La vía de los tres problemas

P.C.P. / Burgos
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Vecinos y comerciantes del entorno de la calle Aranda denuncian la doble barrera que el vallado de una acera y el aparcamiento exterior de autobuses supone para los peatones • También el abandono del edificio municipal

En la calle Aranda de Duero, los problemas no se solucionan.Solo se trasladan de sitio, se encierran tras una valla o se tapan con un muro. Que los autobuses no caben dentro de la estación, se aparcan fuera.Que los peatones cruzan por delante de ellos, se les corta el paso. Que un edificio se cae a pedazos, se tapia.

Puede que si no viven en la zona sur no sepan ubicar a la primera esta vía, en las traseras de la estación de autobuses y del mercado. Pero es una de las de mayor intensidad media diaria de carros de la compra, con una actividad comercial que deviene en frenética los viernes y sábados por la mañana. Clientes, vecinos y comerciantes cohabitan no solo con los vehículos de transporte colectivo, también con los particulares en busca de un aparcamiento en superficie cada vez más caro de encontrar, gracias a la acción municipal coordinada para tratar, por cierto sin éxito, de llenar el estacionamiento subterráneo del Museo de la Evolución Humana.

Desde hace 9 meses, esa convivencia de por sí compleja se ha vuelto también más peligrosa con una medida que en principio buscaba el efecto contrario. El Ayuntamiento colocó una valla que rodea las aceras laterales de las traseras de la estación de autobuses e impide la entrada a ella.Salvo que se camine por la calzada.Esa es la opción que toman tanto los viajeros como quienes pasan camino de casa o de la compra por la calle Aranda.

Unos minutos de vigía a través de los cristales de la farmacia en la que trabaja Teo de la Horra sirven para constatar que son mayoría los peatones que, en vez de dar el rodeo al que supuestamente les obliga el vallado, optan por caminar por la carretera. «Es el paso natural», explica junto a Raquel García y Magdalena Gutiérrez, residentes en la zona e integrantes de la comisión de vecinos y comerciantes de las calles Oviedo, Calatravas, Aranda de Duero y Madrid.

Las vallas se colocaron después de que un peregrino madrileño sufriera la amputación de varios dedos de un pie tras ser atropellado por un autobús que maniobraba para acceder a la estación y no se percató de su presencia. Sostienen que no fue culpa del caminante y que antes del accidente se habían quejado infinidad de veces del riesgo que suponían los vehículos de transporte de pasajeros estacionados en esa calle,«además de que nos tapaban el negocio, eran peligrosos», apostilla Teo.

La solución municipal fue ensanchar la acera y a su vez inutilizarla, al colocar la valla, y trasladar la zona de estacionamiento de los buses a la de enfrente. Los vecinos entienden que así «crean una doble barrera, paralela a la formada por las vallas, que dificulta la visibilidad del peatón respecto de cualquier otro automóvil que, en movimiento, pudiera acercarse en sentido contrario al de los autobuses y provocar un atropello de consecuencias impredecibles», detallan. Los más cautos, bajan el bordillo y estiran el cuello por delante de la carrocería del autobús que esté aparcado en ese momento. Según el Ayuntamiento, solo lo pueden hacer durante un máximo de 45 minutos y cuando no haya sitio dentro de la estación.Sin embargo, a las 11 de la mañana de ayer la instalación estaba casi vacía y la plaza exterior ocupada, como se observa en la imagen.

Los afectados recogieron firmas y escribieron al Ayuntamiento para exponer su demanda.Tras una segunda carta en junio, la primera parece que se perdió, fueron citados a una entrevista con la concejala de Movilidad, Gema Conde, y técnicos de Tráfico y Autobuses en noviembre. Mañana hace un mes de ese encuentro, tiempo «más que suficiente» para encontrar una solución.

Conde asegura a este periódico que se está diseñando una intervención «mucho más amplia» en la zona que la simple eliminación de la valla, aunque aún no puede dar detalles.

En otras ciudades. Además de documentar los problemas de movilidad con decenas de fotografías, la ‘comisión’ de vecinos y comerciantes se ha preocupado de buscar en Google la solución que otras capitales del entorno dan al acceso a sus estaciones de autobuses. Así, «Salamanca, Valladolid, Zamora, Soria y Palencia, así como otras no tan cercanas como Bilbao y Oviedo, han respetado el tránsito de los ciudadanos y resuelto el problema de posible interferencia en el paso de viandantes y autobuses mediante simples pasos de cebra», explican. A falta de la propuesta municipal, se conforman con la opción más sencilla. Antes de que sea tarde.