«Salvo que se demuestre lo contrario, el fracking es una oportunidad para Burgos»

G. Arce / Burgos
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Antonio Garamendi • Presidente de la Comisión de Energía de la CEOE

Antonio Garamendi. - Foto: Ángel Ayala

La Casa del Empresario acogió en la tarde de ayer la conferencia de Antonio Garamendi (Bilbao, 1958), la voz autorizada en la Confederación Española de Organizaciones Empresariales en el complejo ámbito de la energía, uno de los que más problemas y desasosiego causa a los empresarios de Burgos por las cambiantes políticas del Gobierno de turno y los continuos incrementos de la factura. Este empresario vasco de larga trayectoria también ocupa también la vicepresidencia de Cepyme, la patronal de las pymes.

Para muchas empresas españolas, la energía se ha convertido en su gasto más importante, incluso por encima del de personal, y el que más incertidumbres les genera por los continuos vaivenes políticos. Esta situación fue analizada ayer en la Casa del Empresario por el responsable de la Comisión de Energía de la CEOE, Antonio Garamendi, que habló ante más de 70 empresarios de las propuestas de la patronal nacional en este ámbito tan estratégico para la economía.

La continua subida de la factura causa perplejidad y malestar general. ¿Hay solución?

Ha habido una mala planificación energética histórica afectada por muchas decisiones políticas. Es más, se ha hecho política con la energía y esto ha supuesto un coste inmenso para España. El año pasado los costes del sistema eran 22.500 millones de euros y los ingresos eran 18.000. La realidad es que cada año se generan más de 5.000 millones de déficit y que en la última década se acumulan 36.000 millones, de los que solo hemos pagado 10.000. Los 26.000 millones que debemos son, para hacernos una idea, dos Chipres y medio, una inmensa cantidad de dinero que no asume ni el Banco Central Europeo ni el sistema financiero, lo asumen los consumidores, empresarios y particulares.

La sensación es que el Gobierno no actúa y el problema sigue creciendo.

Efectivamente. Algo hay que hacer y también hay que evaluar qué está pasando. En España tenemos 110.000 MW de potencia instalados y la punta máxima de consumo ha sido 45.000 MW, es decir, tenemos un parque instalado enorme. Es bueno que todas las tecnologías participen, que el mix energético sea variado, pero se ha demostrado que más de la mitad de la factura que pagamos son costes asociados que no dependen de la energía y además son los que más crecen. Básicamente, son los pagos de las primas a las renovables. No decimos que no haya energías renovables y que no haya que ayudar a que este sector funcione, pero lo que no se puede dar dinero a espuertas a tecnologías inmaduras de tal manera que nos ahoguemos.

¿Cuánto ha supuesto el incremento de la factura energética para la industria?

En los últimos años ha subido un 30% y eso es imposible para muchas empresas porque la energía se ha convertido en su primer coste, incluso por encima del de personal. Con este lastre nos insisten en que tenemos que ser competitivos, que tenemos que exportar... Es más, la Comisión Europea quiere ahora que el 20% del PIBsea industrial. En España está en torno al 14% y para alcanzar la meta que nos marca Bruselas, o tenemos unos costes adecuados o vamos muy mal. España es el octavo país con la energía más cara de la Unión Europea en 2012, partiendo del hecho de que los que están por encima de nosotros en costes son países como Chipre, Malta o Reino Unido -islas- y entre los más competitivos están Francia o Alemania. Esta es la realidad y una tendencia que se ha ido agravando con los años.

¿CEOE le está exigiendo algo al ministro de Industria, José Manuel Soria?

Algo muy básico:que  la energía tenga un precio competitivo. Si queremos ser un país competitivo y que nuestra industria lo sea, esta reivindicación es fundamental. Esto es lo que piden las empresas. El mercado industrial es el 40% de la factura energética y, para colmo, el 48% de esa factura son primas e impuestos. Esta es la realidad. Pedimos coherencia y que el Estado asuma sus costes. El sistema, por ejemplo, paga 1.500 millones para el abastecimiento de energía extrapeninsular, a las islas. Eso lo pagamos todos cuando lo lógico es que lo asumiesen los Presupuestos Generales del Estado.

