Los mayores al volante se duplican en Burgos en una década

G. Arce
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La provincia suma más de 4.200 personas de más de 74 años con carné; el pasado año se obligó a dar de baja a 43

La cifra de conductores de avanzada edad, entendiendo como tal los que superan los 74 años, se ha duplicado en la última década en Burgos. Este fenómeno, que crece a un ritmo del 7% anual en la estadística de la Dirección General de Tráfico (DGT), es un claro reflejo del progresivo envejecimiento de la población, del aumento de la esperanza de vida y de la proliferación del uso del automóvil en las últimas décadas, pero también supone un problema de seguridad vial a mayores y que esconde una gran complejidad social. La pregunta es hasta qué punto buena parte de esas 4.274 personas de más de 74 años con carné de conducir en Burgos, especialmente los que han superado los 80, reúnen las condiciones y capacidades idóneas para circular por una calle o una carretera.

La respuesta no es fácil, cada persona y su estado de salud es un mundo. De hecho, no la hemos encontrado ni en la DGT, ni los centros de reconocimiento de conductores, ni tampoco entre los propios afectados. La estadística ofrece algunas claves importantes: actualmente hay un 66% más de mayores al volante en la provincia que hace 8 años (último dato disponible en la DGT) aunque los registros de siniestralidad no confirman que sean la causa de más accidentes en la carretera.

En la última década, tendiendo en cuenta los datos de las 24 horas después del siniestro, han muerto 60 conductores de más 65 años y 227 resultaron heridos gravemente. La mayor siniestralidad se registró en los primeros años, cuando menos mayores conducían, y a partir de 2016 baja.

Por contra, las actuaciones en carretera o en ciudad de Guardia Civil y Policía Local para instar a la retirada del carné a personas no aptas están creciendo en los últimos años y se van a elevar en el futuro. Si en 2015 se contabilizaron 11 expedientes de fin de vigencia del carné por pérdida sobrevenida de las aptitudes psicofísicas, en 2017 fueron cuatro veces más (43) y hasta el pasado 31 de octubre se contabilizan 28. Son acciones protagonizadas mayoritariamente por mayores -también hay en el resto de edades- en los que es evidente una pérdida de facultades al volante: casos de somnolencia por fármacos, despistes evidentes al volante, confusión con las señales, etc.

La apertura de estos expedientes (que también pueden partir de los propios familiares o de un particular que tiene evidencias del deterioro) obliga a realizar nuevos exámenes médicos que determinarán si finalmente el carné es retirado o no, o si se aplica alguna de las restricciones previstas para estos casos: menos años de vigencia del permiso, limitación del radio de acción del conductor, limitación de velocidad, prohibición de conducir en horas nocturnas, instalación de dispositivos especiales en el automóvil (cambio automático, espejos panorámicos...), entre otras.

psicotécnico. Hay otro dato estadístico significativo, el de las revisiones de carné. Antes de entrar en el mismo hay que explicar que la vigencia del carné de conducir es de 10 años hasta los 65 años y de 5 a partir de esa edad, aunque la vigencia temporal puede ser inferior en cualquier rango de edad dependiendo de las facultades físicas y psíquicas del conductor.

El pasado año se contabilizaron 1.280 revisiones en Burgos, el 40% de las cuales correspondieron a los conductores que gozan de menos vigencia de carné, los mayores. Éstos se han convertido en los principales clientes de los centros de reconocimiento médico, 19 empresas repartidas entre la capital y la provincia cuyas pruebas son la clave para la renovación del permiso y, a la postres, para seguir disfrutando de las ventajas de un coche.

El coste de los exámenes psicotécnicos se ha liberalizado desde hace años y oscila entre los 20 y los 80 euros. A ello hay que sumar la tasa de renovación, 24,10 euros. Los mayores de 70 no la pagan y su importe se reduce proporcionalmente para el resto en la medida que la prórroga sea por un plazo inferior a los 5 años.

El pasado año, el 18% de las 1.280 renovaciones de carné en la provincia correspondieron a usuarios de más de 74 años. Los test psicotécnicos a los que se someten estos mayores son los mismos que los de un conductor de 18 años:vista, oído, coordinación y reflejos, y la observación y los exámenes que determine el profesional médico en cada caso.

No obstante, los condicionantes con los que se acude al centro médico no son los mismos con 18 que con 80 años: el mayor, si no pasa la prueba, tiene que dejar el coche, en muchas ocasiones el medio de locomoción que le permite los desplazamientos para una calidad de vida mínima personal y de sus familiares directos.

Aunque los profesionales médicos consultados han eludido hablar en público del tema, la presión a la hora de declarar a una persona apta o no para conducir es máxima, sobre todo porque el que acude al centro de reconocimiento es porque quiere continuar conduciendo y difícilmente va a asumir  una negativa con tantas repercusiones para su vida, entre ellas la constatación de que está envejeciendo. Si a la presión del interesado se suma la de una familia que no quiere dar el paso, la papeleta para el médico es mucho más compleja.

Hay otro detalle a tener en cuenta: los centros de reconocimiento son empresas, no quieren perder a sus mejores clientes y menos ganar la fama de dureza en los psicotécnicos. Ello no quiere decir, insisten los expertos, que antepongan su rentabilidad a la seguridad vial.

tope de edad. El envejecimiento de los conductores «preocupa» en la DGT, aunque insisten en que los centros de reconocimiento de Burgos funcionan «razonablemente bien» y hacen valoraciones de acuerdo a las circunstancias de cada conductor con exámenes «personalizados». Hay un reglamento, recuerda el jefe provincial de Tráfico, Raúl Galán, que recoge un amplio listado de restricciones y adaptaciones en el caso de que una persona no esté en plenas facultades psicofísicas para conducir. «La normativa permite adaptar la circulación a este tipo de personas aunque, con un límite».

No obstante, la DGT está barajando el cambiar la normativa para adaptarla a un conductor medio que está cambiando, que está elevando su edad. Se prevén, entre otras novedades, la simplificación de las señales de tráfico o el aumento del ciclo de verde para los peatones. «Lo que no nos planteamos es reducir la edad máxima para conducir porque lo que nos dice si una persona está en condiciones de ir al volante no es la edad sino sus capacidades». El debate está ahí...

 

TESTIMONIO

Hace 25 años, Ricardo Angulo fundó el Club Burgalés de Vehículos Históricos, que hoy sigue presidiendo con 140 socios en nómina, lo que deja a las claras su gran afición por las cuatro ruedas. Lleva al frente de un volante desde los 18 años y hoy tiene 77 muy bien llevados. «Nunca me he planteado dejarlo. Si se pueden hacer las cosas bien, se hacen;si no, pues no se hacen». Recuerda que en su club uno de sus primeros socios sumaba más de 90 años y conducía con total normalidad un Seiscientos. «Tendremos menos reflejos que los jóvenes, pero los suplimos con la prudencia. Dicho esto, creo que, aunque la edad te condicione, cada cual es un mundo y no se puede valorar a todos de la misma manera». Muchos de los socios propietarios de coches antiguos, compañeros de Ricardo, tienen más de 70 años y se mueven incluso con remolques por la geografía española para transportas sus queridas joyas. «Yo he ido y he vuelto de Barcelona en el mismo día, ahora no. No soy yo el que me tengo que decir cómo estoy pero sé mis limitaciones. El psicotécnico no lo he terminado de entender nunca, uno puede responder lo que quiera, pero hay que hacerlo. Esta semana han detenido a un conductor de un autobús por consumo de drogas de 35 años, ¿no es más peligroso que un mayor?».