«Tengamos fe y sigamos impulsando la familia y las vocaciones»

B.G.R. / Burgos
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Francisco Gil Hellín dice adiós a 13 años al frente a la Iglesia burgalesa en una ceremonia en la Catedral en la que estuvo arropado por 180 sacerdotes y tres obispos y más de 400 personas

La de ayer fue una ceremonia normal en el sentido litúrgico de la palabra. Todo siguió su ritmo y orden como una eucaristía más, si no fuera porque el ahora administrador apostólico de Burgos, Francisco Gil Hellín, decía adiós a trece años al frente de la Diócesis. Lo hizo arropado por 180 sacerdotes, tres obispos y más de 400 personas que se dieron cita en el altar mayor de la nave central de la Catedral, y recordando en su homilía el momento en que fue nombrado, su grata experiencia en tierras burgalesas y también su pesar por vivir un momento de «declive sociológico y espiritual».

Gil Hellín, si embargo, apeló ante los feligreses a la esperanza. «Tengamos fe y confianza en Dios y sigamos impulsando la promoción de la familia y de las vocaciones sacerdotales», subrayó, expresando a su vez la «alegría» que le hubiera dado «ver el seminario con abundantes candidatos», algo que confió que pueda experimentar su sucesor, Fidel Herráez. De igual forma, lamentó que la devoción a Santa María la Mayor y al Santo Cristo «no hayan arraigado más en las nuevas generaciones».

De forma pausada, como intentando que la emoción no llegara a apoderarse de su voz, el que ha sido arzobispo de Burgos durante los últimos 13 años recordó su llegada a la Diócesis y cómo desde el  momento en que pisó tierra burgalesa «habéis sido la razón de ser de mi vida y de mi ministerio», a pesar de «mis limitaciones y errores»: «Os he querido de verdad, he rezado por vosotros, me he alegrado de vuestras alegrías y me han dolido vuestras penas».

No se olvidó tampoco de sus visitas a «todas y cada una» de las parroquias, lo que calificó de «una gran suerte», ya que así «he podido comprobar la hidalguía y lealtad que caracterizan a esta tierra castellana y he palpado la hondura de sus virtudes humanas y cristianas». Se dirigió también a los religiosos como una «parte importante de la pastoral diocesana» y con un «papel principalísimo en la educación», a los que animó a seguir adelante porque «quien más siembra más recoge» y a «ser fieles a su propio  carisma y a vivirlo con toda radicalidad».

Finalmente, tuvo palabras de reconocimiento para los seglares,  por su necesaria contribución para «hacer vivo el espíritu de Cristo en nuestra sociedad», y destacó el «gran paso» que ha dado Cáritas en estos últimos años «ante las necesidades perentorias por la crisis en tantos hogares», agradeciendo la «generosidad» de las familias.

Con un «gracias de todo corazón por todo» e instando a «pedir por el nuevo Pastor» concluyó la homilía de la misa de acción de gracias, en la que estuvo acompañado por el arzobispo de Pamplona, el burgalés Francisco Pérez; el administrador diocesano de Palencia, Antonio Gómez; el abad de San Pedro de Cardeña, Roberto de la Iglesia, y el obispo de la archidiócesis de Guitega (Burundi), Simón Ntamwana, que quiso estar junto a Gil Hellín dado que dos seminaristas originarios de esta población africana estudian actualmente en el seminario local.

Los suyos también quisieron arroparle y fue Andrés Picón, vicario general, el que abrió la ceremonia religiosa con palabras de agradecimiento al máximo representante de la Diócesis. «Hoy (por ayer) no es cualquier eucaristía y este no es cualquier acto», aseguró enumerando que quedará su «amor al seminario», su labor en la «consolidación» de Cáritas, el cuidado a los sacerdotes mayores y enfermos, y los centros parroquiales que se han abierto... «Tantas cosas como en estos 13 años ha sembrado con la certeza de que sigue siendo presbítero de nuestra Iglesia. Por eso sabemos que estaremos cada día en sus oraciones».

Recibió como regalo un sagrario para que lo tenga de recuerdo en su casa y un sentido aplauso al concluir la ceremonia, que estuvo cantada por la Coral Santa María y los Pueri Cantores. Después, atendió a aquellos religiosos y feligreses que quisieron saludarle.