La violencia en Ucrania sigue incrementándose con el paso de los días, ya que los combates no cesan y las ofensivas desde el bando prorruso son cada vez más sanguinarias. Ayer, en una nueva operación contra las Fuerzas de Seguridad nacionales, los separatistas acabaron con la vida de al menos 20 militares del Ejército como consecuencia de un ataque con misiles Grad.
Según detallaron fuentes del Ejecutivo de Kiev, una unidad de paracaidistas fue el objeto del lanzamiento de morteros y fuego desde carros de combate cerca de la localidad de Shajtarsk, en la misma región en la que el pasado 17 de julio se estrelló un avión malasio tras ser presuntamente derribado por un misil.
Precisamente, la reanudación de los enfrentamientos en esa zona -el Gobierno central había declarado un cese de la violencia de manera temporal para permitir a los expertos internacionales realizar sus trabajos de investigación sobre el trágico suceso aéreo- lastró las tareas de los más de 60 inspectores desplazados al lugar, quienes, no obstante, consiguieron recuperar más cadáveres de los restos de la nave.
Los separatistas también se comprometieron a permitir el acceso sin restricciones a los investigadores, pero, sin embargo, reanudaron los combates, obligando a los enviados extranjeros a acelerar su retirada por el temor a ser alcanzados por los numerosos proyectiles lanzados.
Además, el presidente ucraniano, Petro Poroshenko, firmó dos importantes acuerdos que permiten a Australia y Holanda enviar a la zona de la catástrofe unas tropas armadas que protejan a los investigadores. Una medida duramente criticada por los rebeldes, que apuntaron que opondrán «resistencia a esta intervención militar».
Por otro lado, Rusia acusó a Ucrania de haber presentado fotografías satelitales falsas del MH17, unas imágenes que fueron tomadas después del siniestro y «retocadas» posteriormente, según denunciaron desde el Kremlin. Tal y como apuntaron desde Moscú, «la única intención» que tiene Kiev para haber actuado así es la de «dar la impresión» de que los separatistas derribaron el Boeing con la ayuda de armas rusas.
Contraproducente. En otro orden de cosas, los presidentes de Rusia y Estados Unidos, Vladimir Putin y Barack Obama, respectivamente, mantuvieron una conversación telefónica en la que el dirigente ruso calificó de «contraproducentes» las sanciones adoptadas por la supuesta responsabilidad de Moscú en la crisis ucraniana.
Según un comunicado emitido por el Kremlin, los líderes de las dos grandes potencias mundiales, a pesar de las «significativas diferencias» que mantienen, coincidieron en la necesidad de alcanzar un alto el fuego «inmediato» y «estable» en el este de la exrepública soviética y en iniciar un «proceso político» que permita resolver la actual situación.
Además, en lo relativo a las sanciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea, Putin aseveró que es negativo tratar de presionar a través de los castigos, ya que, apuntó, perjudica la cooperación bilateral y la estabilidad internacional.