La incertidumbre en torno a la reforma energética mantiene Garoña parada desde hace un año. Paradójico, ¿no?

Nosotros partimos de la base de que todas las energías son buenas y la nuclear también. Dicho esto, la central de Garoña está pendiente de las decisiones del Ministerio de Industria y del Consejo de Seguridad Nuclear. Si los técnicos dicen que está en condiciones de operar, pues adelante. Las eléctricas propietarias  adoptarán su decisión en función de los impuestos que tengan que pagar. Desde luego, los grandes consumidores industriales estarían encantados de que estuviese en funcionamiento e incluso, como ocurre en otros países, de gestionar contratos bilaterales de suministro. Garoña es buena para el sistema, es barata y genera empleos en la zona. Siempre y cuando el CSN dé el visto bueno técnico y el Ministerio haga atractiva la explotación, debe seguir.

¿Hasta los 60 años como se está planteando el Gobierno?

Es que las inversiones para la renovación de estas instalaciones son inmensas. Necesitamos despejar esta incógnita ya.

 En Burgos también tenemos aún la incógnita de si apostar o no por el fracking como técnica de investigación y extracción de gas no convencional.

En Estados Unidos se está aplicando y allí el gas cuesta un tercio que en España, lo que demuestra la competitividad que puede aportar. Burgos y Álava atesoran la mayor bolsa de gas no convencional en España y los datos son incontestables:se calculan 700.000 millones de euros de facturación, una burrada y con más de 50 años de suministro garantizado. Aunque hay oposición de los ecologistas, en el resto del mundo y de Europa se está apostando por esta técnica. España tendrá que coger el tren o no cogerlo.

 ¿Y qué opina CEOE?

Volvemos a lo mismo, salvo que se demuestre lo contrario [por razones de índole técnica] hay que aprovechar todo. Tal y como están las cosas, hoy en día habría sido imposible hasta abrir minas de carbón...

Parece que las administraciones, sobre todo los ayuntamientos afectados, no terminan de compartir esta opinión.

Porque dependen más de los votos... ¿Cuándo ha reaccionado el Gobierno ante la subida de la factura? Cuando ha llegado a los hogares y se ha armado...

¿Ha habido algún avance en la negociación con el Gobierno para retirar, entre otros cambios aprobados a finales de 2013, la cotización obligatoria de las retribuciones en especie, como los vales de comida, pluses de transporte, seguros médicos y planes de pensiones?

Seguimos negociando. El enfado de los pequeños empresarios es inmenso, sobre todo porque estas medidas, adoptadas sin ningún tipo de diálogo social, tienen unas consecuencias enormes. Estas nuevas cotizaciones se aprovechan de avances sociales que se han ido ganando y se crean solo para ingresar más. La empresa está luchando para la contención del gasto pero el Gobierno no y lo hace sin diálogo y con un mero planteamiento recaudatorio.

¿Qué opina de los organismos internacionales que piden una segunda ronda de la reforma laboral?

Hoy [por ayer] hemos tenido una reunión con el gobernador del Banco de España [Luis María Linde] y nos ha dejado claro que  la reforma laboral es parte de la recuperación económica que se está generando ahora. Nos guste o no, había que contraer algunas cosas y desde el mundo privado se ha hecho, no desde el público.  La reforma ha sido una pieza clave para la recuperación que se espera o que ya está en marcha. Respecto a una segunda ronda,  cuanto más se simplifiquen las cosas, se hagan más sencillas y las empresas sean más competitivas, pues será buena. No hablamos de quitar derechos sino de hacer más sencillas las relaciones laborales.