores cuenta con una escultura de hierro, que se levanta 9 metros hacia el cielo, quizás esperando estar más cerca de esa lluvia que tanto beneficia al cereal para engordar sus granos.

La obra, titulada La Espiga de Caín, ha sido realizada por Cristino, que ayer estuvo presente en el acto de inauguración de la misma, y que explicó a los vecinos congregados en torno a la escultura, su significado. Para el autor, la ‘espiga’ es el símbolo del progreso y esfuerzo de una población «que está abierta a los cambios estructurales que nos esperan si queremos que nuestras generaciones sigan avanzando». También el alcalde de Pedrosa, Víctor Escribano, siente la obra como algo simbólico para un pueblo que se gana la vida con el arado y la cosechadora. A él le gusta decir que es un homenaje a los agricultores como productores de alimentos, de los que no puede prescindir el mundo, por eso coincidió con Cristino en decir a sus vecinos que se sientan orgullosos de ser agricultores.Escribano recordó que la idea de esta obra le rondaba desde hacía tiempo y ayer mostró su satisfacción al haber hecho realidad el proyecto.

La Espiga de Caín se ha instalado en un espacio remozado para  acogerla, junto al centro social, que es un lugar de encuentro de los vecinos. La espiga, que en su base tiene el escudo de la localidad, crece dentro de un pilón que tiene iluminación. En el frontal del pilón se ha colocado una placa en la que se leer: «A todos los hombres y mujeres de este pueblo que con su esfuerzo y sacrificio labraron el presente y futuro de sus generaciones».